La SD Huesca visita El Sadar con la ilusión intacta

Se reactiva la Liga tras el segundo parón por compromisos de selecciones y ya no se detendrá hasta marzo. Una carrera de fondo que comienza para la SD Huesca este viernes en El Sadar ante Osasuna (21.00, Movistar LaLiga), a donde acude con la ilusión intacta por sumar la primera victoria de la temporada. Las dos semanas de trabajo han debido servir para potenciar las virtudes y limar las carencias que están impidiendo a los de Míchel Sánchez traducir su buen fútbol en resultados. El mal endémico en las dos porterías volvió a emerger en la pasada cita ante el Eibar y es el gran pero de un proyecto que se sigue desarrollando en un clima de tranquilidad y confianza.

Que se pongan nerviosos los demás. Al club azulgrana no le tiemblan las piernas pese a verse en el farolillo rojo de la clasificación. A diferencia de la anterior experiencia en la élite, donde se cortó por lo sano tras ocho jornadas, la fe en el entrenador es la fe en la plantilla porque no se entienden el uno sin la otra. Los mensajes de las altas esferas han reafirmado que creen en la capacidad del técnico para llevar el curso a feliz término y los futbolistas han corroborado esta tesis durante sus intervenciones públicas. Así, se dejan atrás unos días de mucho trabajo y enfocados hacia el triunfo, por fin, que se ha venido rondando casi siempre en las nueve jornadas anteriores.

Los azulgranas vuelven a jugar a domicilio con el recuerdo todavía fresco de los dos sopapos con Real Sociedad y Real Madrid. Osasuna asusta pero menos que estos dos gigantes del campeonato y ante el Eibar ya se observaron brotes verdes. La primera media hora de juego, estupenda, se empequeñeció por la ya endémica falta de puntería y la tibieza atrás. En todo caso, se ponía a prueba la capacidad de reacción de los de Míchel Sánchez y estos emitieron señales de vida, mucha vida. El convencimiento de que se llevan menos puntos de los merecidos será una frase tan cierta como hueca si no se plasma sobre el verde y, en ese sentido, el Huesca se pone frente a otra prueba de envergadura. Todas lo son.

Míchel recuperó a dos clásicos ante los armeros, Mikel Rico y Pedro López, y vuelve a contar con otra de las piezas elementales del ascenso, Shinji Okazaki. El delantero japonés ha dejado atrás la lesión muscular que le atenazaba desde la tarde en Elche; una larga marcha amplificada por los dos recesos competitivos que ha impedido su concurso durante un mes y medio. Si se atiende a que siempre ha sido titular este curso mientras ha estado disponible, se puede concluir que su presencia en el once es más que posible. Junto a Rafa Mir, la gran referencia anotadora con tres goles y una asistencia y con Ferreiro, Borja García y Mikel Rico como llegadores en pos del preciado gol.

En defensa, la necesaria puerta a cero que se protegió ante Atlético de Madrid y Elche y se dejó abierta en los últimos cuatro encuentros, con once tantos encajados, estará de nuevo en manos de Pulido tras perderse el pasado choque por las secuelas de una gastroenteritis, Siovas y presumiblemente Pedro López y Javi Galán en los laterales. El uruguayo Gastón Silva ha luchado contra el reloj para llegar a punto a esta cita con encomiable tesón sin llegar a tiempo, mientras que Idrissa Doumbia, debutante fugaz, se sigue recuperando de los problemas físicos detectados tras el encuentro con los eibarreses. También ha regresado el único internacional, Álvaro Fernández, tras su paso por la sub 21.

Osasuna tampoco está para tirar cohetes. Acumula dos derrotas ante Atlético y Sevilla y numerosas bajas; la más notable, aunque ya sabia, es la del exazulgrana Chimy Ávila, pero también arrastran molestias el portero altoaragonés Juan Pérez, Aridane, Calleri, Lucas Torró o Brandon, mientras que Darko se ha reincorporado al grupo y los numerosos internacionales también se han ido añadiendo a la disciplina de Jagoba Arrasate. No sería extraño ver en el once a otro delantero con pasado azulgrana, Enric Gallego, además de a Sergio Herrera bajo palos. Osasuna y Huesca se miden por primera vez en la máxima categoría y los oscenses puntuaron en sus dos últimas visitas; vuelven a un remozado Sadar, que va a ganar 5.000 localidades aunque eso poco influirá en otra final a puerta cerrada.