Peras

Peras, todas cuantas quieras

Esta fruta contiene un alto contenido en vitaminas y sales minerales, nada de grasa, pocas proteínas y mucha agua. Además, actúa como diurético y es apropiada en caso de trastornos digestivos.

Hay peras para todos los gustos y preferencias
Peras, todas cuantas quieras
AGRINARSA

El refrán lo expresa claramente: peras, cuantas quieras. Lo que pone en evidencia es que se trata de un alimento muy digestivo, con un alto contenido en vitaminas y sales minerales, nada de grasa, pocas proteínas y mucha agua. Una de tamaño mediano tiene unas 70 calorías.


La pulpa de la pera posee un ligero efecto astringente debido a los taninos presentes en su composición. Por eso es apropiada en caso de diarrea y de otros trastornos digestivos. Otro de sus efectos es que actúa como diurético, ayuda a eliminar el exceso de líquidos del organismo.


La blanda textura mantecosa característica de muchas peras europeas se desarrolló en el siglo XVIII gracias al trabajo de cultivadores belgas y franceses. Las peras europeas se clasifican en tres grupos, según la época de recolección: las de verano (como la barlet y la williams), las de otoño (como la conferencia y la comice) y las de invierno (como la anjou y la nellis).


La mejor manera de ver si están maduras es la 'prueba del pulgar': presionar suavemente el cuello de la pera con el pulgar. Si cede a la presión, está madura.


Muy apreciadas en la Antigua Roma

Entre Asia Menor y Oriente Medio crecieron los primeros perales, pero fue en la antigua Roma donde más apreciaron esta fruta, según se recoge en testimonios escritos de la época. Catón enumera seis variedades y Plinio cita nada menos que 40, señalando que había peras que pesaban hasta una libra y se reservaban para la mesa de los patricios. Además, se tenía especial celo en transmitir sus bondades. "Injerta tus perales, tus herederos recogerán el fruto", aconseja Virgilio en 'Las Bucólicas'. Por la acción del hombre, la pera se fue transformando en el producto dulce al paladar que hoy conocemos y ya desde aquellos tiempos se consumía, además de cruda, cocinada e incluso desecada al sol.


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