Brushing, la práctica comercial que “amenaza a la biodiversidad autóctona”

Se ha detectado el envío de paquetes con semillas que suponen, según el ministerio de Agricultura, un riesgo para la sanidad vegetal, por el peligro de plagas que lo acompañen,  y también medioambiental, por poder tratarse de especies invasoras.

Los sobres que se han detectado en España contienen semillas.
Los sobres que se han detectado en España contienen semillas. HA
Heraldo.es

Recibir un paquete que no has pedido y encontrar una reseña tuya que no has escrito en internet sobre el producto recibido es posible. El ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha informado que esta práctica, conocida como brushing, que se empezó a detectar hace unas semanas en Estados Unidos y que ya se ha extendido a Alemania, Francia, Irlanda, Países Bajos y Reino Unido, ya ha llegado a España. Una práctica que consiste en que las empresas envían el producto de forma gratuita para poder generar un voto positivo falso en internet  debido a que, como explican desde el ministerio, “muchas plataformas de venta no permiten la emisión de estos votos si el cliente no ha recibido efectivamente el producto”. El problema principal es que esta práctica viene acompañada de un posible “riesgo tanto desde el punto de vista de la sanidad vegetal como medioambiental”, ya que estos paquetes detectados no solicitados por los destinatarios solo contienen semillas.

“Puede que sea una prueba para comprobar que los domicilios son correctos o una campaña de marketing que desconocemos en este momento”, sugiere José Ángel Oliván, secretario general de la Unión de Consumidores de Aragón (UCA). Sea como sea, desde el MAPA consideran que además de que “la introducción de este material sin el correspondiente certificado fitosanitario está prohibida, esto supone un riesgo tanto desde el punto de vista de la sanidad vegetal, por el peligro de plagas que lo acompañen, como medioambiental, por poder tratarse de especies invasoras”.

“Efectivamente, tal y como se indica desde el ministerio esta práctica supone un riesgo desde el punto de vista de la sanidad vegetal”, explica Cristina Mallor, investigadora del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA) de Aragón. “Existen diversos agentes patógenos que se transmiten por las semillas, en el exterior a través de la cubierta seminal o en el interior, del embrión de las semillas”, detalla la misma. “Por eso es tan importante, además de obligatorio, acompañar las semillas que proceden de terceros países de su correspondiente pasaporte fitosanitario, que es un documento que garantiza que han sido sometidas a los controles que exige la normativa vigente, y por lo tanto se encuentran libres de plagas de cuarentena. El reto es evitar el riesgo de introducir plagas y enfermedades vegetales de terceros países que pueden encontrar en el nuestro un espacio propicio para su propagación incontrolada”, indica. “Además, las semillas enviadas también pueden ser especies invasoras per se, o venir mezcladas junto a ellas, y su cultivo podría suponer un desastre medioambiental que amenazase a la biodiversidad autóctona”.

Por este motivo, el MAPA solicita “a las personas que reciban estos sobres que lo pongan en conocimiento del área de Agricultura de la delegación del Gobierno correspondiente o de los servicios de Sanidad Vegetal de su comunidad autónoma para proceder a la destrucción del material”, ya que se ha detectado que estas semillas proceden de terceros países.

¿Hemos autorizado el uso de nuestros datos?

Otro de los problemas del brushing es que estas empresas están haciendo uso de los datos del destinatario. “Puede ser que la entidad que nos ha enviado el producto, sin haberlo solicitado y también sin haberlo cobrado, sea una empresa con la que hayamos hecho algún tipo de transacción y tenga nuestros datos para hacer comunicaciones comerciales porque se lo hayamos autorizado en esa autorización que nunca leemos”, explica el secretario general de la UCA. “Y es que al autorizar estas comunicaciones comerciales puede que estemos autorizando esta práctica, que no deja de ser una comunicación comercial. Por eso, hay que tener muchísima precaución, y a pesar de que sabemos que puede resultar tedioso, hay que leerse las condiciones de venta y ser conscientes de lo que autorizamos, puesto que incluso en muchas ocasiones autorizamos que cedan los datos a otras empresas. Por tanto, es muy probable que hayamos autorizado el uso de nuestros datos sin darnos cuenta. Hay que ser precavido”.

“Dicho esto, siempre tenemos la opción de corregirlo”, asegura Oliván. “Siempre tenemos la opción de acceder a lo que hemos autorizado, rectificarlo e incluso solicitar que borren nuestros datos”.

Pero, ¿qué hacer si nos llega un paquete que no hemos solicitado? “Debemos ponernos en contacto con la empresa y siempre devolver el producto. Incluso lo ideal es no aceptar el producto, si nos damos cuenta en el momento en el que llega el repartidor a nuestro domicilio. Pero, bajo ninguna circunstancia nos lo tenemos que quedar. Eso no nos pertenece”, anota el secretario general de UCA. “En cualquier caso, nos tenemos que poner en contacto con la empresa y decirles que, haciendo uso de los derechos que marca la normativa sobre protección de datos, queremos saber qué datos tienen, quién se los ha facilitado y si queremos que los borren, exigirlo. Al fin y al cabo no estamos hablando de esos grandes datos, como puede ser que sepan que hemos estado en tal tienda o supermercado, que se pierden entre miles de datos, sino que estamos hablando de que tienen, al menos, tu nombre y apellidos y tu domicilio”.

En caso de que la empresa no nos permita borrar o rectificar nuestros datos, desde UCA, aseguran que se debe interponer una denuncia en la Agencia de Protección de Datos. “Si se repite la acción, directamente ponemos una denuncia en esta agencia”, pide Oliván. “Suele ser muy eficaz, dado que es uno de los organismos más temidos en estos momentos por las empresas, porque sus sanciones son muy importantes”. Esta denuncia, como apunta el mismo, “se puede poner a través de internet e, incluso, en cualquier oficina del consumidor del Ayuntamiento de Zaragoza o de las comarcas informan a los consumidores de cómo hacerlo”. 

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