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Alimento para el espíritu

La SD Huesca fortaleció su juego y su moral en el Bernabéu a pesar del mazazo final. Sin embargo, a estas alturas del curso también urge sumar puntos.

Jugadores SD Huesca
Los jugadores de la SD Huesca aplauden a los aficionados que les acompañaron en el Bernabéu.
EFE/Rodrigo Jiménez

En su primera visita al Santiago Bernabéu, la SD Huesca alimentó su alma, pero se quedó sin nada que alivie el vacío que siente en el estómago cada vez que mira la clasificación. Esa hambre con la que salió a medirse de tú a tú al Real Madrid y que le permitió soñar con protagonizar una gran gesta hasta que el ogro Benzema, cuando el cronómetro estaba ya cerca de apagarse, decidió despertarle con un bofetón, el mismo que ya le habían dado esta temporada el Getafe y el Valencia en otros dos encuentros en el que el marcador acabó variando en su contra justo al final.

Son ilusiones que han volado y con las que, de haberse convertido en realidades, la situación ahora mismo sería mucho menos apurada. La distancia con la salvación sigue siendo la misma que cuando arrancó el fin de semana, siete puntos, pero eso, cuando ya solo restan nueve jornadas para el final de la Liga, ha dejado de ser un consuelo.Urge sumar de forma inmediata y en este sentido el calendario ha deparado ahora una semana que se antoja decisiva en el devenir más inmediato de los altoaragoneses. El miércoles llega a El Alcoraz el Celta y el domingo se desplazan a Valencia para verse las caras con el Levante; los dos son rivales directos.

De ahí que una de las premisas iniciales antes de viajar a la capital de España fuese no salir demasiado dañados en lo psicológico en el choque con un transatlántico como es el Real Madrid. No se quería repetir lo ocurrido con el Barcelona en el Camp Nou, cuando el 8-2 marcó el inicio de una etapa negra que ha costado mucho cerrar.

Paradójicamente el inicio fue muy similar a aquel. Cucho Hernández, que no había vuelto a marcar en juego desde esa visita a la ciudad condal en la jornada tres, rompió como entonces el 0-0 nada más arrancar la contienda. Todo lo demás fue muy distinto. Francisco y sus hombres habían tenido dos semanas para preparar el encuentro y el plan salió a la perfección durante buena parte de los noventa minutos. La dupla que el ariete colombiano formó arriba con Ávila volvió loca a la defensa de Zidane, Herrera fue un lateral derecho más que válido y en el centro del campo Musto, Moi Gómez y Rivera se compaginaron tanto para destruir como para generar. Bien plantados atrás y punzantes arriba, como el púgil acostumbrado a recibir golpes que son, no se inmutaron cuando los blancos le dieron la vuelta al marcador. Al contrario, sacaron fuerzas de flaqueza y Etxeita restableció las tablas. Sin embargo, todo el esfuerzo se quedó sin premio.

Famélicos tras tres derrotas consecutivas, no queda más remedio que apretar con fuerza los dos próximos bocados y no soltarlos. El espíritu azulgrana está dólido, pero reconfortado; ahora hay que satisfacer también lo material.

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