hoteles, restaurantes y cafés y bares

"Hay que abrir aunque sea a pérdidas"

Dar confianza y servicio a los ciudadanos. Es lo que pretenden entre el 30% y el 40% de cafés, bares, restaurantes y hoteles que han vuelto a la actividad en Zaragoza con todas las medidas de seguridad y el aforo restringido

Una camarera atendiendo la barra del Bar Dublín, que abrió sus puertas en Zaragoza la semana pasada.
Una camarera atendiendo la barra del Bar Dublín, que abrió sus puertas en Zaragoza la semana pasada.
Laura Uranga

Con ganas y una respuesta mejor de la esperada, restaurantes, hoteles y cafés y bares de Zaragoza van saliendo del letargo de la pandemia y abriendo sus instalaciones. Según la Federación de Empresarios de Hostelería de Zaragoza- Horeca, un 39% de los restaurantes han vuelto a dar servicio esta pasada semana y un 28% de los alojamientos también aunque algunos hoteles que dependen más del turismo nacional e internacional piensan esperar hasta julio. En el caso de cafeterías y bares de la ciudad han abierto un 37% que se incrementará hasta el 52% al finalizar esta segunda fase, según Luis Femía, gerente de la Asociación de Cafés y Bares.

«Lo que te demanda el cliente es sobre todo los espacios abiertos, la terraza para comer. Cuando está llena, dado que el aforo está restringido al 50%, ya vamos ocupando los salones interiores», explica Ángel Conde, propietario del restaurante El Chalet, que regenta desde hace 19 años aunque el establecimiento lleve 30 en funcionamiento. «Los clientes, algunos de toda la vida, estaban deseosos de volver. Para el fin de semana tenemos todo lleno y el teléfono no para de sonar». 

Siempre, asegura, se ha trabajado muy bien en junio, pero después no sabe qué va a pasar. «Lo más difícil de gestionar ha sido la incertidumbre y saber con muy poca antelación cuándo podías abrir o si tenías flexibilidad para sacar a los trabajadores del ERTE. Aquí han salido todos aunque tengamos la mitad de aforo porque todo cuesta el doble de hacer», reconoce. Sobre si se podrá recuperar los ingresos perdidos en estos meses, este profesional de la restauración responde con un no rotundo. «Se han perdido comuniones, congresos y mucho dinero. Ahora se trata de ir viviendo y ganar algo para poder mantener plantilla y poco más». 

Maite Barra, propietaria del restaurante La Parrilla de Albarracín, que abrió sus puertas hace unos ocho días, ve también imposible compensar con lo que queda de año los meses en blanco. «Es como empezar de nuevo, pero ha ido bastante bien, la gente ha respondido con confianza y da gusto ver que ya hay reservas de familias enteras con abuelos y nietos», dice. La restricción de aforo al 50% es lo que limita mucho. «Ni dobles turnos ni ocupación de todas las mesas. Las hemos distanciado dos metros, pero aún así, los clientes te piden siempre comer fuera».

Cafés y bares están abriendo «por imperiosa necesidad porque no tienen más remedio, pero con tantas limitaciones no les resulta rentable», asegura Femía. «A ver cómo evoluciona la demanda. Por ahora hay pocas terrazas abiertas y se llenan, pero ha habido un cambio en los hábitos de consumo y el miedo social persiste y seguirá mientras no haya una vacuna», dice. «En Zaragoza y provincia, antes de la crisis el sector de la hostelería empleaba a 27.000 trabajadores. Ahora son 23.305, es decir, se han destruido en solo dos meses 3.695 empleos», afirma.

«Más tiempo parados no podíamos estar. Nuestro miedo es si podremos mantener a todo el personal», reconoce Soraya Ejea, que lleva el Bar Heroísmo junto a sus padres. «Hemos sacado a tres personas del ERTE, pero antes de esto teníamos a 12 trabajadores los fines de semana. Nuestro miedo ahora es si hay trabajo para ellos los próximos meses o va a venir una gran crisis económica». Pero de momento, añade, había que abrir y lo hicieron este pasado jueves, celebrando ya el tradicional juepincho pero de manera diferente, con reservas y en mesa. 

