Heraldo del Campo

Medio siglo de continua evolución

La Cooperativa Virgen de la Oliva ha celebrado este año medio siglo en sus actuales instalaciones. A lo largo de estas cinco décadas se ha convertido en el motor de la agricultura de la comarca zaragozana de Cinco Villas.

Las instalaciones de la Cooperativa Virgen de la Oliva, en Ejea de los Caballeros, han crecido paralelas al desarrollo técnico y tecnológico.
Las instalaciones de la Cooperativa Virgen de la Oliva, en Ejea de los Caballeros, han crecido paralelas al desarrollo técnico y tecnológico.
Cooperativa Virgen de la Oliva

Corría el año 1943 cuando 80 agricultores de la zona de Ejea de los Caballeros se unían ante la necesidad de adquirir material a un coste asequible para sus explotaciones y con el objetivo de ahorrar en la compra de productos agrícolas al adquirirlos en cantidades más grandes. Este paso consolidaba una unión previa de trabajadores del campo y sentó las bases de lo que, seis décadas más tarde, se ha convertido en el principal catalizador de la actividad agraria de la zona de las Cinco Villas: la Cooperativa Virgen de la Oliva de Ejea.

Hasta entonces la producción de estos agricultores era comercializada por el Servicio Nacional del Trigo, una situación que hacía muy complicada la entrega de los cereales en los silos y los comerciantes compraban a precios poco rentables. Por ello, en aquel momento se aprueba la construcción de secaderos de maíz y naves de almacenamiento, construyendo así, las primeras edificaciones.

A partir de 1971 los socios de la Cooperativa empiezan a vender sus producciones de manera totalmente independiente y un año más tarde, la Cooperativa se traslada a su actual ubicación, un movimiento del que se celebra medio siglo en este año que ahora concluye. Además de sus instalaciones en Ejea de los Caballeros, cuyas oficinas vivieron un profundo proceso de renovación en 2012, la Cooperativa cuenta con almacenes en El Bayo, Santa Anastasia, Bardenas y Castejón de Valdejasa.

Como empresa, la Cooperativa Virgen de la Oliva “ha asumido la misión de velar por el futuro de las explotaciones de sus socios. Así, trabaja para desarrollar nuevas actividades encaminadas a incrementar el valor añadido de las producciones de los asociados. Por este motivo, y a lo largo de los años, ha adquirido suelo industrial para realizar actuaciones agroindustriales. Nuestra Cooperativa ha pasado de suministrar semillas a nuestros socios y proveerles de mercancías en ferretería durante sus primeros 25 años a convertirse en la empresa más importante de la Comarca de las Cinco Villas”, apuntan.

En el siglo XXI Cooperativa Virgen de la Oliva se convierte en un grupo de empresas a través de su participación en en Arrocera del Pirineo, Piensos Cinco Villas, así como en distintas entidades del ámbito de la innovación. También participa en Serviterra Cinco Villas, dedicada a la fabricación y comercialización de fertilizantes líquidos.

La evolución de Virgen de la Oliva ha sido constante desde sus inicios hasta ahora, ofreciendo desde semillas propias hasta la recolección y venta de la cosecha, transformando las materias primas o conservándolas en almacenes perfectamente acondicionados. Para garantizar un resultado óptimo, la Cooperativa realiza el seguimiento de los cultivos desde la siembra hasta la comercialización y trabaja para lograr la mejora continua de la calidad de los productos. Una línea para la que resulta clave su apuesta por la I+D+i y por el mantenimiento de una agricultura en clave de sostenibilidad.

Actualmente la Cooperativa factura más de 55 millones de euros al año y cuenta con más de 2.500 socios y 50 trabajadores. Comercializan más de 200.000 toneladas de materias primas. Estas cifras la convierten en una de las cooperativas agroalimentarias más relevantes de la Comunidad. Sus servicios para Ejea y su comarca van mucho más allá del comercio de cereales. Cuentan con una gasolinera, una agrotienda o una asesoría técnica, entre otros.

