La grave sequía incrementará aún más los precios del arroz, las frutas y el aceite

Alimentos que ya han subido más de un 20% en solo un año sufrirán nuevas tensiones por la falta de lluvias y las primeras restricciones.

Un agricultor muestra los efectos devastadores de la sequía sobre su plantación de cereal en Alicante.
Un agricultor muestra los efectos devastadores de la sequía sobre su plantación de cereal en Alicante.
EFE

Este mes de abril está encaminado a convertirse en el más seco de la serie histórica que data de 1961. En los primeros 16 días se han recogido de media en España cinco litros de lluvia por metro cuadrado, una cifra que supone solo el 15% del promedio. Pero el problema no es este mes concreto, sino lo poco que está lloviendo tanto este año como los dos anteriores en nuestro país. Y el campo se encuentra en la primera línea de batalla del impacto que la falta de agua supone para la economía.

Hay zonas de la península donde los cultivos de secano de todo el año ya se dan por perdidos por la ausencia de lluvias, como determinados campos de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia. Los olivares de Jaén están especialmente afectados, con árboles cuya producción ha caído más de un 50% y el fruto que da es mucho más pequeño, lo que dificulta su comercialización en España. «Muchas empresas de aceite están mirando a mercados extranjeros para venderlo en categorías premium y sacarle algo de rentabilidad», indica Eduardo Irastorza, profesor de OBS Business School.

Y el problema no está solo en el secano. Al regadío le preocupan las restricciones que podrían reducir las siembras y recortar la superficie cultivada de maíz o arroz. Es lo que ha ocurrido hace solo unos días en Cataluña después de que la Junta General de Regantes de los Canales de Urgell (Lérida) acordara cerrar el riego a 70.000 hectáreas, la primera vez en su historia que toman esta drástica medida que supondrá la pérdida de muchos cereales de invierno y los árboles frutales. Solo se conservarán -y a duras penas- algunos cultivos de cebada y trigo de la zona.

Y es que si no llueve pronto se perderá el 80% de la producción de cereal de España, asegura Juanjo Álvarez, secretario de Organización de Asaja, que también lamenta los miles de árboles de olivar y almendros dañados por la falta de agua. Los árboles frutales son los que más agua demandan para salir adelante, por lo que productos como la naranja, la fresa, el limón o el tomate serán, a su juicio, algunos de los alimentos que más se encarecerán. Además, sin lluvia no hay pastos donde alimentar a los animales, lo que obliga a comprar piensos que encarecen aún más los costes de los ganaderos y hacen subir no solo la carne, sino también la leche o los quesos.

Y aunque aún es pronto para cuantificar las pérdidas, todos los actores de la cadena agroalimentaria reconocen que esta situación provocará un incremento de precios que se producirá además en alimentos que son los que más habían subido en el último año (el aceite, un 32% desde marzo de 2022; las legumbres, un 28%; o la leche, un 31%) y que el Gobierno había incluido en la rebaja del IVA para tratar de frenarlos.

Sin visos de bajada

El Gobierno confiaba en que los precios de los alimentos (que en marzo registraron un alza del 16,5% respecto a un año antes, según los datos del INE) se fueran «conteniendo» por la moderación de las materias primas en los mercados internacionales, pero ya admite que será «difícil».

La grave sequía ha empeorado la ya de por sí difícil situación y el ministro de Agricultura, Luis Planas, ya ha reconocido que es «muy difícil» saber cuándo se producirá esa ansiada bajada en el precio de los alimentos en el supermercado. «Hacemos un seguimiento a diario de las producciones y los mercados agrarios en España, pero la sequía es un factor adicional que está jugando también al respecto, por lo que es muy difícil hacer un pronóstico», aseguró el ministro el pasado viernes.

«Cualquier sequía impacta en los precios, es algo indiscutible», explica el profesor Irastorza, aunque precisa que no es una cuestión solo de falta de agua, sino que -irónicamente- se está dando «la tormenta perfecta» con los fertilizantes y carburantes a precios muy altos, al igual que los costes del transporte.

A su juicio, la clave es llegar a acuerdos entre el Gobierno central y las comunidades, ya que esta sequía «no va a ser algo puntual». «Es un suma y sigue, son muchos los factores que afectarán al precio final de los productos», explica Irastorza, que destaca que, pese a la elevada inflación, el consumo en alimentación no se reduce tanto como en otras partidas porque es un gasto esencial para las familias. «Podemos llegar a convertirnos en un mercado como Reino Unido o Japón, donde hasta la fruta se vende por piezas porque así es mucho más fácil diluir el impacto de las subidas de precio», prevé el profesor.

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