«Las reglas de juego han cambiado. Nuestro comedor es para 150 comensales y lo hemos dejado en la mitad. Hemos retirado mesas y sillas para dejar las justas y cumplir con las distancias establecidas y todo el protocolo», señala. Lo de menos, para Soraya, es «llevar la mascarilla y lavarte continuamente», ya que de lo que «se trata es de minimizar los riesgos». En el arranque de actividad, sabe que «no van a ganar dinero». Es cuestión de «salir a flote, de resurgir», y quiere creer que «igual que en la anterior crisis, podremos también superar esta».

«En realidad, te la juegas, por eso mucha gente no quiere abrir», afirma Goyo Ballestín, propietario del bar Dublín en Zaragoza, así como de La Malteadora, y del Dan O’hara (que al ser ocio nocturno, mantiene todavía cerrado en la calle Bretón). «Menos a dos trabajadores, prácticamente a todos los he sacado del ERTE, pero te arriesgas. Empiezas a tener gastos de todo tipo y con solo el 50% de aforo tienes que pagarlos al 100%. Tienes que abrir, pero a pérdidas», confiesa. 

Al principio, cree, va a haber clientes: «la gente lleva más de dos meses sin salir a comer; tienen ganas y va a haber trabajo, pero luego puede haber un bajonazo. Lo duro vendrá en 6 u 8 meses», vaticina. Pero es lo que hay. «A partir de ahí a pelear, que es lo que hemos hecho siempre. Yo llevo 37 años en la hostelería y las crisis para los bares no suelen ser tan malas». Eso sí, critica la poca ayuda que se está dando al sector, pese a que «la hostelería y el turismo van a ser de los más castigados».

«Ir a un restaurante no implica más riesgo que sentarse en una terraza. Estamos acostumbrados a inspecciones mensuales de Sanidad, en las que nos revisan a fondo, y también a luchar contra mil gérmenes y bacterias a diario. Así que las medidas de seguridad por la covid-19 resultan relativamente fáciles de cumplir», comenta el empresario José María Lasheras, del grupo La Bastilla, que ultima los preparativos en El Boss y el Gayarre para abrirlos esta misma semana. 

«En los restaurantes grandes no hay problema. En el Gayarre, con los jardines vamos a instalar un comedor de verano y a trabajar y transmitir confianza», apunta. Es la parte, dice, de «banquetes y celebraciones lo que nos preocupa más», pero lo dejarán para el 1 de julio, en la siguiente fase. «Tenemos espacios muy grandes como la finca de la Alquería, donde mantener las distancias entre personas es fácil, más todavía con la mitad del aforo». Además, explica, «tenemos al personal preparado, le hemos hecho los test a todos y estamos listos». 

Eso sí, indica, no va a haber diferencias entre grandes y pequeños negocios a la hora de «reabrir ya que todos vamos a hacerlo a pérdidas» mientras continúen las restricciones en los aforos. «Es algo que considero incoherente porque si garantizas la distancia a dos metros entre mesas, no entiendo por qué no puedes llenar tu local si tienes espacio de sobra». De cualquier forma, dice, «estamos cumpliendo con todo y medidas de seguridad como desinfectarse las suelas de los zapatos antes de entrar en los establecimientos o no tener cartas en papel sino en el código QR, así como el uso continuo de mascarillas y geles hidroalcóholicos, han venido para quedarse».

A juicio de Lasheras, los ciudadanos están reaccionando bien. «Ya hay reservas de bautizos, de bodas de plata, de cumpleaños con 20 o 30 personas. No podemos vivir toda la vida confinados sino que hay que retomar las celebraciones, los acontecimientos sociales, las bodas. Todo volverá a la normalidad. Eso sí, respetando todas las medidas sanitarias», indica, y con apoyo del Gobierno, del que critica la «inseguridad que ha generado a un sector maltratado como la hostelería».

En hoteles, «la ocupación va a ser más lenta en fines de semana pero para días laborables, ya hay reservas», afirma Javier Ramos, director del hotel Plaza Feria, que abrió esta pasada semana con el 30% de ocupación (unas 30 habitaciones de las 92 con que cuenta este hotel ahora de Sercotel y antes de la cadena Tulip Inn). «No esperaba yo tanta demanda pero al ver que había reservas, me dije hay que abrir, eso sí, con todas las normas que ha establecido Sanidad y el Instituto Tecnológico Hotelero». 

