Investigación sobre la economía que viene en la Universidad de Zaragoza

Hacia dónde camina el capitalismo, los impactos de la inteligencia artificial, la sostenibilidad y los riesgos generados por la nueva sociedad de la información han centrado el III Congreso IEDIS. 

César SánchezAlvarez, invetigador de la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo, junto a Antonio Gutiérrez, de la facultad de Economía y Empresa; Cristina Ortiz, de esta misma facultad e Ignacio Belloc, hablando de los ‘papers’ presentados en el III Congreso IEDIS.
César Sánchez Alvarez, investigador de la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo, junto a Antonio Gutiérrez, de la facultad de Economía y Empresa; Cristina Ortiz, de esta misma facultad e Ignacio Belloc, hablando de los ‘papers’ presentados en el III Congreso IEDIS.
José Miguel Marco |

Avanzar investigaciones en curso que anticipen hacia qué tipo de economía se encamina el mundo ha sido el objetivo del III Congreso IEDIS (Instituto universitario de investigación en empleo, sociedad digital y sostenibilidad) que se ha desarrollado esta semana durante dos días en el Paraninfo de Zaragoza. 

Desde el cambio climático hasta los impactos de la inteligencia artificial, la desaceleración en la compra de bonos sostenibles, la economía circular, la demanda energética o el tercer sector han centrado las investigaciones presentadas por la facultad de Economía y Empresa, Derecho y Ciencias Sociales y del Trabajo.

«Los temas que se tratan son bastante cercanos a los problemas sociales inmediatos. Dieron el dato el primer día de congreso de que la principal preocupación de los ciudadanos es la economía, la sostenibilidad en segundo lugar, y las nuevas tecnologías», comenta José Mariano Moneva, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Zaragoza. «La sostenibiliad es una cuestión estratégica para la Unión Europa» apunta, y explica que se acaba de incorporar como experto a una comisión que elabora las normas de información de sostenibilidad de las empresas.

Del interés cada vez mayor de las empresas por visibilizar su compromiso medioambiental habló Cristina Ortiz. Su investigación sobre el ‘Mercado de deuda sostenible y la búsqueda de primas en bonos’ analiza si las compañías los emiten para financiar proyectos que beneficien al medio ambiente o si en realidad lo hacen para obtener mejores condiciones financieras como tasas de interés más bajas. Sin embargo, los resultados del estudio, explicó, muestran que no hay evidencia de que lo hagan por una razón u otra ni tampoco de que los inversores estén dispuestos a pagar más por estos bonos.

Paradójicamente, apuntó Ortiz, China es el primer país con mayor volumen de emisión de bonos sostenibles seguido de Estados Unidos y calculó que desde 2010 a 2013 se han emitido más de 11.000 bonos de este tipo y que el crecimiento más fuerte se ha producido de 2018 a 2021, si bien estos dos últimos años ha perdido fuelle. «Existe cierta reticencia a ser inversor sostenible sin sacrificar rentabilidad», destacó, y queda para futuras investigaciones, añadió, comprobar si con estos bonos se «lanza al mercado una imagen de sostenibilidad» o realmente es una apuesta decidida por la economía verde.

De economía circular también trató en este III Congreso IEDIS. Aitor Salesa centró su investigación en comprobar hasta qué punto incorpora prácticas de economía circular la industria aeronáutica y la conclusión que obtuvo es que son «bastante limitadas», salvo en lo que es desmantelamiento de aviones para darle nuevos usos y un reaprovechamiento ante la gran demanda que existe.

Otro investigador, Antonio Gutiérrez, destacó que la demanda energética doméstica representa el 16,9% del consumo y de ahí que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 destine un 14% de su inversión al sector residencial para ganar en eficiencia y sostenibilidad.

El ‘paper’ realizado por César Sánchez Álvarez, de la facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo, abordó la evolución del tercer sector, el de la economía social, a un cuarto sector que podría surgir de la hibridación de las empresas tradicionales con las nuevas, es decir, de la mutación del capitalismo al hacer suyos algunos de los valores de la economía cooperativa y solidaria como el cuidado del medio ambiente o la responsabilidad social corporativa. Es decir, lo que planteó el investigador es el diseño de políticas internacionales de innovación social que impulsen la creación de ese cuarto sector,

Compras y realidad aumentada

Asimismo, hubo espacio en este congreso para hablar de ‘Cómo afecta la Realidad Aumentada al procesamiento de información’. Una explicación que dio el investigador Sergio Barta tras realizar un diseño experimental de laboratorio entre 235 participantes ante escenarios que presentaban condiciones de realidad aumentada y otros que no. 

