economía

Más de un año de subidas del euríbor: cómo pedir las ayudas para el pago de la hipoteca

El índice que se aplica a los préstamos variables ha pasado del 0,0131% al 4,160% en apenas año medio. No todas las familias han podido ajustar sus presupuestos.

Este joven barrio cuenta ya con 2.904 hogares y prevé construir 1.139 más hasta 2025.
Viviendas en construcción en Zaragoza.
Francisco Jiménez

El pago mensual de la hipoteca se ha convertido en una carga para los compradores de vivienda que firmaron en su día un préstamo a interés variable. Se trata de un porcentaje más bajo que los préstamos a tipo fijo en vigor, pero para ellos, los incrementos seguirán en las próximas revisiones (semestrales o anuales) que tengan. Según los cálculos del sector, pese a que llevamos casi un año y medio de escalada del euríbor, el principal índice que se les aplica, un 30% de las hipotecas variables aún tiene pendiente una fuerte subida de sus cuotas.

El interés que se paga en estos préstamos ha pasado del 0,0131% al 4,160% en apenas año y medio, de abril de 2022 a octubre de 2023, el último dato oficial del Banco de España. A partir de ahí el índice fue subiendo mes a mes. Las revisiones que se han ido produciendo a lo largo de este año han sido las más duras.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) calculan que para un hipotecado que tuviera que afrontar una revisión anual el mes pasado, "en términos interanuales, la subida del euríbor es de 1,531 puntos, pues el pasado octubre de 2022 el índice se situó en el 2,629%". A este hay que añadir el porcentaje que sumara el banco en el contrato como "diferencial". En este caso, se considera que aumenta un 1% el interés y la cuota mensual de la hipoteca sube en torno a unos 80 euros por cada 100.000 euros de capital pendiente, lo que supone pagar unos 960 euros más al año por cada 100.000 euros.

Este mayor gasto se nota en las estadísticas financieras. "El aumento de los tipos de interés ha elevado la presión financiera de los hogares endeudados con hipotecas", ha reconocido el Banco de España en su último 'Informe de estabilidad financiera', correspondiente al otoño de 2023. El organismo apunta que "el coste medio del saldo de préstamos para adquisición de vivienda se situó en el 3,4% en agosto de 2023, 234 puntos básicos por encima del dato registrado a finales de 2021". En este cálculo se incluía la actualización de los contratos a tipo variable, que "en junio representaban alrededor del 68% del total de las hipotecas vivas", han señalado. A ello se une que en las operaciones del último año y medio el tipo de interés pactado ha sido más alto.

Por todo ello, el supervisor es consciente de que "la carga financiera soportada por los hogares con deuda hipotecaria ha aumentado de manera generaliza" . Como aspectos positivos, que ayudan a sobrellevar esta situación, ha apuntado que el empleo resiste y las familias que pueden ahorran. 

Con todo, ha destacado que el impacto ha sido mayor en los hogares con menor renta. Esto no se ha traducido en que las familias hayan dejado de cumplir con sus obligaciones porque ha observado que "la ratio de morosidad hipotecaria ha descendido de manera generalizada por tramos de renta", pese al mayor esfuerzo para pagar las cuotas.

Medidas para facilitar el pago de la hipoteca

El propio Banco de España recuerda que el Gobierno aprobó el año pasado medidas "con el objetivo de proteger a los hogares vulnerables o en riesgo de vulnerabilidad a causa del alza de la inflación y la consiguiente subida de los tipos de interés para combatirla". Se trata del Real Decreto-ley 19/2022, sobre aplicación de códigos de buenas prácticas (CBP) y otras facilidades para deudores hipotecarios. Esta normativa reformó la que existía ya desde la crisis inmobiliaria pasada, que se había aprobado en 2012.

Las medidas son diferentes en función del nivel de ingresos: para poder acogerse a ellas el conjunto de los ingresos de los miembros de la unidad familiar no debe superar el límite de 29.400 euros anuales, apuntan desde OCU.

Estas serían algunas de las más importantes:

1. Plan de reestructuración de las deudas con garantía hipotecaria sobre la vivienda habitual. El actual Código contempla un plan que incluye una carencia de capital durante cinco años y rebajar el interés aplicado durante ese tiempo de carencia: hasta ahora esa rebaja era a euríbor + 0,25%, y ahora se propone rebajar ese interés a euríbor -0,10%. "Para poder acogerse a esta medida hay que cumplir unos requisitos muy exigentes, con lo que en la práctica apenas tendrá impacto", alertan desde OCU.

