ECONOMÍA

Los riesgos de avalar a un familiar: "Si lo hubiera sabido nunca habría firmado"

Juan Carlos y María Soledad son un matrimonio zaragozano que lleva diez años respondiendo por la vivienda del hermano de ella, que no pudo hacer frente a la hipoteca.

Juan Carlos López de la Manzanara y Marisol Sauco, avalistas.
Juan Carlos López de la Manzanara y María Soledad Sauco, avalistas.
Oliver Duch

Para conseguir una hipoteca a veces es necesario contar con avalistas. El banco pide que haya otra persona que responda por las deudas, en caso de dificultades para pagar. Esta suele ser un familiar. En momentos como el actual con el euríbor desbocado, que multiplica las cuotas mensuales de la hipoteca en las revisiones de este año, las personas que avalaron a otras pueden tener más miedo a tener que ser ellos quienes acaben pagando la deuda. María de la Soledad Sauco lleva haciéndolo desde hace más de diez años.

María Soledad firmó en 2007 como avalista en una escritura de préstamo hipotecario de su hermano que incluía, sin ella saberlo, lo que se llama un pacto de afianzamiento garantizando de forma solidaria. Se queja de la falta de información porque ha terminado respondiendo ella con parte de sus bienes y su sueldo antes incluso que el hipotecado. "Si lo hubiera sabido nunca habría firmado", asegura esta zaragozana, ahora convaleciente tras un accidente de tráfico. "Las palabras textuales que me dijeron en el banco las tengo metidas en la cabeza: 'Esto es un mero trámite para hacer un préstamo puente hasta que tu hermano pueda poner en venta su otra vivienda", recuerda sobre el día que acudió a la firma. Cuando se pusiera a la venta pensaba que desaparecería ese 'préstamo puente' y su responsabilidad.

"Yo pensaba que al avalar un préstamo hipotecario, si el deudor no paga, primero se quedaban con el inmueble hipotecado, después con cualquier otro patrimonio del deudor y, al final, el avalista responde de lo que quede", cuenta su marido Juan Carlos López de la Manzanara, que no figura como avalista, pero que le han afectado también las consecuencias económicas, y que ha ido recopilando toda la información del caso.

Su abogado, Alejandro Marín, advierte de que cuando un ciudadano firma como avalista en un préstamo por una vivienda "no entiende que el banco puede ir contra su patrimonio, que puede elegir entre el deudor o el avalista a la hora de cobrar", añade Marín, delegado de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en Aragón. Esto es lo que ocurrió en este caso. Ella ha ido respondiendo y teniendo hasta que hipotecar su casa. 

Aval solidario

En 2010 le llegó la primera comunicación del banco diciéndole que su hermano no había pagado algunas cuotas del préstamo. "Nos dijeron que no nos preocupáramos", recuerda su marido.

Ellos estaban pagando todavía la hipoteca de su casa, pero les faltaba muy poco para terminar de amortizarla. "El día que se enteraron en el banco que habíamos pagado ya se pusieron más serios y nos dijeron que si no pagábamos nos quitaban nuestra vivienda", cuenta él. Fue el principio de una serie de notificaciones y negociaciones con la entidad financiera para buscar una solución y el inicio de estos largos años de lucha, que ha terminado en los tribunales, y que no todas las personas de su entorno conocen. Ahora han decidido dar un paso al frente para hacer pública su situación, tras no conseguir resolverla ni en las negociaciones con el banco ni en el juzgado. Su abogado intentó en su día, sin éxito, que la citada cláusula se declarara nula por abusiva al haberse producido un error en el consentimiento.

La entidad ha venido defendiendo que ellos conocían la responsabilidad que aceptaban con el aval. El año pasado el Tribunal Supremo tampoco les dio la razón.

Marín alerta sobre la falta de información. Pese a que la figura del avalista parezca algo conocido, como apuntan los tribunales en las sentencias que han ido recibiendo, cree que la mayoría de la gente no entiende el alcance de la responsabilidad que se contrae al convertirse en avalista solidario o con la renuncia de derechos. Alerta especialmente contra la citada cláusula llamada 'pacto de afianzamiento'. Se trata de una "cláusula no negociada individualmente, que la entidad financiera ha impuesto de forma sistemática a sus préstamos hipotecarios, renunciando el avalista a derechos (excusión, división, orden), así como imponiendo la solidaridad", detalla, atendiendo a la que incluía el citado caso, que avaló una operación con Caja Laboral.

"Si nos dicen que un avalista solidario, que yo no había oído nunca lo que era, está en peores condiciones que el deudor, yo no firmo eso"

"Nunca se le explicó que la entidad podría dirigirse contra ella, y no contra la vivienda hipotecada", recalca. Con la renuncia que incluye el préstamo hipotecario en el que se incluye el aval, se coloca al avalista "en idéntica situación que el deudor principal". 

En el citado caso, el abogado recalcó en su demanda que la cláusula "va en contra de las exigencias de la buena fe, en perjuicio del consumidor", que existe un "desequilibrio manifiesto" de los derechos y obligaciones de las partes y una "onerosidad excesiva e injustificada". El préstamo hipotecario garantizado ascendía a 425.000 euros y la tasación de la finca era de 469.800 euros, por lo que la valoración del bien "cubría la totalidad del dinero prestado". Denunciaron la falta de información e incluso errores en la redacción del préstamo. 

"Si lo explicaran nadie firmaría", entiende María Soledad. "Si nos dicen que un avalista solidario, que yo no había oído nunca lo que era, está en peores condiciones que el deudor, yo no firmo eso", recalca Juan Carlos. Después de tener pagada su casa tuvieron que volver a hipotecarla para afrontar los pagos y embargos. Cuentan que su hermano y cuñado, el deudor, habría tratado de llegar a algún acuerdo con la entidad financiera, para vender su casa o alquilarla, pero tampoco lo habría logrado. 

"Para los deudores hipotecarios hay muchas garantías, pero para los avalistas no hay una información específica"

"Para los deudores hipotecarios hay muchas garantías, pero para los avalistas no hay una información específica", lamenta el abogado de la pareja. "El avalista responde con todos sus bienes", añade.

"Que informen", pide ella, para que no le ocurra a nadie más. Mantiene el tono calmado al repasar lo vivido estos años, pero no puede ocultar la "rabia e impotencia" que siente por dentro, sumada a la preocupación. Espera que todavía se pueda encontrar una solución. Piden más protección a los avalistas. "Siguen siendo los grandes olvidados en los préstamos hipotecarios", denuncia su marido. 

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