En el año 1972, la Cooperativa Virgen de la Oliva inauguraba sus instalaciones en su actual ubicación. Aquel hito, del que en este 2022 que ahora concluye se cumplen 50 años, supuso un "importantísimo logro de los agricultores de aquella comarca", como recogía HERALDO DE ARAGÓN en la crónica del acto de inauguración del 28 de enero de 1972. Se trató de unas modernas instalaciones en las que la cooperativa hizo una inversión de 11 millones de las pesetas de aquella época. Su construcción comenzó el 1 de julio de 1971 para concluir a finales de septiembre de ese mismo año.

En el año 1972, la Cooperativa Virgen de la Oliva inauguraba sus instalaciones en su actual ubicación. Aquel hito, del que en este 2022 que ahora concluye se cumplen 50 años, supuso un "importantísimo logro de los agricultores de aquella comarca", como recogía HERALDO DE ARAGÓN en la crónica del acto de inauguración del 28 de enero de 1972. Se trató de unas modernas instalaciones en las que la cooperativa hizo una inversión de 11 millones de las pesetas de aquella época. Su construcción comenzó el 1 de julio de 1971 para concluir a finales de septiembre de ese mismo año.
Una instalación de secado en una nave de unos 300 metros cuadrados de superficie, tres silos de más de siete metros de diámetro y más de diez metros de altura, que podían albergar hasta 1.900 metros cúbicos de grano y un equipo de admisión en de 30 toneladas por hora fueron en aquel momento los puntos clave de un complejo que los cooperativistas realizaron "a costa de sus propios esfuerzos, sin ayudas extrañas a la entidad y con el propósito de continuar dando servicios a otras cooperativas de la comarca en las mismas condiciones que a nuestros asociados", como destacó en aquella fecha el por entonces presidente de la Cooperativa Virgen de la Oliva, Jesús Longás.
Además, el complejo disponía de una nave de almacenamiento de 2.400 metros cuadrados con capacidad para diez millones de kilos de grano, así como de una báscula-puente de 60.000 kilogramos, para el pesaje del género, un transformador de energía y un depósito de fuel oil con capacidad para 80.000 litros.
Los cooperativistas de hace medio siglo no quisieron, sin embargo, quedarse en ese punto. Su voluntad era la de seguir creciendo y progresando, algo que se reflejó en el proyecto de una posterior construcción de un almacén de 4.000 metros cuadrados de superficie destinado al almacenamiento de alfalfa henificada. Una instalación "respaldada por el aliento y el entusiasmo de los socios", apuntaba Longás en aquel momento.
En 1972 la Cooperativa Virgen de la Oliva de Ejea aglutinaba a un millar de cooperativistas, y su superficie abarcaba unas 22.000 hectáreas de cultivo de regadío y otras 20.000 hectáreas de secano. Su zona de influencia alcanzaba a una veintena de pueblos del entorno de Ejea de los Caballeros.
2012, otro año clave
El año 2012 supuso otro de los hitos en la dilatada historia de la Cooperativa Virgen de la Oliva de Ejea. En ese año se construyeron las nuevas oficinas desde las que se gestiona la actividad de la cooperativa. Con estos nuevos espacios, de más de 700 metros cuadrados de superficie, se buscó "disponer de mayor espacio para atender a socios, proveedores y clientes". Por eso, explica la sociedad, están diseñadas para conseguir la mayor eficiencia y la mayor optimización de los recursos naturales.
En el mismo año se reubicaba la báscula de pesaje junto a las naves de almacenamiento. La báscula es una infraestructura esencial ya que "conocer los pesos exactos de las materias primas que se aportan es fundamental para realizar un control adecuado de las mercancías que gestionamos", inciden desde la cooperativa. Dicha báscula cuenta con tecnología capaz de separar el producto en función de su destino, así como como con medidores de humedad y temperatura, o un pequeño instrumental de laboratorio que permite hacer controles de calidad para un almacenaje adecuado de las mercancías.
Para este almacenaje, la cooperativa cuenta con secaderos y almacenes en los que las materias primas se someten a un proceso completamente mecanizado para mantener los niveles de humedad de cada producto, que son tratados de forma independiente para evitar cualquier contaminación o mezcla entre ellos.
Y frente a la báscula se encuentra el centro de suministro de abonos y ‘blending’ (mezcla), donde se pueden realizar las combinaciones de abonos según las necesidades específicas de cada parcela.
