Levante 2-1 real zaragoza

Levante-Real Zaragoza: una cruel derrota (2-1)

Un gol de Dela en el tramo final condena al Real Zaragoza contra el Levante después de un partido jugado de menos a más. El equipo de Víctor Fernández dio un paso atrás en el peor momento posible

Fotos del partido Levante - Real Zaragoza
Fotos del partido Levante - Real Zaragoza
Moisés Castell / Prensa2

Este tipo de partidos, jugados en la locura, el intercambio de golpes, el fútbol desatado, trepidante y vertiginoso, puede salir de cualquier modo si no se es concreto, y el Zaragoza no lo fue. No lo fue porque en una segunda mitad en la que cosió al Levante a contragolpes, con todo a favor, le faltó serenidad, reposo y definición para liquidar el asunto. El Levante, inferior desde que Toni Moya le empató el partido, en cambio, sí tuvo esa finura cuando la tuvo que tener y se llevó los tres puntos con un sartenazo de Dela con las tablas ya a la vista. El Zaragoza, así, no termina de dar ese paso que le dé tranquilidad clasificatoria, las alertas siguen en color naranja. Tuvo fútbol para más, supo leer bien los caminos que le abrió el rival, con una segunda parte jugada a la carrera, sumando ataques verticales y rápidos, un contexto a campo abierto, más reactivo que propositivo , en el que parece sentirse bien el cuadro de Víctor. Sin embargo, no le dio para ganar. El técnico aún no ha terminado de desterrar algunos de los viejos vicios y ha introducido algunos nuevos ya advertidos contra el Tenerife: los desequilibrios defensivos son el precio a pagar por ese intento de envalentonar el ataque del equipo. Todo tiene que tener su justa medida.

El Levante desmontó rápido al Zaragoza. No tuvo que exprimirse demasiado la cabeza ni hacer ecuaciones complejas. Tan solo observar la facilidad abierta con Azón en la banda izquierda. Porque Víctor, aunque mantuvo los mismos hombres de la victoria contra el Tenerife, dio una pincelada defensiva para proteger más el medio y removió el dibujo a un 4-2-3-1, con la contranatural decisión de emplazar a Azón como extremo izquierdo, en lugar de, si esa era la apuesta táctica, alinear ahí a un especialista como Liso. La idea era liberar al delantero centro hacia el área cuando el equipo se asentara arriba con balón, pero Azón perdió casi toda su energía corriendo en dirección contraria. Ya no es que no reúna las condiciones para jugar de extremo a pie cambiado, sino que no está habituado a los esfuerzos ni movimientos defensivos de esa zona. En un jugador que necesita frescura para atacar, es una condena. Y así el Levante olió sangre en ese territorio. La prueba es que Brugué, habitual hombre de banda izquierda, cambió de lado. Un tipo rápido, eléctrico, avispado, insistente que, con licencia para moverse por dentro, le dio la primera parte al Zaragoza.

Él fue el autor del gol que le puso al conjunto aragonés el partido cuesta arriba. Era el minuto dos. Brugué ya le había marcado al Zaragoza en la primera vuelta cabeceando ante Jair. Su estatura es la que es, y entonces se adelantó a todos por arriba, así que esta vez lo hizo por abajo. Se tiró en plancha a un saque de esquina de Pablo Martínez que botó lo justo para envenenarse y mandó la pelota a la red. La jugada del córner había nacido en la banda derecha, con Azón defendiendo en su área.

Al Zaragoza se le abría así un largo camino por recorrer. El inicio era el peor posible, porque el Levante hace de la velocidad y el vértigo su manual de estilo. Fabricio arriba era una amenaza constante. El equipo aragonés intentaba asentarse en campo rival, pero sin continuidad y exponiéndose mucho en la pérdida, desnudándose por dentro. Ofreciéndole al Levante múltiples vías de desahogo y peligro. Jair cortó providencial un balón que Fabricio ya se disponía a romper. El punta local exigió al máximo a Francés, vital y salvador en su papel de central corrector, defendiendo todo el ancho y guardando la espalda de Jair. El Zaragoza tenía un problema porque no lograba sostener el juego y ni asegurar su zona media.

La cosa no pintaba bien. El Zaragoza tenía la columna partida, inmovilizándose su bloque atacante y dividiéndose del resto del equipo, defendiendo muy largo y separado. Así que el conjunto de Víctor solo podía agarrarse a la trama con un gol como el que marcó Toni Moya. Un acción aislada que el mediocentro convirtió en una obra para colgar en La Seo: Maikel Mesa le dejó la pelota y el mallorquín le pegó como los ángeles, subiendo la pelota con la velocidad, el ángulo y la trayectoria exacta para acabar en la escuadra. Más que un gol fue un tratado de balística. Un golazo que le dio toda la vida al Zaragoza y metió el partido en un pulso entretenido, donde ambos equipos se la jugaron al ida y vuelta, con valentía, con ritmo, buenas circulaciones de balón y un fútbol abierto, a veces, imprudente y deficitario, pero vivo, agitado, osado, muy lejos de los corsés habituales de la categoría.

