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La economía circular: adiós al ‘usar y tirar’

La contaminación del Planeta y los efectos del cambio climático están obligando a cambiar un sistema económico centrado en producir y consumir a otro basado en el reaprovechamiento de los recursos.

Foto de grupo de todos los participantes en la jornada sobre Economía Circular celebrada este pasado martes en CEOE Aragón.
Foto de grupo de todos los participantes en la jornada sobre Economía Circular celebrada este pasado martes en CEOE Aragón.
Francisco Jiménez

Reciclar es negocio. Y una buena gestión de los residuos puede ser rentable. La prueba son las compañías que participaron en la Jornada sobre Economía Circular coorgarnizada por CEOE Aragón, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miterd) y el Club de Excelencia en Sostenibilidad, que reunió el pasado martes a un centenar de empresas.

Con líderes como Saica, Aragón ocupa una posición aventajada en circularidad, reconoce Avelina Bellostas, presidenta de la Comisión de Sostenibilidad de la patronal aragonesa. Eso si para que la circularidad sea eficiente, destaca, "hay que abarcar todo el ciclo completo de producción desde que las materias primas entran en la cadena hasta lograr su máximo aprovechamiento a lo largo del proceso y que llegue lo menos posible a vertedero, generando incluso subproductos".

Aplicar de principio a fin la economía circular y extenderla a las pequeñas y medianas empresas es el desafío, según Bellostas. Eliminar las trabas administrativas es esencial, afirma, al recordar cómo CEOE tuvo que ayudar a una pequeña serrería que quería usar el serrín como cama para los animales. "Hubo problemas porque se consideraba el serrín como un residuo y, por lo tanto, la empresa tenía que convertirse en gestor de residuos para poder darle esa utilización". La patronal trabajó para que se adaptara la legislación y así se creó en 2011 la figura de los subproductos. Sin embargo, "más de diez años después", lamenta Bellostas, no se ha solucionado el problema de falta de agilidad en este tipo de procedimientos que favorecen la circularidad.

CEOE estima en unas 1.500 empresas, que emplean a alrededor de 15.000 personas, las que ya trabajan en economía circular en la región. "Si no es rentable, no se podrá avanzar", advierte Manuel Blasco, consejero de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón. "Obtener esa rentabilidad pasa por invertir en innovación e investigación", destaca.

Y la alternativa no tiene recorrido. "Al visitar una fábrica de Airbus en Toulouse le pregunté a la dirección qué hacían con los aviones viejos. La respuesta fue que los vendían a un segundo mercado (el que no puede pagar los nuevos) y, después a un tercero, hasta que al final, resultan inservibles y los tiran» y la pregunta que se plantea es «¿hasta cuando podremos seguir tirando?". La oportunidad del reciclaje supo verla, recuerda, el Aeropuerto de Teruel, ciudad de la que fue alcalde, con un proyecto que se ha convertido en referente.

El tiempo de la economía lineal, de producir, consumir y tirar se ha acabado, asevera Blasco, y es la economía circular la que se abre paso: "Es la que practicaban nuestros abuelos y bisabuelos que no tiraban nada en el medio rural".

"La colmatación de vertederos y el cambio climático", apunta Juan Alfaro, secretario general del Club de Excelencia en Sostenibilidad, fuerza a las empresas a la necesidad de aplicarla la economía circular e «incorporar la gestión de residuos en la cadena de valor». Pero tiene que ser «transversal y apoyado por la alta dirección», y por supuesto, se ha de calibrar el retorno de la inversión, añade.

A la "insostenibilidad de la economía lineal y la urgencia de actuar" se refiere también Marta Gómez, directora de Calidad y Evaluación Ambiental del Miterd. "La utilización masiva de aparatos electrónicos y de textiles y plásticos está generando una presión sobre el Medio Ambiente que está derivando en el cambio climático y la pérdida de biodiversidad". Aún así, muchos de estos productos se siguen tirando a vertedero. Pese a que la UE ha impulsado desde 2015 diversos planes de acción, la tasa de circularidad (proporción de recursos que provienen de materiales de desecho reciclados ), de la economía solo ha aumentado el 0,4% en seis años.

Baja tasa de circularidad

Es más, ha caído en España tras la pandemia, apunta Carmen Durán, consejera técnica de la Subdirección de Economía Circular del Miterd. "Se ha quedado en un 8%, lejos del 21% que representa en Bélgica. Por eso, enfatiza, "es más necesario que nunca cambiar los modelos de negocio y apostar por la reparabilidad, la remanufactura y la incorporación de materiales reciclables en mayor medida".

Hay que tomar conciencia de que "los recursos no son infinitos", asegura Fernando Pardo, responsable de Economía Circular de Placo Saint Gobain, que se ha marcado como objetivo, desde la división de yesos, alcanzar un ahorro del 30% en el consumo de materias primas vírgenes en 2030. "El yeso no es un material crítico, pero el acceso a las reservas es cada vez más difícil y la presión va a aumentar". En su opinión, encontrar nuevos materiales, es más complicado que darles una segunda vida.

Jesús Alijarde, director general de Ibersyd y del Centro Europeo de Reciclaje Fotovoltaico (Cerfo), coincide en que la reutilización de metales críticos que llevan los paneles solares es una necesidad y que es básica la "colaboración público privada". "La reutilización ha de darse con garantías y hacerse de la mano de promotores y Administración con planes y programas públicos de recuperación".

"Las métricas son muy importantes. Ya tenemos identificadas las materias primas críticas a diez años", destaca Alfredo Oroval, responsable de Proyectos de Economía Circular de Endesa, cuyo objetivo es alcanzar la descarbonización total en 2040. Para ello cuenta con proyectos como ‘Melilla Second-Life’ de reutilización a gran escala de baterías de coches eléctricos, en colaboración con Nissan, para darles una segunda vida en su central y minimizar así la generación de residuos.

"Es vital hacerlo", subraya Luis Monge, director de Veos Ibérica, que procesa en Monzón subproductos de la matanza del cerdo y del huevo para destinarlos a la alimentación animal. De no reaprovecharse, explica, contaminarían mucho. "La sangre de cerdo lleva mucha proteína y tiene una alta demanda de oxígeno. Cualquier depuradora tendría que estar sobredimensionada para gestionarla", dice. Lo que hacen es reutilizarla y transformarla en una gran fuente de alimentación animal". "Hay que poner un poco de sentido común a lo que estamos haciendo y mejorar el Medio Ambiente", añade el directivo de esta firma, que recientemente anunció una inversión de más de 70 millones para construir otra planta. "La novedad, que no será para alimentación animal sino humana".

Embarcada también en la economía circular está la empresa aragonesa Confecciones Oroel que ya utiliza un 30% de material reciclado frente a un 70% de fibra virgen en el vestuario de protección para trabajadores. "El ecodiseño es una parte muy importante porque si generamos menos residuos tendremos que reciclar menos, es decir si hacemos una prenda adecuada, generará menos residuo. Por eso, en el ecodiseño, antes de la fabricación de la prenda, se procura que lleve menos cremalleras para luego no tener que quitarlas. Es cuestión de aplicar el sentido común", concluye.

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