«Los hallazgos demostraron que la realidad aumentada incrementa el procesamiento heurístico (de descubrir) mientras reduce el procesamiento sistemático, lo que conduce a una reducción en el tiempo de decisión mostrando un cambio hacia evaluaciones más intuitivas y rápidas por parte de los consumidores», explicó. Y advirtió de la importancia que estos resultados tienen para los especialistas en marketing y minoristas que deseen implementar la realidad aumentada para mejorar la experiencia de compra en línea.

Además, se planteó otra investigación sobre el ‘Análisis del juego en línea entre adolescentes en España: Impacto de la tecnología en la sociedad’. José Julián Escario planteó los efectos positivos del aumento del acceso a internet como el mayor acceso a la información, pero sobre todo los negativos de ansiedad, depresión o mala calidad del sueño, unido a relaciones sociales pobres, soledad y mayor riesgo de acoso cibernético. 

En cuanto la adicción al juego en internet, lo presentó como «un problema potencial con serias implicaciones para la salud física y mental de los jugadores y su entorno cercano» e insistió en la necesidad de desarrollar políticas específicas para minimizar el impacto de esta adicción conductual en España».

De la influencia de las crisis en la salud laboral, de los nuevos riesgos como la multitarea o el ‘ciberbullying’, el impacto del ‘trading’ divergente en la gestión de fondos de inversión y de la apuesta por la innovación se habló también en este congreso que su organizador, José Alberto Molina, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, valoró por su alta participación y la calidad académica de los 24 ‘papers’ presentados. 

«Abordaron cuestiones de actualidad como la brecha de genero, los accidentes laborales, la realidad aumentada o la intersección entre globalización e inteligencia artificial", destacó Molina. 

El papel que el voluntariado senior puede jugar en la percepción de la salud centró el trabajo presentado por Julia Sánchez-García, que demostró que "el voluntariado en personas mayores se asoció con una mejor salud autodeclarada, más fuerte en países donde se da a los mayores un alto estatus social». 

Pablo Brañas, catedrático de Economía del Comportamiento, en el Paraninfo de Zaragoza, donde acudió a participar en el III Congreso IEDIS.
Pablo Brañas, catedrático de Economía del Comportamiento, en el Paraninfo de Zaragoza, donde acudió a participar en el III Congreso IEDIS.
Toni Galan

"La tecnología aumenta y la desigualdad también

Pablo Brañas, catedrático de economía del comportamiento. El experto advierte contra la desafección que está generando en la sociedad un exceso de información. 

Ha venido a inaugurar el III Congreso IEDIS en Zaragoza con una ponencia sobre la economía experiencial. ¿En qué consiste?

Es completamente distinta a la economía empírica tradicional, que utiliza datos censales mientras que en la experimental los datos los generamos los investigadores de tal manera que respondan de manera precisa a la pregunta que planteamos. Es decir, es la que te permite saber si algo funciona o no. Por ejemplo, aplicada a políticas públicas, se ha visto que las promociones gubernamentales en vivienda protegida tienen muchísimo impacto positivo en las familias vulnerables porque hasta los niños se educan mejor al disponer de más sitio para estudiar. Esto, los datos censales, mucho más generales, no te permiten verlo.

¿En qué sectores se aplica?

Sobre todo a la educación para comprobar si se mejora el rendimiento. Lo realmente bueno en esta economía experimental es que nos enseña qué funciona y qué no. Por ejemplo, metemos a unos niños en una aula de 25 plazas y a otros en una de 50 y esperamos a ver qué pasa. Mediante test estandarizados realizados en un año vemos que en clases más pequeñas su evolución fue mejor.

¿Podría ser una herramienta en el diseño de políticas públicas?

Efectivamente, la economía experimental se basa en evidencias, con lo que a muchos políticos les podría servir para conocer realmente lo que quieren los ciudadanos. A veces lo que consideran es de sentido común no funciona cuando otras políticas con un menor coste podrían suponer un margen de mejora más amplio.

¿Es aplicable al sistema de salud?

Estuve hace tiempo en Inglaterra trabajando con el Gobierno en calidad de asesor y entonces había un problema gordísimo con que los jóvenes se sacaban el carnet de conducir demasiado pronto y había muchos accidentes con lo que el coste sanitario era muy elevado. 

Como había mucha demanda en las academias para examinarse y tenían que esperar medio año o más, cogíamos aleatoriamente a grupos de jóvenes y se les planteaba si te esperas otro año, te hacemos el examen gratis y funcionó. El impacto fue brutal. Igual que con otro problema acusado que era el absentismo. Las mutuas tardaban mucho en dar las altas y bajas y mediante mensajes a través de móviles que enviaban los afectados se consiguió bajar.

Habría que escuchar más al ciudadano. ¿Considera que las redes sociales sirven de altavoz?

En algunos casos sí, pero en otros, se está genera un exceso de información brutal que solo genera desafección y muchos problemas con las ‘fake news’.

¿Permitirán nuevas tecnologías como la inteligencia artificial poner al ciudadano en el centro?

