Máster en racanería: ¡cobrar un suplemento por pedir la carne muy hecha!

Un puñado de locales en España han empezado a colar en sus facturas añadidos por mantel o por emplear la plancha un par de minutos más.

Una hamburguesa muy hecha puede acarrear un suplemento.
Una hamburguesa muy hecha puede acarrear un suplemento.
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Los hosteleros, o al menos muchos de ellos, manejan unos márgenes muy estrechos de los platos, raciones, bocadillos y demás alimentos que ponen a la venta. La mera supervivencia del negocio justifica el cobro de ciertos suplementos. En ocasiones se aplican en las terrazas. Para atenderlas, obviamente, hacen falta camareros que tomen nota, despachen las comandas, lleven la cuenta y entreguen las vueltas. Por no decir que se abona un canon municipal por su usufructo.

También se vienen asimilando como naturales los suplementos en el caso de las cestillas extra de pan y, aunque escame a no pocos, el de hielo para el café. Al fin y al cabo, los cubitos los suministra un proveedor que también quiere cobrar por su servicio.

Lo que sí es novedoso y más que discutible -como poco- es el cobro de un extra por algo tan sencillo para el personal de cocina y poco oneroso para el negocio como que un comensal pida la carne muy hecha. Algo que ya está ocurriendo en un puñado de locales en repartidos por toda España, según avanzaba este viernes 'La Voz de Galicia'.

En una bocatería donostiarra se cobró un extra de 0,30 euros en una cuenta de 18 euros. ¿El concepto? “Muy hecho”. Un epígrafe bajo el que anotaba una hamburguesa completa de 7,20 euros.

La misma cantidad se cobró en un chiringuinto de Formentera y en el local Entrepuentes de Logroño. En este local de la capital riojana, según relata el rotativo, un cliente decidió que su pollo tex-mex no estaba lo suficientemente hecho y pidió una pasada más por el rustidor. El personal accedió, el pollo volvió a la mesa más dorado y el cliente, al recibir el tiqué, salió escaldado.

Unas prácticas que, por fortuna, no se aplican en Aragón. "No tenemos constancia de que aquí exista esta práctica, ni si quiera de forma aislada, ya que aparentemente no tiene ningún tipo de lógica ni está justificado", indican desde la Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza. “Sí que existen otros suplementos, que pueden tener sustento cuando hay un extra, como puede ser el pan o cualquier otro producto que se solicite y no esté incluido en un menú, o cuando se considera que hay un servicio especial”, añaden.

Reservas canceladas

Si hay una queja extendida entre los responsables de restaurantes es la de los clientes que reservan y después no se presentan, o bien lo hacen en un número más reducido de lo previsto. En Europa empieza a ser cada vez más habitual que los locales exijan un depósito o bien pidan un número de tarjeta de crédito y penalicen las espantadas, un fenómeno que tiene ya un término propio en inglés: ‘no-show’.

Desde diciembre, algunos restaurantes de la capital aragonesa cobran un depósito de diez euros por comensal en las reservas a través de las plataformas digitales. Es el caso de los restaurantes La Bocca, Marengo y Nativo.

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