Lastrados en 2023 por un IPC por encima del 4%

Ni de lejos la inflación alcanzará el promedio del 8,4% de 2022. Se espera una desaceleración de los precios, aunque seguirán altos, advierten los expertos.

La subida del precio del combustible tras la retirada de la bonificación de los 20 céntimos y el precio de los alimentos no elaborados siguen tirando hacia arriba del IPC.
La subida del precio del combustible tras la retirada de la bonificación de los 20 céntimos y el precio de los alimentos no elaborados siguen tirando hacia arriba del IPC.
H. A.

Una elevada inflación será la compañera de viaje de la economía durante todo 2023. No habrá contención de precios. Seguirán creciendo aunque tampoco registrarán las subidas ‘disparadas’ del verano de 2022. Varios economistas de la Universidad de Zaragoza y de Ibercaja consultados por HERALDO anticipan un año que cerrará con una inflación superior al 4%. "Todo apunta a que este año se producirá una desaceleración de los precios y que, por tanto, la inflación se situará por debajo de la de 2022. Fuentes como el Banco de España, Funcas, y La Caixa la sitúan en un abanico entre el 4,2% y el 4,9%", señala Mª Dolores Gadea, catedrática de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza.

"Lo que se espera para este año es que los precios crezcan más despacio, pero no que se contengan", corrobora Jorge Bielsa, doctor en Economía y profesor titular en el departamento de Análisis Económico de la facultad de Economía y Empresa. "Seguramente la inflación acabe este año cerca del 5% y el objetivo que se ha marcado la Unión Monetaria es que en 2024 pueda bajar hasta el 2%".

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"Es muy difícil que la subida de la inflación que hubo en 2022 se repita en 2023. El año pasado se produjo una inflación muy ligada a los precios energéticos que ya se ha comenzado a revertir", precisa Santiago Martínez Morando, jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja, que recuerda que el IPC alcanzó un máximo del 10,8% en julio de 2022, pero se moderó hasta el 5,7% en diciembre.

Jorge Bielsa, profesor titular de análisis económico en la UZ: "Los salarios han subido un poco, entre el 3% y el 4%, pero ni por aproximación lo que han subido los precios. Ha habido una clara pérdida de poder adquisitivo, pero se ha evitado el efecto de ‘segunda ronda’".

El repunte de dos décimas de enero -con una inflación del 5,9% en España (5,8 en Aragón)-, "parece algo puntual", comenta este economista, y "todo hace esperar que, en ausencia de nuevos 'shocks', la desaceleración del IPC interanual se intensifique en el primer semestre sobre todo en marzo y en junio". Según Martínez, "tras el 8,4% de promedio de inflación en 2022, la Comisión Europea espera que el IPC español se quede en el 4,4% en 2023, de más a menos conforme avance el año". Es esta también la expectativa de Marcos Sanso, catedrático de Análisis Económico: "La media anual de inflación en 2023 no estará en el promedio del 8% de 2022. Se encontrará más probablemente en torno al 4%".

Mª Dolores Gadea, catedrática de economía aplicada en la UZ: "El comportamiento de los salarios será clave para mantener a raya la inflación subyacente. La economía se está comportando mejor de lo esperado y parece que de momento se aleja el temor a una recesión".

"Para este año, hablaríamos de subidas de precios más altas de lo que estábamos acostumbrados, pero lejos de las tasas del verano de 2022 y algún punto por debajo del 5,7% de diciembre", comparte Fernando Pueyo, profesor del departamento de Análisis Económico. Más preocupante, afirma, es la inflación subyacente (la que no tiene en cuenta las subidas de la energía ni de los alimentos no procesados). "En enero acaba de subir cinco décimas, tres más que el índice general", advierte, y de la causa, explica, "muchos ponen el foco en el papel del sector de la distribución alimentaria, donde la falta de suficiente competencia podría estar generando un comportamiento asimétrico", es decir, "subió los precios enseguida cuando se encarecieron sus suministros, pero cuando estos se abaratan se resisten a bajarlos".

Para el economista jefe de Ibercaja, que los alimentos sean uno de los grupos de gasto más inflacionistas los últimos meses se debe a "haberse visto afectados por el encarecimiento de la energía y el transporte, por algunas malas cosechas en un 2022 muy seco, la subida de materias primas agrícolas, de los fertilizantes y los piensos".

Santiago Martínez, jefe de análisis económico y financiero de Ibercaja: "La subida de los tipos de interés siempre es un depresor para el crecimiento económico. Además, esta subida encarece la inversión y penaliza a sectores endeudados, incluyendo al sector público".

Para Sanso, tiene cierta lógica que pese a que la inflación general modere su crecimiento, la subyacente siga aumentando. "Los precios que iniciaron el proceso inflacionista están de repliegue, pero, como sus niveles todavía son altos, se está produciendo aún la traslación de costes a sectores que no lo han hecho" por lo que avisa "aún quedan tres meses en los que la subyacente estará por encima".

Marcos Sanso, catedrático de Análisis Económico en la UZ: "Cabe esperar que haya una moderación del índice general de la inflación y que la subyacente también se modere, aunque le cueste un poco más. La media anual en 2023 no estará en el nivel del 8% de 2022".

