Los bancos pierden 60.000 millones en depósitos en un año de subidas de tipos

Familias, empresas y otros inversores tiran del ahorro para asumir la escalada de precios y buscar alternativas más rentables como las Letras.

El Banco Central Europeo
El Banco Central Europeo
Efe/Armando Babani

El rechazo de los bancos a trasladar la subida de los tipos de interés al ahorro de sus clientes ha provocado que las entidades sufran la fuga de más de 60.000 millones de euros en depósitos en el último año. En concreto, los residentes en España han sacado 63.600 millones desde que el Banco Central Europeo (BCE) decidiese iniciar en julio de 2022 su batalla contra la inflación, que ha llevado las tasas de referencia -la principal arma del organismo para luchar contra el alza de precios- del 0% al 4,25% en menos de doce meses.

En total, los depósitos de los residentes (hogares, empresas, seguros o fondos de pensiones, entre otros) se situaron en julio en 1,569 billones de euros, frente a los 1,633 billones que rondaban justo antes del inicio de las subidas de tipos, según las estadísticas del Banco de España. Si a esa cifra se suma el importe acumulado por aquellos que están en el extranjero, la sangría sufrida por la banca asciende a casi 70.000 millones de euros.

Como era de esperar entre los residentes, el movimiento más agresivo se observa en familias y empresas, que son los grupos que más han sufrido el escaso interés de los bancos en elevar los intereses de sus depósitos a plazo. Algo que sí han llevado a cabo de una forma mucho más intensa en sus préstamos, tanto al consumo como los hipotecarios.

Solo las familias acumulan en total 984.800 millones de euros en depósitos a cierre de julio, tras retirar 5.500 millones solo ese mes. En el último año, la fuga asciende a más de 10.100 millones, ante ese cóctel explosivo en el que no solo influye la escasa generosidad de los bancos. También la necesidad de tirar del ahorro acumulado para hacer frente al reciente periodo inflacionista, con subidas de precios que han desbaratado por completo los presupuestos del día a día.

Además, el hartazgo de los particulares por no poder exprimir su ahorro ha llevado a muchos de ellos a optar por alternativas como las letras del Tesoro, que ahora ofrecen retornos superiores al 3,5% en los plazos a 12 meses, frente al 2,2% que de media se encuentra en los depósitos.

La voracidad por las Letras ha sido tal que los particulares ya ostentan 14.947 millones de euros en este tipo de deuda, superando por primera vez a los propios bancos, que a cierre de mayo contaban con 13.720 millones invertidos, según los últimos datos públicos del Tesoro.

En el mismo sentido que las familias se han movido las empresas, que también han retirado 18.800 millones de euros de sus bancos en el último año, con especial intensidad en el mes de julio, cuando sacaron 7.700 millones del sector. Y eso que las entidades sí se han portado algo mejor con este segmento, elevando su remuneración a una media del 2,8%. Antes de las subidas de tipos, muchas de estas cuentas tenían incluso que pagar por depositar el dinero en su banco.

Pendientes de Competencia

Pese a su escasa remuneración, los depósitos y el efectivo siguen siendo el principal destino del ahorro financiero de los españoles, suponiendo al cierre del primer trimestre un 38,4% del total, según datos de Inverco. Ese peso supera de forma holgada el de otros instrumentos como los fondos de inversión, los seguros o los planes de pensiones.

Con ese telón de fondo, el Gobierno inició hace unos meses una auténtica cruzada para exigir al sector que comience a mejorar de una forma mucho más decidida la remuneración de sus productos a plazo, especialmente entre las familias. Y es previsible que la presión regrese con fuerza en septiembre.

La vicepresidenta económica en funciones, Nadia Calviño, ya adelantó a principios de verano que se había solicitado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), junto con el Banco de España, un estudio que identificase posibles elementos "que estén limitando la competencia efectiva" de los bancos. Incluso se llegó a amenazar al sector con cambios legislativos para obligar a pagar más a los clientes, si finalmente se llega a demostrar que ha existido una posible situación de colusión tácita. Es decir, que los bancos se hayan coordinado de forma indirecta, a través de su propio comportamiento en el mercado, para evitar entrar en una guerra del pasivo visible y más agresiva, como ocurrió en otras épocas de subidas de los tipos de interés.

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