Heraldo del Campo

Dulce Navidad con 170 años de historia

Chocolates Lacasa vuelve a endulzar, un año más, las mesas navideñas a las que lleva la tradición de sus 170 años de historia y una trayectoria plagada de innovación que ha sido seña de identidad desde la fundación de la empresa, en un pequeño almacén de Jaca, allá por 1852.

Preparación de los turrones fabricados en la planta que Chocolates Lacasa tiene en la localidad zaragozana de Utebo.
Preparación de los turrones fabricados en la planta que Chocolates Lacasa tiene en la localidad zaragozana de Utebo.
Oliver Duch

Hoy serán numerosos los hogares españoles que endulzarán su cena navideña más familiar con turrones con sello aragonés, los que fabrica la compañía aragonesa Chocolates Lacasa, que este año cierra un ejercicio en el que ha conmemorado aniversarios por partida triple. La empresa ha celebrado los 170 años de historia de su fundación, su emblemática marca Lacasitos ha soplado sus 40 velas y sus afamados Conguitos han cumplido 60 años.

Todo comenzó en 1852 en un pequeño almacén de Jaca (Huesca). En él Antonio Lacasa vendía tejidos y garbanzos, pero también el chocolate que él mismo fabricaba y que marcaría el camino (y la pasión) de las sucesivas generaciones –ya van cinco– que han ido liderando y haciendo grande el grupo chocolatero, que, en estas fechas, se convierte en uno de los principales fabricantes turroneros del país. No en vano, esta empresa familiar –ya la dirige la quinta generación– puede presumir de haber sido pionera en el lanzamiento del primer turrón de praliné de chocolate con almendras. Lo hizo allá por 1943 en aquella España de postguerra en la que estos postres navideños se limitaban al blando, duro y mazapán. Fue el punto de partida para una oferta amplia, variada e innovadora en la que se puede saborear la calidad, la tradición y el cuidado de las materias primas que marcan la trayectoria de esta compañía

Pero la historia de Lacasa y sus producciones no solo tiene sabor a Navidad. A los dulces típicos de las fiestas de diciembre se suman el chocolate en tabletas o a la taza, las trufas o sus Lacasitos –esas coloridas grageas de chocolate, por supuesto, que pasean el apellido de la empresa por más de 40 países–, pero también las frutas bañadas con chocolate así como los productos con los que ha ido ampliando su oferta y su producción gracias a una estrategia de expansión con la que Lacasa ha ido sumando centros productivos no solo en España sino también fuera de las fronteras españolas. Entre ellos destacan su afamados Conguitos, los caramelos o los bombones.

Y así, aquel pequeño almacén se ha convertido en un grupo empresarial que cuenta con cinco fábricas que suman una capacidad de fabricación total superior a las 100.000 toneladas de producción y que emplean alrededor de 800 trabajadores, que, dado el carácter estacional de algunos de sus productos, llega incluso incrementarse hasta el millar.

Antigua fábrica de Lacasa, que en 1928 ya fabricaba 500 kilos diarios de chocolate de cuatro variedades: a la taza, con almendra picada, superior y extra superior.
Antigua fábrica de Lacasa, que en 1928 ya fabricaba 500 kilos diarios de chocolate de cuatro variedades: a la taza, con almendra picada, superior y extra superior.
LACASA

Ya en sus orígenes, el chocolate era pieza fundamental de aquel pequeño almacén de Jaca en el que Antonio Lacasa comenzó su actividad en 1852. Pero fue su hijo José quien a finales del siglo XIX decidió dar al cacao un casi absoluto protagonismo y una calidad –que ha acompañado la larga trayectoria de la compañía– que ya fue reconocida en 1888 en el marco de la Exposición Aragonesa donde las cualidades de sus chocolates merecieron una medalla de oro.

Lacasa comenzó el siglo XX, ya en manos de la tercera generación (Joaquín y José María Lacasa), convertida en el fabricante de chocolate más importante de la región, una producción que se industrializó en 1927. Un año después Lacasa ya fabricaba 500 kilos diarios de chocolate en cuatro variedades: a la taza, con almendra picada, superior y extra superior.

