Heraldo del Campo

Agricultura

Sembrando dudas en el cereal aragonés

Llega el momento de la siembra del cereal de invierno. Unas labores que van a estar marcadas por la falta de liquidez y las incertidumbres que deja el clima y la PAC. Y se augura que estos cultivos, mayoritarios en la Comunidad, perderán superficie.

Los cereales de invierno son las producciones mayoritarias en Aragón.
Los cereales de invierno son las producciones mayoritarias en Aragón.
Red Arax

Llegado ya al ecuador del mes de octubre, los agricultores aragoneses están preparados para comenzar la siembra de cereal de invierno, el cultivo mayoritario en la Comunidad que ocupa más de 780.000 hectáreas, o lo que es lo mismo, el 70% de la superficie agrícola total.

El momento de la llegada de la semilla a la tierra siempre se encara con ilusión. No en esta ocasión. "Hay desánimo, el sector está triste", aseguran desde las organizaciones agrarias.

La campaña que han dejado atrás no ha dado ninguna alegría. Los cerealistas han tenido que lidiar con una sequía extrema y persistente que ha adelgazado notablemente sus producciones, con descensos de hasta el 67% en la provincia de Teruel. Sus cultivos les han salido más caros que nunca, con los precios de las materias primas y los costes energéticos por las nubes. Pero cuando su grano ha llegado al mercado se han encontrado con unas cotizaciones a la baja porque la mala suerte cosechada en esta campaña en España no la comparte el resto de las zonas productoras del mundo donde las previsiones apuntan a cifras históricas.

Si lo pasado es para olvidar, lo que viene por delante llega repleto de incertidumbres. El cambio climático hace prever que ya no sería tan raro volver a vivir una campaña marcada por la falta de agua y las elevadas temperaturas. Las facturas del gasóleo están disparadas justo en el momento en el que hay que sacar los tractores al campo –ya sin la bonificación de los 20 céntimos por litro–. Además se da por descontado que la situación no irá a mejor, porque la guerra el conflicto en Oriente Próximo, entre Israel y Hamás, promete una escalada de los precios del petróleo y, con ella, de los carburantes.

Y para dudas, las que rodean a la nueva PAC. No solo porque los agricultores ni siquiera saben lo que finalmente cobrarán tras la aplicación de los ecorregímenes, sino también porque se imponen nuevas exigencias y se pone fin a la flexibilidades con las que Bruselas abrió la mano a las imposiciones con las que se estrenaba la nueva reforma de la Política Agraria Común para poder hacer frente a las dificultades que desató la invasión de Rusia a Ucrania.

No se atreven a poner cifras, pero los representantes del sector –UAGA, Asaja, Araga y UPA­– coinciden en aventurar que se reducirá la superficie sembrada de cereal de invierno. Porque los agricultores están planificando sus siembras para cumplir con los requisitos mínimos que garanticen los ingresos de la PAC. No hay dinero para más.

Los cerealistas están preparados para comenzar la siembra de los cultivos de invierno.
Los cerealistas están preparados para comenzar la siembra de los cultivos de invierno.
J. M. A.

Aunque los agricultores no han estado para mucha jota, el final de las Fiestas del Pilar marca el inicio de la campaña de siembra del cereal de invierno (cebada, trigo duro y blando, avena, centeno o triticale...). Una sementera que este año se encara con "tristeza", "gran desánimo" y "muchísima incertidumbre". Son los adjetivos utilizados por los representantes de las organizaciones agrarias, que señalan al cielo, a los mercados, a Bruselas e incluso al conflicto en Oriente Medio para explicar el complejo escenario en el que el sector ha tenido que planificar el comienzo de lo que será su próxima cosecha.

"Afrontamos una campaña que se augura mala antes de comenzarla. Se va a sembrar en condiciones de miseria, se va a echar menos abono, se va a reducir la superficie y se van a realizar menos labores", explica José Antonio Miguel, secretario provincial de UAGA-Zaragoza y cerealista de la comarca de Campo de Daroca.

El principal motivo, dice Miguel, es que "no hay liquidez". Los cerealistas llegan a la siembra con los bolsillos vacíos, después de una ‘annus horribilis’ en el que la sequía ha reducido las cosechas cuya sementera supuso un casi inasumible desembolso. Y los precios percibidos por esas producciones no solo no han respondido a las expectativas, sino que ni siquiera han podido cubrir los costes de producción. Se ha terminado la bonificación al precio del gasóleo y los precios de los carburantes se han disparado justo en el momento en el que hay que comenzar a realizar las labores de siembra. Y preocupa los efectos que el conflicto entre Hamás e Israel pueda tener sobre el precio del petróleo, lo que llevará "sin duda" a un nuevo encarecimiento de las materias primas, advierte el presidente de Asaja-Huesca, Fernando Luna.

