La sequía alarga la recolección de la oliva en Aragón hasta principios de abril

Aunque se prevé un 30% menos de fruto, se mantendrá la producción de aceite.

Un agricultor realiza labores de recogida de olivas en una explotación de Belchite (Zaragoza)
Un agricultor realiza labores de recogida de olivas en una explotación de Belchite (Zaragoza)
J. M.

A pesar de las copiosas nevadas de la pasada semana y de las intensas lluvias de los últimos días, el sector agrario todavía arrastra los efectos que la grave sequía del pasado año ha dejado sobre los cultivos.

Es lo que sucede en el olivar, donde la recolección del fruto se está alargando y no concluirá , en zonas como Belchite, hasta los primeros días de abril. "Lo normal es que para mediados de este mes de marzo, alrededor de la festividad de San José, toda la cosecha estuviera en las almazaras, pero este año terminará unos 20 días más tarde", señala Joaquín Morella, oleicultor y responsable del sector del olivar de UAGA.

Morella explica que las olivas estaban este año "muy agarradas a la rama", intentando absorber toda el agua que podían ante la situación de estrés hídrico que han tenido que soportar estos cultivos. "Si al hacer vibrar el árbol normalmente cae el 70 u 80% de las olivas, en esta campaña apenas se desprendían el 25%", detalla el agricultor, que añade que ha sido necesario incluso pasar las máquinas dos veces por el cultivos "con el incremento del gasto que eso supone".

Esta situación explica que la cooperativa del municipio zaragozano de Belchite haya decidido parar la maquinaria para la elaboración de aceite durante dos semanas ya que no resulta rentable ante la escasa producción que entra en la almazara.

"La oliva tiene que terminar de soltarse, así que la cooperativa volverá a abrir sus instalaciones a finales de marzo para que las cargas puedan alcanzar al menos los 25.000 kilos", explica Morella, que asegura que las bajas temperaturas de las pasadas semanas en el Bajo Aragón "no han provocado ningún daño en el cultivo ni el fruto".

La falta de precipitaciones durante el pasado año no solo ha hecho que el fin de la cosecha llegue más tarde. Ha provocado además un descenso del volumen de kilos de olivas recolectado, que se estima en un 30% pero que "al cierre de campaña podría ser incluso mayor", asegura Morella.

Buenos rendimientos

No sucederá lo mismo en cuanto a producción de aceite, que, contra todo pronóstico, será mayor de lo esperado e incluso podría situarse entre las mejores campañas de los últimos ejercicios. Para quien ve el vaso medio lleno eso significa que, recuerdan los productores, "si hubiera llovido estaríamos hablando de una cosecha histórica", especialmente en el Bajo Aragón, donde se encuentran la mitad de las más de 44.000 hectáreas –mayoritariamente en secano– que ocupa este cultivo en toda la Comunidad.

"Lo que se ha reducido es el calibre de la oliva, no han engordado como otros años, pero esta pérdida de peso se ha producido en agua no en aceite, con lo que se han conseguido rendimientos del 25% y, en algunos casos, hasta del 29%", detalla Morella.

Todas estas circunstancias, señala el agricultor, no afectarán a la calidad del conocido como oro líquido. Y aunque desde algunas almazaras aragonesas se reconoce que el aceite no será tan frutado como para calificar sus cualidades de óptimas, lo cierto es que el sector está satisfecho porque se temía que tras un año tan seco como el pasado hubiera problemas de amargor o picor en el fruto, que finalmente no han aparecido.

Los productores esperan ahora que la falta de precipitaciones no haya dañado en exceso el árbol, ya que ello podría reducir drásticamente la producción la próxima campaña. Y confían en que los precios del aceite "que han ido a la baja" se mantengan en los niveles actuales, por encima de los 3 euros el kilo.

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