La nueva normalidad pasa por desinfectarlo todo, desde el bolígrafo a la TPV (terminal de punto de venta), pero «el gran cambio ha venido en la parte de bufé para el desayuno, que ya no existe sino que es a la carta. El cliente nos lo pide y a la hora que baje lo tiene en la mesa». Asimismo, el aforo se ha reducido. «Tenemos un comedor con capacidad para 190 personas y ahora es para 70. Los baños comunes y ascensores solo los puede utilzar una persona», señala el directivo, y al cliente se le pregunta si va a quedarse dos noches y si prefiere que se le haga la habitación o no. «Las camareras de piso encima del uniforme llevan una bata desechable. Lo desinfectan absolutamente todo y no hay nada de papel en las habitaciones, únicamente el mando que una vez higienizado se introduce en una bolsa de plástico. Los geles y champus para el baño se entregan embolsados en recepción», relata.

Javier Ramos piensa que «el cliente corporativo, que viene de lunes a viernes, va a ir en aumento», sobre todo cuando se entre en la fase 3 y se pueda viajar entre comunidades autónomas. «Los 40 hoteles de Sercotel van a abrir ya este lunes. Es verdad que hay ciudades en las que da más miedo la apertura, pero hay que dar confianza y entre todos levantar la economía», reconoce.

«El 1 de julio abriremos. Antes no. Ya lo tenemos todo preparado», afirma Luis Sánchez, director gerente del Innside Zaragoza o antiguo Meliá. «Esperamos a que se pueda viajar, a que se abran las provincias y haya movimiento. Con correr no adelantas nada», indica. «Lo tremendo ya ha pasado y hay que prepararse para ir recuperando la normalidad poco a poco. El cliente encontrará las habitaciones mucho más limpias, las mesas un poco más separadas, más horarios de desayuno para evitar confluencias de gente. Cambiarán un poco los hábitos, pero con sentido común, se irá reactivando el sector», pronostica: «Afortunadamente estamos en una cadena de mucho prestigio».

María José Cenzano, directora del hotel Diagonal Plaza, admite que «esperaba empezar más despacio» pero ya tiene 66 habitaciones ocupadas de 176. «Mucha gente del polígono viene a comer, normalmente son mesas de 2 o e seis personas. Abrimos el restaurante este pasado lunes y el hotel, el día 18 de mayo. La cafetería la abriremos mañana y ya habremos rescatado al 40% de la plantilla del ERTE», comenta. «No solo es el hotel de Zaragoza, el de Murcia y Granada abrieron a la par y también los tres de Madrid y el de Barcelona, así como los de Málaga, Valencia y el Santemar, junto con el de Palma de Mallorca.

«Las tarifas no las hemos subido pese a que la habitación que antes se limpiaba en 20 minutos cuesta más tiempo y todo es más caro por los equipos de protección y sistemas que se han instalado, pero estoy contenta con el arranque, que se ha hecho despacio, pero seguro», apunta la directora del Diagonal Plaza. Aunque pensaba que el restaurante iba a costar más abrirlo, ya está funcionando y las perspectivas, confiesa, «son optimistas, aunque necesitamos del turismo extranjero».

«A menor movilidad, menor grado de apertura», advierte Antonio Presencio, del Hotel Palafox de Zaragoza y presidente de la Asociación de Hoteles de Zaragoza, que cumple 40 años. «Los que trabajamos sobre todo el turismo internacional hasta la primera quincena de julio no vamos a abrir y los que atiendan sobre todo congresos si no los hay no van a abrir tampoco». Se hará en función de la tipología de cliente de cada uno. Lo que es común, destaca, es el protocolo de actuación y el sello de hostelería segura. Lo que necesita ahora el sector, asegura, es a nivel local, que se declare el turismo servicio de especial interés y utilidad pública, que haya medidas fiscales relacionadas con el IBI, IAE y las tasas que son municipales, y que haya ayudas a la nueva señalética, a la digitalización para que el ‘check in’ en los hoteles se automatice.

Por otra parte, a nivel regional, afirma Antonio Presencio, se precisa más apoyo a congresos y eventos y que se clarifiquen cuanto antes los aforos permitidos. Y ya a nivel nacional, que se retomen las negociaciones para la prórroga de los ERTE más allá de finales de junio en sectores especialmente afectados como es el turismo, que se rebaje el IVA como en otros países y que se autorice una moratoria de 12 meses en la deuda hipotecaria, entre otras medidas.

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