"Los precios están imposibles", coinciden en señalar el presidente de Araga, Federico Lorente, que denuncia que "los costes de la semilla están duplicando el precio que hemos recibido por el grano tras la cosecha".

Por eso, "con unos costes brutales y unos ingresos mínimos", como lo define José Manuel Roche, secretario general de UPA-Aragón, el sentimiento que recorre en estos momentos los campos de cereal es la "incertidumbre", coinciden en señalar los representantes agrarios.

Una PAC más exigente

Pero, las grandes dudas las lleva de la mano la Política Agraria Comunitaria. Aunque la guerra de Ucrania no ha terminado, si se pone fin a las excepcionalidades permitidas por Bruselas para hacer frente a los efectos provocados tras la invasión rusa. Ahora habrá que cumplir la obligaciones de la condicionalidad reforzada que imponía la rotación de cultivos y los porcentajes de diversificación (Bcam 7). También que en aquellas explotaciones de más de 10 hectáreas de tierra de cultivo, al menos el 4% de dicha superficie tiene que destinarse a elementos no productivos como el barbecho, las franjas de protección de los cauces, los lindes forestales o los elementos del paisaje (Bcam 8). "Y si nos vamos a los ecorregímenes (pago directo a los agricultores que implementan prácticas agrícolas sostenibles y beneficiosas para el medio ambiente), este año hay que tener en cuenta el que impone las islas de biodiversidad que exige dejar sin producción el 7% del conjunto de la superficie", detalla Miguel. Y todo suma, asegura el sindicalista, que se muestra "totalmente convencido" de que se va a sembrar "un porcentaje importante menos" que el pasado año, aunque reconoce que es pronto para concretar cifras.

Seguros de que habrá una reducción de superficie se muestran también el resto de los responsables agrarios. Lo demuestran las dudas que les llegan desde el sector. "En otras campañas los agricultores nos preguntaban cuánto era el mínimo qué podía dejar de sembrar para cumplir con los requisitos de la PAC. Ahora lo que les interesa es cuando es lo máximo que pueden abandonar", indica Luna, que denuncia que la Política Agraria Común se ha convertido en un auténtico galimatías en el que los cerealistas ya no saben a que ecorrégimen acogerse.

Casi con las mismas palabras describe este escenario José Manuel Roche. Asegura que calculadora en mano, los agricultores han planificado las siembras más preocupados por la normativa que por la producción. "Lo que ahora les inquieta cuál es el mínimo que deben cumplir para cumplir la norma y reducir así costes", explica Roche, que advierte además que los importes calculados por el Fega para distribuir las ayudas directas por los ecorregímenes están por debajo de lo esperado, por lo que, por si fuera poco, los perceptores puede perder entre un 10% y un 15% de lo que tenían previsto recibir.

Muy seguro se muestra también el presidente de Araga de que la superficie ocupada este año por el cereal de invierno será menor. "Si los agricultores van a cobrar lo mismo por sembrar menos es comprensible que así sucede especialmente en zonas áridas en las que la plagas de conejo están destrozando los cultivos", añade Lorente, que lamenta que las ayudas directas por la sequía "todavía no han llegado" y los préstamos subvencionados "se están comenzando a tramitar".

Calor y tierras "sequísimas"

Por si fueran pocos todos estos inconvenientes, los agricultores no dejan de mirar al cielo, esperando que las previsiones meteorológicas se cumplan y las lluvias rieguen unas tierras que ahora están "sequísimas", reconoce Miguel. A ello, añade Luna, se suma la desesperante estampa de unos embalses prácticamente vacíos.

El secretario provincial de UAGA en Zaragoza, explica que las precipitaciones de septiembre aportaron tempero suficiente para permitir a los agricultores preparar la tierra para recibir el grano. Pero reconoce que si no llueve, las zonas más áridas tendrán que retrasar una siembra que muchos agricultores realizarán sin abonos "y si luego el año hidrológico es aceptable irán aportando los de cobertera, todo para reducir gastos", asegura.

Ayudaría a hacer frente a todo este coste, dicen las organizaciones agrarias, que el Gobierno de Aragón comenzase lo antes posible a realizar el pago del anticipo de la PAC y se hicieran efectivas las ayudas del Ministerio por la sequía. Pero para eso, lamenta, todavía no hay fecha.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión