Suave pero intenso, entre el dulzor y la acidez

El queso de rulo de cabra es un tanto áspero y granuloso y la maduración suele oscilar entre los 20 días y los dos meses.

El queso de rulo de cabra se rompe con facilidad y es permeable y húmedo.
El queso de rulo de cabra se rompe con facilidad y es permeable y húmedo.
José Luis Pano

Por sus características organolépticas y composición, la leche de cabra es la que mejor se comporta para llevar a cabo una coagulación láctica dando como resultado unos quesos con una gran finura y esplendor. Es la que se realiza con el de rulo, por acidificación de la leche.


El resultado final es un producto de pasta blanda y blanca; fundente, con distintos tiempos de maduración, con o sin corteza, generalmente recubierto de mohos blancos. Un queso que se rompe con facilidad, permeable y húmedo.


En cuanto al sabor, al tener un porcentaje de grasa y proteína que está a mitad de camino de la leche de vaca y de oveja, al paladar resulta suave pero intenso, pudiendo variar en dulzor y en acidez. En cuanto a la textura en boca, es un tanto áspero y granuloso y la maduración suele oscilar entre los 20 días y los dos meses.


A medida que pasa el tiempo se pone más fuerte y cambia la coloración de la corteza. Una cobertura, por cierto, para la que se suelen utilizar especias como pimentón, pimienta o finas hierbas.


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