SD Huesca
SD Huesca, una primera vuelta de más a menos
Los azulgranas llegan al ecuador del curso cumpliendo con su objetivo inicial de no pasar apuros aunque lastrados por su rendimiento lejos de El Alcoraz.
Se fijó como primer objetivo alcanzar los 50 puntos, los que se considera que otorgan la permanencia en Segunda División, y cumplida ya la primera mitad de la liga tras el 1-1 del domingo en Burgos suma 28. La SD Huesca llega al parón navideño situada en una posición cómoda en la tabla, observando el ‘play off’ a cuatro puntos y con un colchón sobre el descenso de siete. A lo largo de las últimas 21 jornadas ha transitado por la competición con contados sobresaltos y ha cumplido con el recetario de su técnico, Cuco Ziganda, practicando un fútbol apoyado en la solidez defensiva y la efectividad en ataque. Todo suena plácido, pero no lo es tanto. El rendimiento ha ido de más a menos con la debacle del 3-0 con el Real Zaragoza como punto crítico, en las últimas seis jornadas solo se ha logrado una victoria y frente a la gran solidez en casa, el escaso bagaje a domicilio ha lastrado el poder aspirar a mayores cotas. De cara a la segunda parte del curso hay mucho camino recorrido, pero aún queda por hacer.
Solo tres cursos mejores en Segunda.
Los 28 puntos con los que cuentan ahora mismo los azulgranas solo los han superado en sus once campañas en la categoría tres veces. En los dos ascensos a Primera, con 40 en la 2017-18 y 35 en la 2019-20, y en la 2008-09, la del debut, con 29. Los ha conseguido con siete victorias y otros tantos empates y derrotas.
Un local más que fiable
Una de las metas fijadas al inicio del ejercicio fue la de recuperar la fortaleza en El Alcoraz. El equipo acumula ocho partidos seguidos sin perder, los cinco últimos sin encajar goles. De hecho, solo cayó en el estreno en casa, un 2-3 con el Cartagena. Suma 21 puntos de 30 posibles.
La de Oviedo, la única victoria lejos de casa
Frente a la fiabilidad como local, la endeblez en campo contrario. El empate en Burgos puso fin a una sucesión de cuatro salidas ligueras perdiendo que se puede elevar a cinco si se incluye la eliminación copera de Torremolinos. La única victoria visitante data del 12 de octubre, un 0-1 en Oviedo. La cosecha es de siete puntos de 33. Además de en El Plantío también se logró capturar algo frente al Mirandés, el Granada y el Levante.
De siete partidos sin caer, a cuatro sin ganar
La primera victoria fue al cuarto intento, el 3-0 con el Ibiza, pero luego, entre las jornadas siete y trece, el Huesca se mantuvo invicto con tres triunfos y cuatro empates. Fue su momento álgido. Tras el 1-0 con Las Palmas se colocó a un punto del ‘play off’. Su mejor posición, la séptima, llegaría dos partidos después ganando al Villlareal B, pero entonces, tras la derrota previa con la Ponferradina, la zona noble quedó a dos. A ese cruce le siguió el tropiezo en Torremolinos que abrió una etapa de cuatro careos sin ganar. Se rompió con el 1-0 al Andorra, la última alegría de 2022. Después llegaron las salidas a Zaragoza y El Plantío.
Un equipo complicado de batir si está al 100%.
El Huesca ha dejado su portería a cero en nueve ocasiones. Si se encuentra centrado es un equipo difícil de batir, pero justo es también decir que Andrés tiene mucho que ver en ello. Los azulgranas, que han encajado 18 tantos, son el quinto equipo que más disparos recibe y su portero el sexto que más para. Recientemente en La Romareda y El Plantío la falta de contundencia les ha salido cara.
Máximo partido a las escasas llegadas en ataque
Con 48 tiros a puerta, los de Ziganda han marcado 17 goles; su efectividad es del 35,4%. Su marcador más repetido es la victoria por 1-0, cinco, y solo en tres ocasiones ha cantado más de un tanto. En el 2-3 con el Cartagena, en el 3-0 con el Ibiza y en el 2-2 de la Copa. Con cuatro dianas Juan Carlos es la principal amenaza.
Todos los jugadores han tenido minutos
Si se tiene en cuenta la liga, 26 futbolistas han tenido minutos y si se le agrega la Copa, la cifra asciende a 27 con San Román. Es decir, todos han jugado en algún momento u otro. Al margen de Andrés, omnipresente, el jugador de campo más empleado ha sido Ratiu con 1.740 minutos y el que menos, Lombardo, con catorce. Ziganda ha rotado mucho, especialmente en posiciones como la delantera, el mediocentro y el eje de la defensa, lo que no ha evitado que hayan aflorado los problemas físicos. Comenzó otorgando protagonismo a los canteranos, pero ha ido decayendo.
El entrenador, un equilibrista fiel a su estilo
Ziganda busca soluciones para sacar el máximo provecho a los recursos con los que cuenta, pero manteniéndose fiel a su estilo. Rechaza la tenencia de la posesión -solo el Racing maneja menos-, busca ataques directos y sus sustituciones tienden a ser efectivas. Su primera vuelta en el Huesca es solo un punto peor que la que logró el año pasado en el Oviedo, la mejor para él hasta ahora en Segunda. En el lado negativo, el poco provecho a las acciones a balón parado y la falta de más registros en el juego. Su apuesta por un clásico 4-4-2 ha mutado en el tramo final a un dibujo con tres centrales. Con marcadores casi siempre cortos, los partidos penden de un hilo.