2. Requisitos ampliados.

- Que el conjunto de los ingresos de los miembros de la unidad familiar no supere el límite de tres veces el IPREM anual de 14 pagas, es decir 24.318,84 euros en 2022.

- Que la cuota hipotecaria sea superior al 50% de los ingresos netos del conjunto de los miembros de la unidad familiar.

- Que, en los cuatro años anteriores al momento de la solicitud, la unidad familiar haya sufrido una "alteración significativa de sus circunstancias económicas", lo que se producirá cuando el esfuerzo que represente el pago de las cuotas de la hipoteca sobre la renta familiar se haya multiplicado por 1,5. Para quienes no cumplen este último requisito se plantea:

• la posibilidad de acceder a una carencia de dos años,

• que tengan un tipo de interés más favorable durante ese plazo y

• poder alargar hasta 7 años más el plazo de amortización.

3. Familias con rentas inferiores a los 29.400 euros anuales. A estas nuevas "familias en riesgo de vulnerabilidad" se les congelará la cuota y se ampliará el plazo de amortización hasta 7 años más. Desde OCU consideran que se trata de una "carencia parcial" que se compensa con una ampliación del plazo, "o sea, la subida de tipos se diluye pagando la misma cuota durante más años".

El propio Banco de España analiza la aplicación que han hecho hasta ahora las entidades, aunque matiza que "el periodo transcurrido es todavía limitado", pero considera "útil" conocer los primeros efectos medibles. El organismo aprecia un "notable impulso" en el recurso a esta facilidad por parte de los deudores hipotecarios, tanto por la ampliación del perímetro de hogares vulnerables, que queda "cerca de los datos anuales de solicitudes observados para este durante los años posteriores a la crisis financiera global", como por el nuevo acceso de los hogares en riesgo de vulnerabilidad, una de las novedades del nuevo código. Pese a ello, el porcentaje de operaciones realizadas lo considera "todavía bajo", lo que achaca "posiblemente, al menos en parte, por el escaso tiempo transcurrido".

El regulador ha destacado en su informe que "el desempleo y la renta disponible son los principales factores explicativos de la probabilidad de impago de una hipoteca" y, por tanto, de hacer una solicitud a los códigos de buenas prácticas. "Presumiblemente, el hecho de que el mercado de trabajo haya tenido un comportamiento positivo, con reducciones de la tasa de paro y aumentos del empleo que sostienen la renta de los agentes habría contribuido a evitar un mayor número de solicitudes", ha apuntado.

Tiene en cuenta otros factores como que la presión financiera tiende a actuar sobre la capacidad de pago "con un cierto retardo" o que los procesos de concesión de ayudas llevan su tiempo. 

Falta de información desde los bancos

Desde OCU añaden otras razones para explicar que no haya habido un 'boom' de solicitudes. "Muchas veces las entidades no hacen publicidad del Código Buenas Prácticas ni informan a los deudores con problemas de su existencia, de la posibilidad de acogerse ni qué precisan para instar la solicitud", denuncia Alejandro Marín, delegado de OCU en Aragón. En ocasiones solo hay "contactos verbales" o el banco les ofrece otras "alternativas comerciales". El abogado insiste en que "se debe solicitar" la aplicación de las medidas del código de buenas prácticas al banco.

"Nos hemos encontrado entidades que desestiman las medidas que están en el código como la supresión de las cláusulas suelo, sin ninguna fundamentación", se queja. "El cumplimiento es desigual entre las entidades", apunta. Por ello, considera que para algunos bancos adherirse al código no ha sido más que una "operación estética ante los poderes públicos y sus propios clientes, más que la voluntad de buscar una solución efectiva".

Marín recalca que el objetivo es que con las medidas de ayuda esos consumidores "puedan afrontar ese préstamo y cumplir con garantías sus obligaciones, sin abocarles a un procedimiento de ejecución hipotecaria que es el peor escenario, tanto si se piensa desde la óptica empresarial, para las entidades, como para los consumidores, que pueden perder su vivienda". Destaca que en algunos casos esa imposibilidad de pago solo es temporal.

Apúntate a la newsletter de economía y tendrás cada semana las últimas noticias del sector, claves y recomendaciones de expertos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión