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Derrota ante el espejo

Paco Jémez ha ganado la partida a Míchel Sánchez, superado por su maestro en el aspecto táctico y por Embarba y Pozo en el individual (0-2).

Partido SD Huesca-Rayo Vallecano / 7-12-19 / Foto Rafael Gobantes [[[FOTOGRAFOS]]]
Juan Carlos trata de superar la marca del central rayista Catena.
Rafael Gobantes

Cuántas horas habrían compartido Míchel Sánchez y Paco Jémez cuando el actual entrenador de la Sociedad Deportiva Huesca fue alumno del técnico del Rayo Vallecano. Años después, sus trayectorias se volvieron a unir con el cese del primero y la llegada del segundo al banquillo franjirrojo. Se han reencontrado este sábado en El Alcoraz y lo normal es que se conozcan al dedillo. Sin embargo, Jémez ha sorprendido a Míchel y se ha llevado la victoria con los mismos argumentos que trata de aplicar la SD Huesca, casi siempre con éxito. Se ha perdido delante del espejo. Ganó el equipo que fue más fiel a sí mismo. Jémez fue Jémez el día en que se jugaba el puesto y Míchel no encontró respuestas.

El preparador de los aragoneses también compartió muchas horas de trabajo y charlas con los dos fubolistas que han marcado la diferencia, Adrián Embarba y el bigoleador José Pozo. Se había depositado el foco de las horas previas del partido en los dos entrenadores, en su pasado en común y en la diferencia de estados de forma de los dos equipos. Menos, en la sobresaliente calidad de los futbolistas del Rayo, que no serán tanto un equipo como una fenomenal colección de individualidades que brillaron en un estadio que ha sufrido la segunda decepción del curso.

A diferencia del 0-1 con el Albacete, un accidente de los que solo se repiten muy de vez en cuándo, prosperó el Rayo porque Jémez le ha ganado la partida táctica a Míchel y las estrellas de uno estuvieron más inspiradas que las del otro. La primera mitad del conjunto madrileño la habría firmado el Huesca en casi cualquier compromiso de esta campaña en El Alcoraz. Le quitó la pelota a los azulgranas y surtió efecto una presión alta que desarticuló la zona de creación. Los madrileños secaron a dos futbolistas clave para los locales: Miguelón y Mosquera.

El primero, frenado por la presencia en su banda de Embarba, el mejor de los 28 futbolistas que han comparecido en el estadio. El extremo se cambió de zona al comienzo del choque con el doble objetivo de amenazar a la defensa y limitar las acometidas del lateral. Fue un éxito para Paco Jémez y una pesadilla para la zaga. En sintonía con Pozo, sacaron de quicio y de zona a los defensores del Huesca y los dos goles han nacido, además, de pérdidas en campo propio y desajustes en los laterales.

La otra idea desarrollada por el preparador franjirrojo consistía en aislar a Mosquera y, de esta manera, apagar el interruptor del fútbol y limitar las combinaciones entre los medias puntas, obligados a correr sin balón. Eugeni, Juan Carlos y Escriche se perdieron así en zona de nadie y solo Raba consiguió marcar diferencias. Ha sido el único jugador del Huesca que ha dado sensación de que podía suceder algo positivo cada vez que contactaba con la pelota. Mikel Rico sufrió en la contención, un capítulo en el que se espera como agua de mayo a Musto y Doukouré.

Mosquera ha forzado la quinta amarilla y no jugará el próximo sábado en Anduva. Sí ante el Real Zaragoza. Míchel deberá ensayar una idea que ya puso en práctica en Cádiz cuando dio descanso al gallego; entonces optó por Mikel Rico, Juan Carlos y Eugeni. La lectura más clara de ayer dicta la necesidad de que el Huesca vuelva por sus fueros. Paco Jémez ha tenido bajo control todas las señas de identidad que están haciendo grandes a los de Míchel y que no han aparecido ni en la floja primera parte ni tras el descanso con el rápido 0-2 de Pozo.

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