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La llegada del C3 y el Meriva aseguran los más de 6.000 empleos de Figueruelas

El anuncio realizado por la dirección de GM y PSA culmina el nuevo plan productivo de la planta, iniciado con la llegada del Mokka, lo que supondrá que Figueruelas funcione al 100% a partir de 2017.

Planta de General Motors en Figueruelas
Las exportaciones aragonesas aumentan gracias a África, Asia y América
O. DUCH

Tras tres años de incertidumbre y malos augurios, los trabajadores de la planta de GM en Figueruelas pueden decir que, curiosamente, el 2013 ha sido su año. El acuerdo, anunciado este lunes, entre la empresa de Detroit y el grupo automovilístico PSA para traer a la factoría zaragozana los modelos Citroën C3 Picasso y el nuevo Opel Meriva confirman la viabilidad de la planta, reforzada este mismo año también con el anuncio de la llegada del Opel Mokka.


El equipo de Opel en Ruesselsheim, Alemania, liderará el desarrollo y la ejecución de este proyecto conjunto entre los dos gigantes de la automoción, el cual será definitivamente implantado en Zaragoza, según explicaron ambas compañías en una nota conjunta, a partir de 2016. "Esperábamos buenas noticias pero esto confirma la apuesta que hace la compañía por Zaragoza", explicaba Chema Fernando, secretario general de CC.OO. en GM, poco antes de volver a la capital Aragonesa desde Manchester tras la reunión celebrada entre el comité y la dirección de la empresa en Europa.


Para el comité, la llegada de estos dos nuevos modelos en 2016, junto con el Mokka a partir de agosto del año que viene, hará que la planta aragonesa funcione al 100% de su capacidad, asegurando los puestos de trabajo de los más de 6.000 empleados con los que cuenta actualmente. "En Figueruelas llevamos varios años funcionando con aproximadamente 1.000 trabajadores por encima de lo que necesitaba la producción, algo que, gracias a este acuerdo, va a estar solucionado definitivamente", explica Fernando.


Hasta la fecha, GM España había conseguido mantener todos los puestos de trabajo gracias a la implantación de continuos EREs temporales. El último de ellos, en marzo de este año, afectó a 316 empleados que tuvieron que afrontar una suspensión de empleo momentánea para cuadrar las cuentas de una fábrica que solo trabajaba al 45% de su capacidad. "Debemos estar satisfechos", recalca Fernando, que señala que la noticia conocida este lunes culmina "los esfuerzos que ha hecho toda la plantilla".


El nuevo plan productivo de la planta, que si todo va bien en 2017 fabricará 150.000 automóviles más que ahora, se inició este mismo año con la firma de un nuevo convenio colectivo, "mucho más restrictivo" para los trabajadores, y que se adecuaba a la exigencias de producción de la empresa.


"Se ha pasado una época muy mala, pero ahora se están recogiendo los frutos", explica el secretario general de UGT Aragón, Daniel Alastuey, quien coincide en que la noticia solo puede ser recibida con "alegría", pero que hay que seguir trabajando para "afianzar el sector industrial en Aragón".


"Llevamos una semana negra para la industria aragonesa", señala Alastuey -en referencia el conflicto de Tata- "por lo que esta noticia es doblemente satisfactoria, pero debemos entender que mientras la industria de Aragón no repunte definitivamente la comunidad seguirá estando muy expuesta a la crisis".

Otros 22.000 empleos están pendientes de los nuevos modelos

La decisión de GM atañe además a otros 22.000 puestos de trabajos indirectos solo en Aragón. Los proveedores de componentes siguen trabajando a la espera de conocer más detalles de la implantación de los nuevos modelos. "De momento no está muy claro cuantos componentes del Mokka van a salir de Aragón o van a ser importados", explica Ana Sánchez, secretaria general de Industria en CC.OO, que recalca que espera que tanto el Gobierno, como la multinacional, tengan en cuenta la necesidad de salvar, "no solo Figueruelas, sino todo el cinturón industrial que lo envuelve".