Restaurante

Banbui: a la conquista del centro desde el extrarradio

Este restaurante es de los que en Huesca mantienen alto el nivel de la hostelería sobre la base de productos cercanos y un buen trabajo en la cocina.

Lorenzo Buisán e Izaskun Sáez, ante la variada oferta de ginebras y tónicas para combinados
Lorenzo Buisán e Izaskun Sáez, ante la variada oferta de ginebras y tónicas para combinados
A. TOQUERO

En Huesca, en general, el nivel de la restauración es bastante alto. Los dos restaurantes con estrella Michelin llevan mucho tiempo tirando del carro y creando escuela, de forma que muchos establecimientos que se encuentran uno o varios escalones por debajo se preocupan por no desentonar y estar a la altura. Y Banbuí es un buen ejemplo.


Carlos Banzo y Lorenzo Buisán llevan cuatro años al frente de este restaurante, lo que quiere decir que su primer negocio lo pusieron en marcha en tiempos que ya eran complicados. Se asentaron en el barrio María Auxiliadora, muy populoso pero un poco alejado del centro, desde donde intentan que su propuesta gastronómica ejerza de polo de atracción.


Básicamente, consiste en dos menús. El que se ofrece a mediodía, de lunes a viernes, cuesta 12 euros con la bebida y el café incluidos. La reseña de algunos de los platos que había el día que acudí, como las alubias a la marinera (una receta que lleva su trabajo), la propuesta de ensalada (unas endibias con queso suave, nueces y miel), o la presencia entre los segundos de un solomillo de atún sobre una cama de patatas y vinagreta de tomate, refleja que la relación calidad/precio es buena y que se cuida el producto.


Pero, sin duda, es en el menú especial (18 euros, bebida incluida) donde estas sensaciones se multiplican, donde el trabajo del cocinero toma carta de naturaleza. Cuatro primeros y seis o siete segundos completan una oferta más que suficiente que cambia todas las semanas, así que si algún día acuden y no están las borrajas con mejillones, inténtenlo en otra ocasión. Muy conseguido también está el milhojas de manzana y queso de cabra con salsa de foie y miel, y un buen trío se podría completar con el carpaccio de pulpo con vinagreta de salmón ahumado.


Carlos y Lorenzo cuidan mucho el producto de cercanía y un buen reflejo es el entrecot de ternera de Broto a la parrilla, que casi siempre está presente. Y de propuestas donde prima el producto a otras en las que se busca más la elaboración como el solomillo de cerdo relleno de piña y bacón con salsa de queso suave. Entre los segundos siempre hay para elegir tres pescados como la merluza a la marinera, el lenguado relleno de gambas con vinagreta de tomate o la lubina al horno con salsa de orejones.


La oferta de menús se completa con dos de picoteo (30 y 35 euros) muy abundantes, pensados para grupos, empresas, reuniones familiares o celebraciones. En ellos casi siempre tiene cabida la paletilla de ternasco con patatas. Por varios sitios me ha llegado la onda de que es uno de los mejores asados que se preparan en Huesca.


Y para terminar, dos de las nuevas líneas de trabajo que ha abierto Banbuí como complemento: nada menos que cuenta con 115 ginebras y 29 tónicas diferentes, así que imagínense las posibles combinaciones.


Y ahora que llega el buen tiempo, para la terraza, se han traído a Huesca una propuesta muy del sur: jarra de un litro de cerveza o sangría con los vasos helados y a elegir de picoteo entre 16 raciones (mejillones al vapor, croquetas de cocido, patatas bravas, rabas de calamar…) por 7,50 euros. Y si la apuesta es por la botella de cava con langostinos a la plancha o sepia, por 11 euros.



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