La nave número 3 de las instalaciones de Ejea es el lugar desde el que se suministran las semillas, los abonos y todo lo necesario no solo para los cultivos sino también para los jardines e incluso para los animales, desde piensos hasta tratamientos para animales domésticos. En consonancia con las tendencias actuales, como el crecimiento del cultivo ecológico, también se suministran productos de "residuo cero". Para ello, trabajan en colaboración con empresas líderes de estos sectores.
La Cooperativa Virgen de la Oliva cuenta también con una de las plantas de deshidratado de forrajes más destacadas de todo el Valle del Ebro. Es, de hecho, la que registra mayor actividad en este ámbito. Cuenta con dos líneas de fabricación de pellets y dos de líneas de empacado (cuerda y alambre) permitiendo ofrecer a sus clientes sus productos en el formato más adecuado para sus necesidades.
Innovación, pilar de su actividad
Otro de los puntos neurálgicos de la Cooperativa es su Departamento Técnico. Principalmente enfocado hacia la I+D+i, está compuesto por ingenieros técnicos agrícolas especializados en el desarrollo de variedades de material vegetal que colocan a la cooperativa en la vanguardia de esta materia. Además, ofrecen asesoramiento a los agricultores para que puedan obtener el mayor rendimiento posible de sus explotaciones.
En esta línea, también cuentan con una avanzada línea de selección de grano que puede fabricar hasta siete toneladas de semillas de la máxima calidad gracias no solo a la gran capacidad de la instalación, sino también a la existencia de una mesa óptica al final del proceso. Así, es capaz de producir y comercializar unas 8.000 toneladas de semilla certificada.
Los servicios que la Cooperativa Virgen de la Oliva ofrece van mucho más allá de la mera actividad agrícola. Así, ofrecen la posibilidad de repostar combustibles a precios más económicos ya que "se trata de una sociedad de base cooperativa y aplicamos tarifas justas", señalan. Los puntos de suministro se encuentran en Bardenas, El Bayo, Santa Anastasia, Rivas, El Sabinar y Castejón de Valdejasa, además de en Ejea de los Caballeros, donde se pueden adquirir diversos combustibles. Además, este centro cuenta con instalaciones de lavado no solo de automóviles, sino también de vehículos agrícolas y camiones.
Otro de los espacios emblemáticos y que ha visto transcurrir el devenir de los años desde los mismos inicios de la cooperativa es su tienda. Lo que nació como una ferretería para proporcionar repuestos de maquinaria agrícola a sus socios, algo que mantiene como su especialidad, ha ido creciendo para ofrecer otros productos que van desde la alimentación hasta ropa o calzado pasando por cualquier tipo de herramienta o la gestión de residuos como aceites, baterías o pilas. La especialización de su equipo, una atención cercana y personalizada y sus precios competitivos son las claves de su permanencia.
Un grupo de empresas
Su apuesta por la innovación ha llevado a Virgen de la Oliva a ser algo más que una cooperativa agrícola al uso. A lo largo de lo que va de siglo se ha convertido en un grupo de empresas con participaciones en varias compañías. Ejemplo de ello es Arrocera del Pirineo, una cooperativa de segundo grado que comercializa sus arroces regados con agua procedente del Pirineo bajo la marca Brazal.
Además, desde 2004, la cooperativa Virgen de la Oliva pertenece como asociada a Aquagraria, el Centro Tecnológico Agropecuario que da servicios de análisis e informes al sector agrario de la zona de las Cinco Villas. Desde 2011, integra el Patronato de Fundación Aquagraria, el museo agrícola más importante de España.
En febrero de 2013 la Cooperativa se hizo con la propiedad, a través de Serviterra Cinco Villas, de la unidad productiva de fabricación de fertilizantes líquidos. Cuentan con dos líneas de negocios: una dedicada a la fabricación de fertilizantes líquidos neutros convencionales y otra, única en España, de producción de polifosfato amónico. Ambas líneas totalizan una producción anual de 50.000 toneladas de fertilizantes.
Los cooperativistas que hace cinco décadas inauguraban aquellos almacenes, naves y silos, probablemente ni atisbaban el nivel de desarrollo tecnológico que cinco décadas más tarde ha alcanzado tanto el sector agrícola como en concreto unas instalaciones que han hecho de la Cooperativa Virgen de la Oliva el principal motor económico de las Cinco Villas. Un motor que ellos encendieron allá por 1972, que no se ha parado en medio siglo y que continuará funcionando y acelerando, como mínimo, otro medio siglo más.
La Cooperativa puede procesar hasta ocho toneladas de semillas por hora
Cooperativa Virgen de la Oliva

