La familia Jarque, más de 50 años haciendo pan en Santa Eulalia del Campo

Mari Carmen es la hija de los fundadores de la Panadería Jarque en 1977, pero los tíos de su padre fueron quienes empezaron la actividad mucho tiempo antes.

Mari Carmen Jarque está al frente de la panadería de sus padres en Santa Eulalia desde hace 15 años.
Mari Carmen Jarque está al frente de la panadería de sus padres en Santa Eulalia del Campo desde hace 15 años.
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Hace tantos años que Concha Jarque y su marido Paco empezaron a hacer pan en su horno de Santa Eulalia del Campo que Mari Carmen, sobrina-nieta del matrimonio, no puede recordar cuándo fue exactamente. Lo que sí sabe la actual dueña de la Panadería Mari Carmen es que sus padres, Isidro y Pura, cogieron el negocio que ella regenta ahora en 1977. 

El padre de Isidro, el abuelo Jacinto, era el panadero de la vecina localidad de Alba y la idea inicial era continuar con aquello. Pero cuando los padres de Mari Carmen volvieron de Francia, a donde habían emigrado anteriormente en busca de trabajo, surgió la oportunidad de comprar el horno de Santa Eulalia a sus tíos. De aquello han pasado casi 50 años y en esta familia de panaderos todos han echado una mano en un momento u otro. “El que entra por la puerta ya sabe que aquí se viene a trabajar”, comenta Mari Carmen, entre risas.

Isidro es el hijo de Mari Carmen, y trabaja con ella en el obrador.
Isidro es el hijo de Mari Carmen, y trabaja con ella en el obrador.
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Y es que esta familia encarna a la perfección toda la constancia, el trabajo, el esfuerzo y los madrugones que caracterizan al oficio de panadero. Su establecimiento siempre ha estado en el lugar actual, en la calle San Pascual número 30. Es el centro del pueblo, conocido como el Barrio Verde, donde está el centro de salud, la farmacia, los bancos, el supermercado y donde los viernes ponen el mercado. Como era habitual antaño, en el mismo edificio de la panadería y el horno está también la vivienda familiar y, aunque ya no sucede tanto, reconoce Mari Carmen, era demasiado común que el timbre de casa sonara a cualquier hora cuando el despacho estaba cerrado al público.

Ahora, los tiempos han cambiado y, en algunas cosas, a peor. “En los pueblos hay cada vez menos gente y Santa Eulalia vive también de los de alrededor. Antes, llevaba a Torremocha 500 ó 600 barras. Ahora voy un día sí y uno no, y llevo unas 20”, explica Mari Carmen, sobre la localidad vecina. También lleva pan a Monreal del Campo y, el resto, lo dispensa en el pueblo. Junto con la barra común, tiene cañada normal y de aceite, pan grande y pan redondo. Además, triunfan las magdalenas, las pastas, los mantecados y las tortas finas. “Los de fuera siempre se llevan bolsas porque es algo que aguanta meses y todo está hecho sin conservantes”, puntualiza. También tienen mucho éxito las tortas de manzana y de hojaldre así como las empanadas de atún y, por encargo, elabora de muchos otros tipos. “De mejillones, de sepia, de bacalao, de carne…”, enumera.

Pura e Isidro compraron el negocio a sus tíos y abrieron la Panadería Jarque, en 1977.
Pura e Isidro compraron el negocio a sus tíos y abrieron la Panadería Jarque, en 1977.
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La clave del éxito es que en esta panadería todo se elabora como hace cinco décadas y las recetas se guardan en un libro escrito a mano. “Hemos incorporado maquinaria como amasadoras o formadoras de barras pero la materia prima y los ingredientes son los mismos de siempre, así como el proceso de elaboración, que es todo manual, desde cocer hasta embolsar y preparar para sacar a la tienda”, explica Mari Carmen. Un trabajo exigente y sacrificado que reconoce que le apasiona pero que, al mismo tiempo, sabe que no está pagado. “El día que falleció mi padre estuvimos haciendo pan y lo mismo cuando murió mi marido”, recuerda. Mari Carmen se puso al frente del negocio hace 15 años, cuando se jubiló su madre, Pura, que ahora tiene 90. Su hijo Isidro trabaja con ella en el obrador, junto con una empleada más, y también tienen a otra persona en la tienda.

Mari Carmen Jarque
Mari Carmen Jarque
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“Tener una puerta abierta cuesta mucho dinero”

Mari Carmen lleva desde los 12 años trabajando en la panadería y éste es el único trabajo que ha tenido. Desde hace un tiempo también es la dueña de su propio negocio y esto, más a más en el medio rural, es duro. “Hoy en día mantenerse en los pueblos es un poco inviable porque se te comen los gastos. Tener una puerta abierta cuesta mucho dinero, más aquí que en Madrid”, asegura. Reconoce que hace su trabajo porque le encanta, lo mismo que su hijo Isidro pero temen que el día de mañana no puedan seguir viviendo de la panadería. “A los pueblos viene cada vez menos gente y ya se trae pan de todas partes, por lo que tenemos mucha competencia. Además, nos encontramos con un problema muy grave, y es que no tenemos gente para trabajar”, asegura.

Con este panorama, Mari Carmen, que ahora tiene 50 años, no se atreve a hablar sobre el futuro de la panadería. Por delante le queda una década de trabajo y no sabe si habrá relevo generacional. “Eso es muy incierto. Dependerá de si hay clientes o no, de los impuestos que tengamos que pagar…”, expone. En cualquier caso y volviendo al presente, los panes, la bollería artesana y el resto de elaboraciones dulces y saladas de la Panadería Mari Carmen de Santa Eulalia del Campo siguen saliendo cada día, recién hechos, al mostrador. El horario de apertura del establecimiento es de lunes a viernes de 8 a 15.00 y de 17 a 20.00 y los sábados solo por la mañana. El resto del tiempo el trabajo en el obrador no cesa para que todo vuelva a estar listo para subir la persiana un día más.

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