Fue en los difíciles años de la postguerra cuando la firma viajó de Jaca a Zaragoza. El objetivo de sus propietarios era situarla en un punto estratégico de comunicaciones que facilitara su desarrollo. Y fue en ese complicado escenario donde Lacasa volvió a sorprender al mercado. Escaseaba el cacao pero había excedente de azúcar, así que los propietarios de la empresa buscaron nuevas salidas comerciales y lo hicieron iniciando la fabricación de turrón en bruto a base de almendras y azúcar que comercializaban en pastelerías. Pero un especialista en chocolate no podía dejar pasar la oportunidad de ofrecerlo en las mesas navideñas, así que en esa época en el que solo se disfrutaba del turrón blando, el duro y el mazapán, Lacasa decidió innovar y se convirtió, para agradable sorpresa del mercado, en el primer fabricante de un turrón de praliné de chocolate con almendra.

Si tradición e innovación son dos de los pilares de la trayectoria de Chocolates Lacasa, el continuo crecimiento –en producto, en mercados, en capacidad productiva...–es el tercero. Con José María Lacasa al frente, que asumió el negocio en solitario por el fallecimiento de su hermano, las ventas de la compañía traspasaron los límites de la Comunidad y la firma conquistó el mercado nacional.

Siguió creciendo con el ímpetu emprendedor de Carmen Echevarría, que, con cinco hijos menores de edad, se vio obligada a tomar las riendas de la empresa familiar tras el tras el repentino fallecimiento de su esposo, José María Lacasa, en 1957. La adquisición de tres pequeñas empresas locales –Cafés Urbez, Caramelos Nice y la estuchadora de azúcar Viuda de Guedea– añadieron tamaño al negocio de Lacasa, que se convertiría en 1972 en una sociedad mercantil formada por Carmen Echevarría como presidenta y sus cinco hijos como accionistas.

Un camino cuajado de éxito

Comienza entonces un camino cuajado de éxito empresariales. Crecen las ventas y con ellas la necesidad de disponer de una moderna fábrica, la que actualmente posee el grupo familiar en la localidad zaragozana de Utebo, a la que el tiempo ha ido haciendo más grande y más tecnológica.

Fecha señalada sin lugar a dudas es 1982. Se produce en ese año el nacimiento de los afamados Lacasitos, unas coloridas grageas de chocolates que se abren paso en un mercado hasta entonces inexistente en España. Su éxito fue tal y tan rápido que la empresa decidió invertir en una construcción de una línea monoproducto en sus instalaciones de Utebo. Cuatro décadas después, los Lacasitos no han perdido su esencia y mucho menos el favor de un público que se reparte por los más de 40 países a los que se dirigen las más de 10 millones de grageas que se fabrican cada día en la planta zaragozana.

Uno de los productos estrella que Lacasa fabrica en Navidad es el guirlache, un dulce muy aragonés.
Uno de los productos estrella que Lacasa fabrica en Navidad es el guirlache, un dulce muy aragonés.
lacasa

Cinco años después Lacasa firmaba otro éxito que aún perdura. Adquirió la empresa zaragozana que producía los Conguitos –que han soplado este año su 60 velas–, un producto que ya entonces gozaba de popularidad y que la firma de Utebo relanzó todavía más.

No acabó ahí el crecimiento. La compañía se expandió en Portugal, con una sociedad con sede en Lisboa y adquirió Caramelos Mauri, a lo que sumó además otras empresas como la Bombonera Vallisoletana y Chocolates del Norte. Con presencia ya en el exterior quiso poner pie en un mercado lejano que ya conocía bien. Recién comenzado el siglo XXI constituyó la sociedad comercializadora Chocolates Lacasa Argentina para ofrecer una relación más cercana y un mejor servicio a los clientes que ya tenía en ese mercado.

Sin perder de vista Europa, su presencia se refuerza en este mercado con la compra en 2002 de la empresa francesa Confiseries Paul Marcel, especialistas en caramelos artesanales y de tradición. Ocho años después llegaría al grupo la toledana Ibercacao, cuyas instalaciones se convirtieron en el tercer complejo fabril en España del grupo Lacasa, que ya entonces contaba con fábricas en Utebo (Zaragoza) y Mieres (Asturias).

Y fue también Ibercacao la empresa a través de la cual el grupo Lacasa dio en 2018 "un paso de gigante en su estrategia de crecimiento en Europa", como lo definió entonces la compañía aragonesa. Ese año adquiría la planta francesa de la SAS CB Chocolaterie de Bourgogne (fabricante histórico de Dijon). Una operación que le permitió duplicar la capacidad productiva y aliviar la situación de las cuatro plantas que Lacasa tiene en España -dos en Utebo (Zaragoza), una en Oviedo y otra en Quintanar de la Orden (Toledo)-, que ya se encontraban "a tope", señalaba en esa fecha fuentes del grupo.

