ECONOMÍA

España se prepara para el invierno: "El gas estará caro en 2022 y 2023 si no da un giro la situación de Rusia"

Este viernes el Gobierno espera que se apruebe el tope al precio en el mercado ibérico para abaratar la factura de la luz.

Planta de distribución de gas en Baumgarten (Austria).
Planta de distribución de gas en Baumgarten (Austria).
Reuters

En este verano adelantado con temperaturas por encima de los 30 grados, España y el resto de países llenan sus almacenes de gas natural de cara al invierno. Tradicionalmente entre los meses de abril y septiembre se compra la energía que permitirá tener las reservas cubiertas para la época más fría y de más consumo del año, de octubre a marzo. Esta temporada está marcada por la búsqueda de alternativas al gas ruso que alimenta al 40% de las empresas y hogares europeos, como sanción por la invasión de Ucrania el pasado mes de febrero. El castigo al gobierno de Vladimir Putin tiene su coste para la economía, que se traduce en precios más altos de la energía.

"El gas estará caro en 2022 y 2023 si no da un giro la situación de Rusia", considera José María Yusta, profesor de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) de la Universidad de Zaragoza. El contexto económico y político añade incertidumbre y volatilidad, con alzas de precios del 11% en un día, como este viernes, hasta los 64,25 euros el megavatio. El conflicto bélico no está causando "problemas físicos de interrupción de suministros", pero sí comerciales y geopolíticos, apunta el experto en mercados energéticos. Ucrania ha advertido este viernes de una posible incidencia de uno de los ramales de la red gasista a su paso por la zona prorrusa del Donbás, que vigila la Unión Europea, mientras la suministradora rusa Gazprom ha negado que hubiera cortes.

El 40% del gas europeo procede de Rusia

El profesor explica que actualmente el 40% del gas que compra Europa procede de Rusia. Alemania, Italia y Hungría son los países más dependientes. "Reducirlo a cero no es posible ni físicamente ni comercialmente", señala sobre este procentaje, ya que no se puede sustituir todo y los contratos firmados en los últimos años comprometen a los países. En el intento por disminuir esta dependencia en lo posible, para sancionar al invasor, augura una "pelea" entre países para firmar contratos con productores mundiales de gas licuado, lo que hará que suban los precios.

"Ahora hay una estrategia europea para llenar los almacenamientos. A corto plazo parece que no va a haber problema para llenarlos durante el verano. Qué pasará a partir del otoño, no lo sabemos", indica. Dentro de los planes de Europa, en los que la Comisión Europea ha llegado a plantear que será quien reparta el gas, Yusta considera que España no tendrá problemas. "Tenemos muy diversificado el abastecimiento con otros países. Llega gas licuado de 15 países diferentes", apunta. Los barcos metaneros abastecen a la península desde países como Argelia, Egipto o Qatar.

Tensión diplomática

La tensión diplomática con Argelia, debido a la decisión de España de dejar el Sáhara Occidental en manos de Marruecos, tampoco debería influir en el abastecimiento. "Entra por España muy poco porque la capacidad de interconexión es muy limitada. La conexión con Francia es pequeña", indica. Por ello, cree que será Italia, la otra vía de entrada del gas argelino, la que pueda contribuir más al suministro europeo. "Argelia apuesta por Italia porque esta tiene grandes almacenamientos subterráneos, un gasoducto submarino y está mejor conectada con los países centroeuropeos, que son los que más problema tienen con el gas", por su mayor dependencia de Rusia.

El experto entiende que España se encuentra en mejor posición que otros países para reducir la dependencia rusa al tener más renovables como energía eólica y solar, pero falta capacidad de almacenamiento. "La energía nuclear y el gas son las que dan respaldo al sistema eléctrico", recuerda Yusta. 

Las tensiones geopolíticas y energéticas cree que supondrán un empujón a la descarbonización, en busca de mayor independencia. Europa y España mantienen su agenda de transición ecológica, pese a los anuncios de Francia de volver a la energía nuclear. Sin embargo, el momento de transición también puede jugar en contra. En la compra de gas licuado de países como Estados Unidos o Qatar explica que se exigen compromisos a muy largo plazo en las operaciones de compra, con contratos "a 15 ó 20 años" y puede que resulte "difícil diversificar el suministro apoyándose en  el gas licuado si las empresas que compran no están dispuestas a firmar estos acuerdos porque no saben qué van a poder hacer con ese gas en 15 años".

En cualquier caso, viene manteniendo que, en su opinión, "Rusia no va a cortar el gas porque pierde su principal fuente de ingresos junto con el petróleo". Lo consideraría "un suicidio" porque "su situación económica ya es complicada", aunque Rusia viene asegurando que tendría "suficientes compradores" de recursos energéticos "incluso sin los países occidentales".

Este viernes está previsto que se apruebe la llamada 'excepción ibérica' para poner un tope al precio del gas natural que se utiliza para la generación de electricidad en España y Portugal. Con esta medida se espera una rebaja en la factura de la luz del 30%, aunque su precio, 187,27 euros el megavatio hora (MWh), sigue siendo "inasumible" para empresas y hogares, apunta Yusta. El coste en los mercados mayoristas cuadruplica el anterior al inicio de la escalada el año pasado.

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