Este catedrático pide "no olvidar que la tasa interanual de inflación en diciembre de 2021 fue del 6,5%, mayor que la de ese mismo mes en 2022 (5,7%)". Por tanto, dice, "ya estamos mejor que en 2021 en índice general de inflación". No ocurre así con la subyacente. "Fue del 7% en diciembre frente al 2,1% de hace un año. Es ahí donde está la mayor diferencia. Y en enero ha sido del 7,5%", subraya.

Frente a una inflación subyacente a la que le cuesta bajar, lo positivo, apuntan los expertos, es que la temida espiral inflacionista por el llamado efecto de ‘segunda ronda’ no se ha producido. "Gracias a que la subida de precios energéticos no ha tenido continuidad y que los incrementos salariales están siendo moderados", resalta Martínez. "Así, los precios se han encarecido un escalón, pero no subirán otro", apunta. Además, ha funcionado el mecanismo ibérico de tope al precio al gas. Según Pueyo, "ha supuesto un paliativo a los altos costes energéticos vividos en 2022". Ahora bien, avisa, "sus beneficios se irán atenuando".

¿Caerá el consumo?

Sobre el impacto que pueda tener esta elevada inflación en una caída del consumo muestran su preocupación los economistas consultados. "No está cayendo aunque sí se percibe una ralentización. La inflación y los altos tipos de interés le afectan negativamente, pero lo que ocurra con el consumo a lo largo de 2023 dependerá crucialmente de la evolución del mercado de trabajo", indica Gadea.

"Las perspectivas para 2023 son las de un consumo familiar que va perdiendo tono pero que, a pesar de todo, podría cerrar el año con un crecimiento positivo", anticipa Pueyo. Sin embargo, Sanso considera que "aunque en términos nominales el consumo puede haberse incrementado, en términos reales está disminuyendo". Un análisis que comparte Martínez: "El consumo de los hogares en el cuarto trimestre de 2022 cayó un 1,7% y todavía era un 4% inferior al previo a la pandemia". El coste de la inflación el año pasado, recuerda, "alcanzó los 37.800 millones en España, más del 3% del PIB". No ayuda, subraya, "la subida de tipos de interés, un depresor para el crecimiento económico". Gadea coincide: "El crédito se encarece, lo cual deprime la inversión y el consumo, es decir, enfría la economía", pero "parece que los bancos centrales a ambas orillas del Atlántico están decididos a mantener la subida para afianzar el control del IPC".

"Lo ven como un mal menor siempre que evite una inflación descontrolada", abunda Bielsa, convencido de que pese a ello, España no entrará en recesión. "Parece que de momento se aleja ese temor", coincide Gadea ya que la economía española se está comportando mejor de lo esperado. Principalmente, apunta Bielsa, porque las exportaciones siguen tirando fuerte y por las medidas adoptadas. Eso sí, concluye, hay que olvidarse de que los precios vuelvan niveles de 2021 ya que eso supondría una enorme deflación, el peor de los escenarios. "Hay que pretender que no suban más, que se estabilicen y que haya un mayor control para saber quién está metiendo la cuchara y haciendo que a esa inflación subyacente le cueste tanto bajar", concluye.

El crudo y los alimentos, lo que más sube

Publicar los datos de control de precios. Eso es lo que pide la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) al Gobierno para ver quién no está cumpliendo la reducción del IVA a los alimentos de primera necesidad y del 5% a los aceites y las pastas. Saber por qué la cesta de la compra sigue empujando hacia arriba la inflación es lo que se pretende, aclara Alejandro Marín, delegado territorial de la OCU en Aragón, al haber detectado "incumplimientos como redondeos de precios desfavorables al consumidor, productos económicos que desaparecen de la oferta de supermercados obligando a adquirir productos de precio mayor, o incluso subidas de precio". Los incumplimientos "han sido más frecuentes en tomates, patatas, aceite de oliva, pasta y leche. Pero es habitual en casi todos los productos", dice. Además, la OCU ya "ha denunciado ante la CNMC a 6 grandes productores por prácticas engañosas por la llamada ‘reduflación’: mantienen el precio (o incluso lo suben) a costa de reducir los formatos de forma casi imperceptible".

En cuanto a los combustibles que también tiran del IPC hacia arriba, Pilar Soto, presidenta de Aesar (Asociación de estaciones de servicio de Aragón), no ve posible que el precio vaya a bajar. Es más, ha subido ya en enero al eliminar el Gobierno la bonificación de los 20 céntimos por litro; segundo, al haber entrado en vigor la directiva que obliga a poner más biocarburante en los combustibles y que ha encarecido 5 céntimos más el litro en gasóleos y 4,8 en la gasolina. Y en tercer lugar, por el veto a importar diésel desde Rusia, que entró en vigor el 5 de febrero, y que reducirá la oferta al ser Rusia el tercer productor del mundo. Si bien es cierto, explica Soto, que todavía hay existencias en las gasolineras, cuando se acaben se notará más en el precio y no hay que olvidar que está creciendo la demanda de China. Circunstancias que provocarán un repunte en los precios del crudo. De hecho, el gasóleo A está ahora un 10,52% más caro que en 2022 por las mismas fechas y la gasolina 95 está un 3,47% más cara y "sí va a seguir subiendo", afirma.

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