gastronomía
El Arrabal da la bienvenida a Bodegas Lozano Torres Gourmet
Chus Torres imaginó hace 15 años abrir esta tienda de vinos junto a la iglesia de Altabás y acaba de hacer realidad su sueño.
La pandemia está dejando muchas secuelas en el sector hostelero. En particular, las empresas distribuidoras de vinos lo están pasando bastante mal y unas cuantas tiendas vinculadas a este sector han tenido que cerrar durante la crisis sanitaria. Sin embargo, hay valientes que dan el paso de poner en marcha nuevos proyectos con la ilusión por bandera.
Es el caso de Chus Torres. Hace unos días abrió Bodegas Lozano Torres Gourmet (c/ Sobrarbe, 16. 976 319 100) en el barrio del Arrabal. De alguna forma, sigue la estela de la casa madre, Bodegas Lozano, que desde hace casi 80 años es la principal referencia vinatera de Torrero. Su marido, Chema Lozano, representa a la tercera generación al frente de este negocio.
En cualquier caso, la apuesta de Chus Torres es totalmente independiente de esta empresa casi centenaria. “Hace 15 años, cuando nos vinimos a vivir a la margen izquierda –comenta– le dije a mi marido que en el local que acabo de abrir montaría la segunda tienda y por fin he podido hacer realidad ese sueño”.
Una situación personal complicada –en apenas 18 meses fallecieron dos hermanos suyos– y la hecatombe provocada por la pandemia, “con todo el mundo encerrado y pasando muchas dificultades”, le llevaron a dar el paso. “Me planteé –prosigue–, que no me iba a quedar con las ganas de hacer lo que verdaderamente deseaba: emprender, tener mi proyecto personal, crear empleo y a través de mi trabajo dar felicidad a la gente”.
Esta reflexión fue clave para dar el paso de lanzarse al nuevo negocio. Está justo al lado de la iglesia de Altabás y su fachada aragonesa tiene una protección patrimonial. “Me encanta la arquitectura de estilo aragonés y desde el primero momento me enamoré del lugar”, asegura Chus.
Lo siguiente fue llevar a cabo la reforma para habilitar un espacio diáfano, luminoso y cargado de detalles. “Durante las obras se generó una gran expectación entre los vecinos del barrio –explica–, y nada más abrir a principios de agosto la acogida ha sido maravillosa”. Tanto, que ha puesto un cartel de agradecimiento a la entrada.
Poco le ha importando abrir la tienda cuando Zaragoza se vacía y el calor no invita a salir e ir de compras. “De esta forma la toma de contacto está siendo más suave –explica–, puedo atender bien a los clientes que vienen y enseñarles el local”.
Además de funcionar como una tienda de venta de vino tradicional, ella quiere centrarse en la idea del regalo y el detalle personal. “Lo que intento es dar felicidad, no solo al paladar, sino también al espíritu; ya está bien de desgracias, es momento de volver a disfrutar de todo lo bueno que nos da la vida”, reflexiona.
Desde 10 euros hasta lo que uno se quiera gastar. Las posibilidades son amplias y los formatos para hacer un regalo también: cajas de cartón y de madera de todos los tamaños, cestas y otros embalajes dan forma a los sueños de esta emprendedora. Y en su interior, por supuesto, vinos de mucha calidad, entre los que tienen un gran protagonismo los aragoneses. Es el caso de Samitier, El Grillo y La Luna o Bodegas Pegalaz.
Además, el abanico se abre a vinos de toda España y en septiembre la oferta crecerá notablemente. Lo mismo en la parte culinaria. Hay productos gourmet como conservas del Tío Nicasio y de La Brújula, mieles, aceites, encurtidos, pasta italiana... Todo enfocado a ofrecer detalles de mucho nivel.