Un gran grupo familiar

Estas son las pinceladas de una larga y fructífera trayectoria en la que aquella empresa oscense se ha transformado en un grupo empresarial formado por distintas compañías que aglutinan cinco fábricas con las que sirven a los distintos canales de distribución y cuya capacidad total de producción supera las 100.000 toneladas. Con presencia en 50 países en los que genera el 40% de la facturación total, emplea a unas 800 personas, si bien su plantilla es "variable" porque la mayoría de sus productos "tienen un "marcado componente estacional".

Los Lacasitos, coloridas grageas de Chocolate, pasean el nombre de la empresa por 40 países.
Los Lacasitos, coloridas grageas de Chocolate, pasean el nombre de la empresa por 40 países.
Plumed SL

Lo explica Lucas Lacasa, quinta generación de la firma familiar y consejero delegado del Grupo Lacasa desde abril del pasado año, que reconoce que "170 años dan para mucho momentos decisivos", pero asegura que los hitos más importantes han sido los marcados por las innovaciones, tanto en tradición turronera como en las propuestas chocolateras. "Ampliamos el concepto de turrón y posteriormente desarrollamos toda una línea de variedades, muchas de las cuales todavía se pueden encontrar en los lineales. Seguimos innovando con los Lacasitos y desarrollamos después el dulce favorito de los más pequeños: el chocolate con Lacasitos, concepto que ha inspirado a muchos seguidores nivel global, aunque el original siempre es y será el original", señala como ejemplos. Lucas Lacasa destaca, además, que, desde el punto de vista organizativo, "ha sido clave acompasar el crecimiento orgánico e inorgánico, así como la profesionalización de los equipos directivos en cada salto generacional".

En tan largo camino no han sido pocos los desafíos a los que ha tenido que hacer frente la compañía. "Cada etapa tiene sus retos. Creo que las primeras etapas de la vida de cualquier empresa son las más difíciles, en las que es crítico tomar decisiones acertadas y además requieren un esfuerzo adicional, tanto en el ámbito profesional como en el personal", explica el consejero delegado del grupo.

Los últimos años tampoco han sido fáciles. Lacasa no olvida la dura experiencia a la que obligó a vivir una pandemia que nadie podía imaginar. "Lo más difícil han sido los impactos en las familias por la pérdida de seres queridos. Todos los esfuerzos han merecido la pena si la empresa ha sido un apoyo para seguir mirando hacia el futuro ante las dificultades", añade.

Y reconoce las dificultades que está imponiendo la actual crisis energética y el aumento de costes. "Ante esta situación, solo nos queda la opción de gestionar lo mejor posible el día a día y amortiguar las subidas de precio final absorbiendo parte de los incrementos de costes para ayudar en la compra, como me consta que también están haciendo la gran mayoría de fabricantes y distribuidores", destaca.

Dos trabajadoras empaquetan bolsas de Conguitos producidos en la fábrica de Utebo.
Dos trabajadoras empaquetan bolsas de Conguitos producidos en la fábrica de Utebo.
Toni Galán

Cautela en las perspectivas

Por eso, cuando habla de presente, Lucas Lacasa se muestra cauto ante el posible comportamiento del consumo durante esta campaña navideña. "La sociedad está ante una situación económica en la que, en términos agregados, el ahorro producido durante la covid está soportando gran parte del consumo. Conforme se va agotando este ahorro, urgen alternativas y medidas de apoyo para mantener la actividad económica y social", detalla. Pero el consejero delegado deja claro que en este escenario, el grupo aragonés trabaja distintas gamas de productos y trata de adaptarse a todas las economías "para que ninguna mesa se quede sin un buen producto navideño en estas fechas".   

El nuevo año también se encara "con cautela" en Grupo Lacasa, que, como asegura su consejero delegado, está "muy atento" al comportamiento del mercado para poder adaptarse a las demandas cambiantes. "No descartamos ningún proyecto de inversión que pueda beneficiar a la sociedad, ya sea por una mayor adecuación en los productos ofertados o por el impacto que tenga de generación de valor para las personas", concluye Lucas Lacasa.

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