Una instalación de secado en una nave de unos 300 metros cuadrados de superficie, tres silos de más de siete metros de diámetro y más de diez metros de altura, que podían albergar hasta 1.900 metros cúbicos de grano y un equipo de admisión en de 30 toneladas por hora fueron en aquel momento los puntos clave de un complejo que los cooperativistas realizaron "a costa de sus propios esfuerzos, sin ayudas extrañas a la entidad y con el propósito de continuar dando servicios a otras cooperativas de la comarca en las mismas condiciones que a nuestros asociados", como destacó en aquella fecha el por entonces presidente de la Cooperativa Virgen de la Oliva, Jesús Longás.

Además, el complejo disponía de una nave de almacenamiento de 2.400 metros cuadrados con capacidad para diez millones de kilos de grano, así como de una báscula-puente de 60.000 kilogramos, para el pesaje del género, un transformador de energía y un depósito de fuel oil con capacidad para 80.000 litros.

Los cooperativistas de hace medio siglo no quisieron, sin embargo, quedarse en ese punto. Su voluntad era la de seguir creciendo y progresando, algo que se reflejó en el proyecto de una posterior construcción de un almacén de 4.000 metros cuadrados de superficie destinado al almacenamiento de alfalfa henificada. Una instalación "respaldada por el aliento y el entusiasmo de los socios", apuntaba Longás en aquel momento.

En 1972 la Cooperativa Virgen de la Oliva de Ejea aglutinaba a un millar de cooperativistas, y su superficie abarcaba unas 22.000 hectáreas de cultivo de regadío y otras 20.000 hectáreas de secano. Su zona de influencia alcanzaba a una veintena de pueblos del entorno de Ejea de los Caballeros.

2012, otro año clave

El año 2012 supuso otro de los hitos en la dilatada historia de la Cooperativa Virgen de la Oliva de Ejea. En ese año se construyeron las nuevas oficinas desde las que se gestiona la actividad de la cooperativa. Con estos nuevos espacios, de más de 700 metros cuadrados de superficie, se buscó "disponer de mayor espacio para atender a socios, proveedores y clientes". Por eso, explica la sociedad, están diseñadas para conseguir la mayor eficiencia y la mayor optimización de los recursos naturales.

En el mismo año se reubicaba la báscula de pesaje junto a las naves de almacenamiento. La báscula es una infraestructura esencial ya que "conocer los pesos exactos de las materias primas que se aportan es fundamental para realizar un control adecuado de las mercancías que gestionamos", inciden desde la cooperativa. Dicha báscula cuenta con tecnología capaz de separar el producto en función de su destino, así como como con medidores de humedad y temperatura, o un pequeño instrumental de laboratorio que permite hacer controles de calidad para un almacenaje adecuado de las mercancías.

Para este almacenaje, la cooperativa cuenta con secaderos y almacenes en los que las materias primas se someten a un proceso completamente mecanizado para mantener los niveles de humedad de cada producto, que son tratados de forma independiente para evitar cualquier contaminación o mezcla entre ellos.

Y frente a la báscula se encuentra el centro de suministro de abonos y ‘blending’ (mezcla), donde se pueden realizar las combinaciones de abonos según las necesidades específicas de cada parcela.

La nave número 3 de las instalaciones de Ejea es el lugar desde el que se suministran las semillas, los abonos y todo lo necesario no solo para los cultivos sino también para los jardines e incluso para los animales, desde piensos hasta tratamientos para animales domésticos. En consonancia con las tendencias actuales, como el crecimiento del cultivo ecológico, también se suministran productos de "residuo cero". Para ello, trabajan en colaboración con empresas líderes de estos sectores.

La Cooperativa Virgen de la Oliva cuenta también con una de las plantas de deshidratado de forrajes más destacadas de todo el Valle del Ebro. Es, de hecho, la que registra mayor actividad en este ámbito. Cuenta con dos líneas de fabricación de pellets y dos de líneas de empacado (cuerda y alambre) permitiendo ofrecer a sus clientes sus productos en el formato más adecuado para sus necesidades.

