Tres trucos para lavar las sábanas y no echarlas a perder en el intento

Controlar temperatura adecuada, el modo de secado y la cantidad de detergente son aspectos clave para la vida útil de la ropa de cama.

Evitar los abultamientos de las gomas ajustables es fácil si se sabe cómo doblarlas bien.
Las sábanas y ropa de cama son prendas delicadas que conviene lavar con cuidado.
Pixabay

Las tareas del hogar suelen resultar de lo más tediosas para la mayoría de la población, a pesar de que la ciencia apunta que limpiar la casa nos hace más felices. Para facilitar estas labores, existen multitud de trucos en la red, tanto para planchar menos como para lucir unos electrodomésticos siempre nuevos.

En el caso del lavado de sábanas y ropa de cama, hay tres aspectos clave que, si se siguen cuidadosamente, alargarán su vida útil y nos asegurarán un sueño más reparador.

La temperatura adecuada. Revisar el etiquetado de las sábanas es el primer paso, pues dependiendo de la tela y las fibras con las que estén tejidas convendrá hacerlo de una manera o de otra. En cualquier caso, lo mejor es lavarlas con agua caliente, entre 40 y 60 grados, pues así se eliminan manchas, bacterias y ácaros con total seguridad. El detergente. A la hora de añadir el jabón, conviene hacerlo en el cajón indicado de la lavadora y no directamente en el tambor, ya que así se mezcla con el agua y resulta menos agresivo con los tejidos. Para saber la cantidad exacta, puede consultarse el etiquetado del detergente escogido, pues suelen especificar la dosis necesaria para cada tipo de lavado. Así, se evitarán aclarados extra y que los restos de detergente resten suavidad a la ropa de cama. Además, conviene no añadir más prendas a la lavadora, pues al tratarse de telas grandes necesitan espacio para lavarse bien.  El secado. Como ocurre con otras prendas, conviene sacar las sábanas de la lavadora en cuanto termine el programa para evitar el olor a humedad y que se arruguen más de lo necesario. Si la lavadora incluye programa de secado, o se dispone de una secadora, es la opción más efectiva; mientras que si se tienden en el exterior conviene hacerlo a una hora en las que no les de el sol directamente, para evitar que pierdan color y queden más ásperas. El remate final a este proceso es doblarlas con algo de acierto y plancharlas, pues no hay mejor sensación al meterse a la cama que notar las sábanas lisas y tersas. Echar unas gotas de perfume o de esencias naturales en las esquinas de las sábanas es otro truco para que irse a dormir sea aun más placentero. 

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