Sequía

Bardenas cierra una complicada campaña de riegos que obligó a reducir un 11% la superficie sembrada

Aunque las lluvias de junio dieron un respiro, en mayo el embalse de Yesa registró el nivel más bajo de su historia.

El embalse de Yesa, bajo mínimos
El embalse de Yesa, bajo mínimos
Verónica Lacasa

El domingo se cierra la campaña de riegos en el sistema de Bardenas. Se pone así fin a una "dificilísima" temporada en la que a la estructural falta de reservas que soporta esta comunidad de regantes se ha unido una extrema sequía que provocó una reducción de dotaciones, el adelanto de los cupos y la necesidad de priorizar a qué cultivos llegaría el agua, lo que obligó a los agricultores a tomar decisiones tan tajantes como tener que dejar superficie sin semilla.

"Ha sido un año extraordinariamente complicado". Lo dice el presidente de la Comunidad General de Regantes del Canal de Bardenas, José María Vinué, y lo atestiguan todo un rosario de datos que evidencian la preocupante situación a la que han tenido que hacer frente los regantes.

Fueron 164 los días que este sistema estuvo en emergencia por escasez de reservas y otros 130 en alerta. La situación se agravó de tal manera a comienzos de mayo que el día 10 de ese mes, la Confederación Hidrográfica del Ebro, decidió declarar la "situación excepcional por sequía extraordinaria" en la unidad territorial del Aragón y el Arba (a la que pertenece), una circunstancia que se mantuvo hasta el 11 de agosto.

A comienzos de junio el embalse de Yesa registraba los niveles más bajos de la historia, como históricas fueron las escasas aportaciones acumuladas en mayo, pero también las que se produjeron entre el 1 de octubre de 2022 hasta el 31 de mayo, que se situaron como las quintas más bajas en los 64 años de Bardenas. Y si se tiene en cuenta toda la campaña de riego, este indicador ha sido un 40,6% inferior a la media.

Aunque el escenario comenzó a agravarse en primavera por la ausencia total de lluvias, las restricciones se hicieron patentes casi al comienzo del año. "En una campaña normal, las dotaciones para riego se dan a conocer a los agricultores durante el mes de mayo y junio. Este año, y ante la falta de reservas, el reparto de los cupos se adelantó entre 3 y 4 meses y comenzó a realizarse en febrero", detalla Vinué. Unos cupos que comenzaron con apenas unos 1.500 metros cúbicos por hectárea, "unas dotaciones muy bajas para los cultivos de cereal de invierno e insuficientes para las producciones de verano".

Por eso, explica Vinué, hubo que priorizar. Los riegos se destinaron, alargando el tiempo entre uno y otro, a salvar el cereal de invierno en detrimento de las siembras de los cultivos de verano, especialmente los de alto valor añadido. "Como consecuencia, un 11% de la superficie se dejo de sembrar por las dudas que suponía no poder llevar a buen término el cultivo debido a la falta de reservas en el embalse de Yesa". explica el presidente de la comunidad de regantes.

Vinué reconoce que este escenario, en el que además los productores de forrajes perdieron una destacada producción por esas mínimas dotaciones, "ha ocasionado importantes pérdidas económicas".

Lluvias demasiado tardías

Vinué indica que las lluvias llegaron a la zona regable durante los meses de junio, julio y agosto. Pero ya era tarde, al menos para los agricultores, porque aunque las precipitaciones llevaron aportaciones al embalse de Yesa, ese agua «no se ha podido emplear en los meses críticos (mayo y junio) ni en los cultivos ya sembrados, como el cereal de invierno, ni en aquellos en los que aún no se había realizado la sementera».

Pero ese mayor volumen de agua en el pantano ha servido, sin embargo, para poder alargar la campaña. "En junio pensábamos que septiembre marcaría el final del riego pero hemos podido mantener la campaña hasta este mes de octubre", matiza.

El futuro no se presenta muy prometedor. Los responsables de la comunidad de regantes miran al cielo a la espera de que lleguen las ansiadas lluvias y alivien la situación del embalse de Yesa que se encuentra actualmente (a fecha 11 de octubre) al 27,31% con 122,433 hm3 almacenados. "Volvemos a afrontar la siguiente campaña con preocupación puesto que seguimos expuestos al azar de la climatología", advierte Vinué, que recuerda que el sistema de Bardenas padece continuamente una sequía estructural debido a la falta de regulación en cabecera, por lo que urge a finalizar las obras del recrecimiento de Yesa.

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