Apicultura
Una dulce propuesta turística integral
Arna apícola ofrece un amplio catálogo de actividades en torno a la producción de miel, que van desde la visita a productores hasta el contacto con las abejas.
La producción de más del 60% de los alimentos de origen vegetal que consumimos depende de la polinización que llevan a cabo las abejas, unos insectos de cuya presencia en Aragón hay vestigios artísticos de hace unos 7.500 años. Sin embargo, una actividad tan esencial y de tan dilatada existencia es aún poco conocida, pese a que incluso en el siglo XVII un Tratado de Apicultura escrito en Magallón llegó a ser el volumen de referencia de esta actividad en el mundo.
Por ello en Arna Apícola, la asociación aragonesa de apicultura, llevan varios años trabajando en materia de turismo de apicultura. Es decir, en la organización de diversas rutas, jornadas y actividades en torno a las abejas y la miel, su producción y todo lo relativo a este ámbito. "Sabemos que es un ámbito destinado a una inmensa minoría, pero al igual que este tipo de iniciativas existen en otros ámbitos como el del vino o el aceite, creemos que el turismo de apicultura tiene un gran potencial", explicaba Alfredo Sanz, presidente de Arna Apícola, que daba a conocer esta iniciativa durante una conferencia esta semana en el espacio de Ámbito Cultural de El Corte Inglés.
La "propuesta turística integral" que propone Arna apícola tiene varias singularidades: "en primer lugar, es un modelo de aprovechamiento sostenible de recursos naturales, y cuenta con una serie de servicios ecosistémicos complementarios. Además, la miel es uno de los alimentos que cuenta con gran reputación y es estéticamente atrayente", enumeraba el responsable de Arna, agrupación que toma el nombre del término empleado para designar las colmenas tradicionales.
Se trata además "de un modelo de turismo de interior respetuoso con el entorno y con sus pobladores y que también pone en valor estos espacios, muchas veces desconocidos", añadía Sanz.
También incluye la "aventura de relacionarse con las abejas", algo que desde Arna entienden como "una actividad totalmente segura y saludable, incluso para los niños (para quienes ofrecen talleres y actividades concretas), que tiene, por otro, lado, ese cierto componente de generación de adrenalina y de superación del miedo a estar cerca de estos animales".
Las abejas son, desde hace cien millones de años, "expertas en reproducción asistida ya que logran que las plantas, que no se pueden desplazar, se reproduzcan. Además, nos sirven de notarias de los deterioros del medio ambiente, porque cuando pasa algo, las abejas se mueren y los apicultores lo ven", apuntaba Sanz durante su presentación.
La miel no existe
Las condiciones meteorológicas y las de cada suelo, la añada o la temporada determinan las cualidades de cada miel en cada momento, por lo que Sanz sostiene que "la miel no existe, sino que existen las mieles". Y para conocer en profundidad las propiedades, el proceso de elaboración…, desde Arna ofrecen entre sus actividades la posibilidad de pasar una jornada completa en contacto con las abejas. Es lo que denominan ‘Menú de Inmersión total’, en el que se incluyen desde itinerarios a pie por diversos colmenares, hasta talleres de manipulado y elaboración de productos como miel o propóleo, pasando por las ‘visitas arqueológicas’ para conocer abejares antiguos, e incluso visitas a instalaciones de elaboración de miel o catas y degustaciones de este producto.
