Real Zaragoza: La paz de Víctor
"Esto me está robando la salud", dijo Víctor Fernández tras el derbi aragonés. Quizá aún no esté demostrado científicamente, pero el Real Zaragoza quita años de vida a muchas personas, además de a su entrenador. La diferencia es que en el caso del técnico, ahora eso va en el sueldo. Víctor ha pasado de una vida cómoda, lejos del foco y de las tensiones propias de su profesión, a verse con el agua al cuello dirigiendo el equipo de su vida.
Es un icono del club, el entrenador con más partidos en la historia del Real Zaragoza, y en su currículum no cabría mayor deshonra que un descenso a Primera RFEF. Cuando llegó, calculó que había colchón. Este se fue estrechando y empezaron a surgir las dudas de en qué partidos se iban a poder sacar los puntos necesarios para la salvación. Una sensación que quita la salud a cualquiera.
Aunque la distancia con el descenso sigue sin admitir excesos de confianza, la victoria ante el Huesca le va a dar a Víctor Fernández la paz que parecía necesitar. Al menos por unos días. El entrenador ha dado un giro al juego del equipo. Con él, el Real Zaragoza ha salido de la nadería en la que se había convertido con Julio Velázquez. Sin ser una fiesta del fútbol, este equipo es más divertido y algo más fresco. Es más valiente –la apuesta por Adrián Liso es un buen ejemplo–, aunque también más vulnerable.
En el balance final, las cuentas no le acababan de encajar. Víctor Fernández le dio una vuelta al equipo, pero los resultados seguían siendo pobres, insuficientes. La victoria ante la SD Huesca, con todas las connotaciones que tuvo, le ha servido para ver el final de liga con otros ojos. Aún hay que remar, pero la orilla queda bastante más cerca y la marea puede empezar a ayudar.
En este final de temporada, el entrenador deberá recolocarse de cara a la próxima campaña. "Ya veremos dónde estoy la temporada que viene", dejó en el aire de forma enigmática en una rueda de prensa hace apenas dos semanas. La solución a esta ecuación aún no ha sido desvelada, pero si la cosa no se tuerce, es difícil imaginar una temporada próxima con otro inquilino en el banquillo. Siempre que el equipo no le siga robando demasiado la salud, claro.
