Real Zaragoza

Pitarch y el Consejo

El director general se refugia en el Consejo para cesar a Herrera, pero no para elegir a su sucesor.

Pitarch y el Consejo

Refugiado en un sorprendente Consejo de Administración -que dice reunirse sin el propietario (Agapito Iglesias) ni el presidente (Fernando Molinos)-, Jesús García Pitarch ha cumplido con el trámite de la destitución de Paco Herrera. La situación resultaba ya insostenible, tras la dolorosa derrota en Ponferrada, y la determinación, inevitable. Porque no se puede sostener a un entrenador en el Real Zaragoza de Segunda después de siete partidos sin ganar. Con el visto bueno, por fin, de Agapito Iglesias, Pitarch ha corrido a la Ciudad Deportiva para comunicar el cese al entrenador catalán.


Las circunstancias y el mismo fútbol han señalado a Paco Herrera, por más que  no sea, ni mucho menos, el único culpable. Y a la resolución final tampoco han ayudado sus obsesiones y empeños. Se marcha el técnico con la seguridad de que podía haber hecho más. No cabe duda. Pero tampoco se puede perder de vista que su labor ha estado siempre obstaculizada por una directiva que no ha contribuido a sembrar ni paz ni tranquilidad al vestuario. Lo que, sin duda, ha pasado factura al juego de su equipo.


Hace realidad García Pitarch su deseo -enunciado sin rubor desde su misma llegada- de prescindir de Paco Herrera; y tiene ahora en su mano el director general la elección de su sustituto. El Consejo de Administración -el que dicen que se ha reunido en la mañana de este lunes- es partidario de entregar el testigo a Emilio Larraz.Pero la elección siembra dudas en Pitarch, por más que ni él ni sus colaboradores directos sean miembros del Consejo.


El retraso en el anuncio del elegido extiende una sombra de duda sobre las intenciones del director general y, al mismo tiempo, resta confianza al que estaba llamado a tomar el relevo, el técnico del filial, Emilio Larraz.


No es fácil hacer las cosas bien en este complejo territorio del Real Zaragoza. Pero cuando está tanto en juego, tampoco hay que empeñarse en hacerlas demasiado mal…