No lo creo. Es más, la inteligencia artificial va a favorecer la desigualdad en el sentido más amplio del término. Hay que tener en cuenta que aprende y saca partido de los datos el que los tiene, no el que los genera. Y te pongo el ejemplo de los datos sanitarios con los que ya están investigando las grandes compañías tecnológicas y que pueden servir para hacer cálculos de probabilidad de ciudadanos proclives a padecer una enfermedad grave. Eso les puede dar pie a vender más seguros de salud. Existe el dogma de que la información per se es buena, pero hay que tratarla y el que la trata es quien tiene el poder.

¿No confía en el poder democratizador de la tecnología?

Por supuesto que la tecnología evidentemente tiene cosas maravillosísimas, pero hay que establecer una regulación muy clara de los usos. Por un lado, puede ayudar a generar una economía más colaborativa con plataformas para compartir coches o el sofá de una casa o todo tipo de bienes, lo que está muy bien para favorecer la economía circular, pero por otra parte es una puerta abierta a la difusión de pornografía infantil. 

No hay nada más bárbaro que ver a niños pegándose y otros grabándolo. Eso es una locura y lo estamos viendo. Por tanto, lo que sí creo es que con todo lo que ha aumentado la tecnología, esta no ha sido capaz de reducir la desigualdad. Al revés, ha seguido incrementándose.

¿Qué otros efectos negativos ve en este avance vertiginoso?

La soledad. Siempre que se habla de desigualdad automáticamente pensamos en la cuestión económica y es la suma de muchas más cosas. Por ejemplo, antes, en general, en todas las familias había mucha más red social y de apoyo, mientras que ahora la soledad es un problema no solo entre mayores sino entre jóvenes. 

Y además no tiene vuelta atrás porque si tú tienes un hijo y tu hijo tiene a su vez solo un hijo, esa red de apoyo no va a existir. Mucha gente se cree que es muy social y se pasa la vida solo, eso sí tuiteando. Mi mujer, que es anestesista, dice que X, la antigua Twitter, Instagram, Tik Tok y las redes sociales son la heroína de este siglo.

La era digital ¿conduce hacia un sistema económico mejor o peor que el actual?

No lo sé, por un lado ves tantos jóvenes mileuristas y desmotivados. Y con esta pirámide invertida donde los pensionistas son mayoría, no lo sé. Por naturaleza soy optimista y quiero creer que algo bueno vendrá y que esa generación a la que tanto criticamos por no aguantan la frustración será capaz de salir adelante.

Algunos de los investigadores que han participado en el III Congreso IEDIS en la facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Zaragoza.
Algunos de los investigadores que han participado en el III Congreso IEDIS en la facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Zaragoza.
U. Z.

Empleo y demografía, visiones de España y de EE. UU.

¿Ayuda la percepión de un riesgo en el puesto de trabajo a evitar accidentes laborales? Seguramente sí. Por ello, después de un exhaustivo análisis de datos consultados, los investigadores Víctor Montuenga e Inmaculada García no han dudado en recomendar que los empleados de las empresas cuenten con más información. Es decir, que haya más medidas de prevención, tarea en la que están trabajando en Aragón los agentes sociales y el Gobierno a fin de intentar frenar esta sangría de siniestralidad que nos sacude.

La primera de las sesiones del congreso del IEDIS celebrado esta semana en el Paraninfo, centrada en temas de empleo y demografía, abordó cuatro trabajos, entre ellos el relacionado con los accidentes de trabajo. Montuenga reseñó que los empleados que llevan menos tiempo en una empresa tienen menos percepción de riesgo que los más veteranos. 

Los que tienen responsabilidades familiares son también más conscientes de los riesgos que aquellos que no las tienen. «El papel de los sindicatos puede ser fundamental», dijo también el investigador, que insistió en todo caso en aconsejar que los empleados tengan más información y en que hay que incidir en trabajar con los grupos con más riesgo real de padecer un accidentes en su puesto.

La relación entre salarios y el desplazamiento al lugar de trabajo y la brecha de género en tareas domésticas fueron dos temas analizados en esa sesión, fruto de una investigación explicada por Jorge Velilla en el primer caso y por Marina Morales en el segundo. Ambas investigaciones estaban centradas en Estados Unidos, no en vano la recopilación estadística funciona en ese país mucho mejor que en España.

La relación entre sueldos y desplazamientos es más negativa para los hombres con baja cualificación, recogía el trabajo correspondiente, centrado en el modelo clásico de economía familiar. En cuanto a la brecha de género en el hogar, la pandemia ha ayudado a reducirla, según la investigación.

El cuarto de los trabajos presentados aborbaba los efectos de las políticas de riego en la despoblación en España, un análisis exhaustivo de muchos años que expuso Javier Silvestre y que incluía abundante literatura y visiones políticas.

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