Enate distribuye los champanes Besserat

La bodega de la D. O. Somontano se alía con esta prestigiosa ‘maison’ francesa.

Eric Paré y Anthony Soudidier, en la presentación del champán.
Eric Paré y Anthony Soudidier, en la presentación del champán.
E. Bueso

Zaragoza ha sido la ciudad elegida por Bodega Enate y por Besserat de Bellefon para presentar, esta semana, la alianza entre estas dos prestigiosas marcas, por la que los champanes Besserat serán distribuidos por la bodega aragonesa, que dispone de una tupida red comercial con la que llega a casi todos los rincones de España. Con ello, Enate podrá penetrar con más argumentos en establecimientos de alta restauración y conseguir más posicionamiento para sus vinos de alta gama. Así lo pusieron de manifiesto Eric Paré, director de ventas de Enate; Anthony Soudidier, responsable de exportaciones de la bodega francesa, y Óscar Valenzuela, director comercial de Enate.

La puesta de largo de esta alianza se desarrolló a lo largo de varios actos en la capital aragonesa, en los que se dieron a conocer y a degustar los excelentes champanes Besserat a la prensa especializada, a los hosteleros, sumilleres, distribuidores y tiendas especializadas. Las presentaciones tuvieron lugar en los restaurantes La Prensa, Absinthium y Los Cabezudos, cuyos responsables prepararon cuidadosamente ricos menús para resaltar las cualidades de los champanes. Otro acto fue en La Coctelería de Martín.

En Absinthium, el chef, Roberto Alfaro, y el director y sumiller, Jesús Solanas, armonizaron con ocho referencias de Besserat un recorrido culinario por varias cocinas del mundo para poner de manifiesto la versatilidad de estos espumosos de la máxima calidad, consiguiendo una velada que hizo las delicias de los asistentes.

Un reconfortante caldo al champán llegó en primer lugar a la mesa, que se combinó con el Besserat Cuvée des Moines Brut.

Elegancia en botella

A continuación, se sirvió una de las referencias más elegantes de Besserat: el Grand Cru Brut Blanc de Blancs, un champán exquisito y cremoso que se elabora con vinos de viñas situadas en seis pueblos de la Champagne que tienen calificación ‘grand cru’ y que pasa cinco años de crianza en botella antes de salir al mercado. Se combinó con un plato compuesto por tabuleh, unagi kabayaki (anguila), aguacate, lemond curd y manzana.

Llegó después un fabuloso pase de pescado en forma de mero con salsa holandesa, calçots y alcaparras silvestres de Ballobar, que se regó con el Cuvée des Moines pero en formato magnum.

El roast-pork de presa de Guijuelo que sirvieron a continuación acompañó un Grand Cru Brut Blanc de Noirs muy cremoso y con referencias minerales.

Un bacalao con gambas, salicornia, absenta y hojaldre de mantequilla fue regado por el biodinámico Cuvée B de B Brut, muy fragante y con algunas notas amargas muy agradables.

El plato de mollejas de ternera –ris de veau– con ostra Rockefeller y bulbo de apio que vino después se combinó con el Brut Millésime 2008, ácido y frutal, que está en un momento óptimo.

Y el punto final no pudo ser más exquisito para el sedoso Cuvée des Moines Brut Rosé: sablé de pistacho, chantilly, bayas, naranja sanguina y yogur. Un apoteosis de sabores y texturas refrescantes y untuosas que se guardarán durante mucho tiempo en la memoria gustativa.

Quedó más que claro que Besserat es un champán de la más alta calidad que se hará el hueco que se merece frente a otras marcas más renombradas.

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