La deshidratadora de Virgen de la Oliva es la más importante del Valle del Ebro
La deshidratadora de Virgen de la Oliva es la más importante del Valle del Ebro
Cooperativa Virgen de la Oliva

Innovación, pilar de su actividad

Otro de los puntos neurálgicos de la Cooperativa es su Departamento Técnico. Principalmente enfocado hacia la I+D+i, está compuesto por ingenieros técnicos agrícolas especializados en el desarrollo de variedades de material vegetal que colocan a la cooperativa en la vanguardia de esta materia. Además, ofrecen asesoramiento a los agricultores para que puedan obtener el mayor rendimiento posible de sus explotaciones.

En esta línea, también cuentan con una avanzada línea de selección de grano que puede fabricar hasta siete toneladas de semillas de la máxima calidad gracias no solo a la gran capacidad de la instalación, sino también a la existencia de una mesa óptica al final del proceso. Así, es capaz de producir y comercializar unas 8.000 toneladas de semilla certificada.

Los servicios que la Cooperativa Virgen de la Oliva ofrece van mucho más allá de la mera actividad agrícola. Así, ofrecen la posibilidad de repostar combustibles a precios más económicos ya que "se trata de una sociedad de base cooperativa y aplicamos tarifas justas", señalan. Los puntos de suministro se encuentran en Bardenas, El Bayo, Santa Anastasia, Rivas, El Sabinar y Castejón de Valdejasa, además de en Ejea de los Caballeros, donde se pueden adquirir diversos combustibles. Además, este centro cuenta con instalaciones de lavado no solo de automóviles, sino también de vehículos agrícolas y camiones.

Otro de los espacios emblemáticos y que ha visto transcurrir el devenir de los años desde los mismos inicios de la cooperativa es su tienda. Lo que nació como una ferretería para proporcionar repuestos de maquinaria agrícola a sus socios, algo que mantiene como su especialidad, ha ido creciendo para ofrecer otros productos que van desde la alimentación hasta ropa o calzado pasando por cualquier tipo de herramienta o la gestión de residuos como aceites, baterías o pilas. La especialización de su equipo, una atención cercana y personalizada y sus precios competitivos son las claves de su permanencia.

Un grupo de empresas

Su apuesta por la innovación ha llevado a Virgen de la Oliva a ser algo más que una cooperativa agrícola al uso. A lo largo de lo que va de siglo se ha convertido en un grupo de empresas con participaciones en varias compañías. Ejemplo de ello es Arrocera del Pirineo, una cooperativa de segundo grado que comercializa sus arroces regados con agua procedente del Pirineo bajo la marca Brazal.

Además, desde 2004, la cooperativa Virgen de la Oliva pertenece como asociada a Aquagraria, el Centro Tecnológico Agropecuario que da servicios de análisis e informes al sector agrario de la zona de las Cinco Villas. Desde 2011, integra el Patronato de Fundación Aquagraria, el museo agrícola más importante de España.

El instrumental de la báscula permite hacer controles de calidad
El instrumental de la báscula permite hacer controles de calidad
Cooperativa Virgen de la Oliva

En febrero de 2013 la Cooperativa se hizo con la propiedad, a través de Serviterra Cinco Villas, de la unidad productiva de fabricación de fertilizantes líquidos. Cuentan con dos líneas de negocios: una dedicada a la fabricación de fertilizantes líquidos neutros convencionales y otra, única en España, de producción de polifosfato amónico. Ambas líneas totalizan una producción anual de 50.000 toneladas de fertilizantes.

Los cooperativistas que hace cinco décadas inauguraban aquellos almacenes, naves y silos, probablemente ni atisbaban el nivel de desarrollo tecnológico que cinco décadas más tarde ha alcanzado tanto el sector agrícola como en concreto unas instalaciones que han hecho de la Cooperativa Virgen de la Oliva el principal motor económico de las Cinco Villas. Un motor que ellos encendieron allá por 1972, que no se ha parado en medio siglo y que continuará funcionando y acelerando, como mínimo, otro medio siglo más.

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