Gastronomía

Tres en uno: vinos, salazones y curados en La Matilda

En La Matilda se pone el acento en el picoteo de calidad con muchas elaboraciones que se hacen al momento.

Ricardo Andaluz, responsable de La Matilda.
Vanesa Castellano

Se agradece que veteranos hosteleros se animen a dar el paso de ponerse al frente de su propio negocio. El caso del maître Ricardo Andaluz es uno de los últimos. Después de muchos años trabajando para otros, desde hace un par de meses ha encontrado su hueco en un tramo discreto de la calle de Arzobispo Domenech, con La Matilda, alrededor de una propuesta que no tiene mucha competencia en la zona.

Vinoteca, salazones y curados

Esta es su carta de presentación. De lo primero hay mucho donde elegir. Por ahora, se pueden tomar 15 vinos por copas. Pero hay más: vermús de Calatayud, Cariñena, Jerez y uno italiano; cava aragonés, también por copas, y aperitivos como el zumo de tomate preparado al momento, negroni o americano. Sin olvidar el buen trato que se le da a la coctelería.

El local, aunque pequeño, resulta acogedor. De estética vintage, invita a distraer la mirada alrededor de numerosos detalles, muchos relacionados con la abuela del propietario, que da nombre al establecimiento. Y, también, a su mini más emblemático: la matilda, que lleva pan de cristal, pechuga de pollo de corral braseada, pesto, compota de manzana y queso brie.

La idea de preparar todo cuando el cliente lo pide está muy enraizada en el local. Sucede con el steak tartar de solomillo de ternera o con el tartar de atún, elaboraciones que lleva muchos años haciendo el propietario de La Matilda. Estos platos se suelen tomar como picoteo en el vermú o a media tarde, preparándose cada cliente su tostada al gusto.

La salmuera, servida con hielo pilé y una gota de vodka, es otra de las señas de identidad de la casa. Y en el capítulo de vinagrillos no faltan boquerones, gildas, piparras... sin olvidar la ensaladilla rusa casera o el atún en escabeche con vinagre de Pedro Ximénez.

Mención aparte merecen los quesos, embutidos y curados. Se ofrecen quesos zamoranos y franceses; lomo ibérico de Guijuelo y chorizo y cecina de León, mojama andaluza... En definitiva, productos muy seleccionados, como los que forman parte de las batidas de jamón o de alga wakame, salsa teriyaki y atún. Y para delicadas, las alcachofas de Tudela confitadas con gambones.

El laterío –foie, zamburiñas, espárragos de Navarra o anchoas del Cantábrico– completa la propuesta de La Matilda, que desde su discreta ubicación aspira a convertirse en polo de atracción para un picoteo de calidad.

La Matilda

Calle de Arzobispo Domenech, 23. Zaragoza. Horario: lunes a viernes, de 9.00 a 16.00 y de 19.00 a cierre. Sábado, de 12.00 a 16.00 y de 19.00 a cierre. Domingo noche, cerrado. - Ver otras noticias de restaurantes recomendados

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