Prados de Campo de Borja: sobresaliente, pleno y redondo

La bodega Pagos del Moncayo, que la familia Aibar puso en pie en Vera de Moncayo hace pocos años, ha conseguido dotar de una personalidad destacada a los vinos que salen con su etiqueta. Están basados en la garnacha, como no podía ser de otra manera, sola o con el apoyo de otros caldos de syrah, una variedad que ha demostrado una inmejorable adaptación al clima y a los terrenos del Campo de Borja.

Ahora, el enólogo Pedro Aibar, en colaboración con el exportador Louis Geirnaerdt, de Axial Vinos, ha llevado el ensamblaje de esas dos variedades a la máxima expresión con la última referencia de Pagos del Moncayo: el PdM Prados 2011. Es una edición muy limitada, de tan solo 2.400 botellas, en las que el protagonismo corre a cargo de la syrah, que se expresa con una densidad y carnosidad muy agradables. Aun con los 12 meses de crianza en barricas nuevas de roble americano, predominan los aromas a tomillo y romero fresco de los montes y prados cercanos a las viñas que se impregnan en la uva y también la fruta negra y roja madura que dan golosidad al vino.

Este Prados 2011 se convirtió, en mi modesta opinión, en una de las revelaciones de la reciente Muestra de las Garnachas celebrada en Zaragoza, aunque pudo pasar desapercibido para algunos visitantes entre otros muchos ricos vinos que se pudieron catar en aquel día memorable.

El precio con el que sale al mercado coloca a Prados de la categoría que le corresponde. Yo lo disfrutaría con una buena ración de carne a la brasa, con guisos o incluso, según consejo del enólogo, con alguna caldereta de langosta. En cualquier caso, recomendaría dejar una buena copa para saborearla después de la comida o cena.

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