En cuanto al encuentro le saltaron los botones y corchetes, llegaron las ocasiones. Un centro de Toni Moya no encontró rematador al segundo palo. Respondió Fabricio, un delantero indescifrable, rocoso y rápido, muy interesante por su gama de movimientos, pero de decisiones inauditas: cuando tenía el gol delante se puso a recortar en el área, dando tiempo a Francés a aparecer con el extintor. Llegó el turno de Francés delantero, solo en el segundo palo: esta vez, su remate se fue a las manos de Andrés.

El Zaragoza alcanzaba el área rival, apreciándose en su fútbol una mejora de la calidad ofensiva. El Levante le brindaba los espacios para hacerlo, pero los atacantes aragoneses supieron interpretar bien ese terreno de operaciones. Si Francés tuvo la suya; el central del otro lado, Dela, también rozó el gol en una jugada ensayada. Un disparo de Pablo Martínez elevó el pulso del partido. Se jugaba con poco control, el Zaragoza entró al trapo, pero aún así la más peligrosa, al final del primer acto, la tuvo Fabricio. Una cesión criminal hacia atrás de Maikel Mesa propició la acción: el punta del Levante, sin embargo, la tiró al lateral de la red.

Del descanso el Zaragoza salió sin complejos, en la misma línea, atacando con precisión a la carrera a un rival con lagunas a su espalda, muy tímido sin la pelota. Un taconazo marca de la casa de Maikel Mesa dejó en posición de remate a Bakis. El turcoalemán tenía terreno para galopar, pero confía más en su cañón que en sus ruedas. Es como un tanque. Su tiro, con fogonazo, salpicó de metralla a Andrés Fernández. A continuación, Azón puso un balón al área al que Jair no le intuyó la dirección con todo a favor. El partido se jugaba de acuerdo al idioma que prefería el Zaragoza. Valera, con un contexto así, con metros para conducir comenzó a liderar contragolpes. Maikel Mesa tiró alta una falta muy peligrosa. Bakis trató de pedirla. Pero el mando de Mesa se impuso.

El Levante controlaba la pelota, pero el Zaragoza manejaba el partido. Bakis y Mouriño avisaron desde lejos. Los granotas fueron moviendo fichas. Dani Gómez se fue por el infatigable Fabricio. Luego, Iván Romero relevó a Rober Ibáñez. Los cambios mejoraron algo a los locales. En el minuto 72, llegó su primera opción clara de la segunda parte, pero Andrés García, con varias posibilidades de pase, se empachó de balón. El Zaragoza, bien gestionado por Toni Moya, contestó de Bakis, en una acción de alta costura, plena de calidad, que nos dice muchas cosas de este delantero y de lo que se ha perdido este año. El ariete vio a Mesa en el balcón donde se hace poeta, al filo del área, pero su tiro salió defectuoso. Víctor quitó a Azón, harto de correr, sacrificado y superviviente en la banda izquierda, y sacó a Liso. El canterano no tardó en amenazar con un tiro sobre el que se cruzó Dela. A partir de ahí, el Levante decidió irse a por lo que le tocaba. Tenía que ganar y dio ese paso, multiplicando riesgos. Jair se tiró con toda su vida a tapar a Brugué, el rechace le cayó a Dani Gómez y se fue alto.

El Levante había lanzado su moneda. El duelo podía salir para cualquier lado. Víctor vio la jugada y miró en amarrar el empate por si las moscas, retirando a Mesa y agregando contenido defensivo con Jaume Grau. Una medida conservadora de Víctor, un pasito atrás, en el peor momento. El Zaragoza lo pagó.

El central Dela, extraordinario toda la tarde, ganó campo sin oposición, avanzando con aplomo. Nadie le encimó ni le metió el pie. No quiso ser menos que Moya. Se sacó una ‘folha seca’ digna de Copacabana que le explotó en la cara a Badía y al Zaragoza. Un gol que condenó todo un partido. Ya sin margen apenas, Víctor recurrió a Manu Vallejo y Gámez. Aún tendría su equipo la última, pero Valera gestionó mal un ataque con clara superioridad. Ni pasó ni pensó. La tiró adonde le dio la gana y así se le puso el broche a una derrota a la que Jair casi da rescate con una chilena final.

El partido en imágenes

FICHA TÉCNICA

Levante: Andrés Fernández; Andrés García, Dela, Maras, Álex Muñoz; Algobia, Pablo Martínez (Giorgi Kochorashvili, 76); Rober Ibáñez (Iván Romero, 68), Brugué; Sergio Lozano (Carlos Álvarez, 76) y Fabricio (Dani Gómez, 58).

Real Zaragoza:  Badía; Mouriño (Gámez, 89), Francés, Jair Amador, Lecoeuche; Toni Moya, Aguado (Manu Vallejo, 89); Valera, Maikel Mesa (Jaume Grau, 86); Azón (Liso, 76) y Bakis.

Goles: 1-0, min. 2: Brugué. 1-1, min 19: Toni Moya. 2-1, min. 86: Dela.

Árbitro: Guzmán Mansilla (Comité de Andalucía). Mostró amarillas a Mouriño (14’), Fabricio (44’), Marc Aguado (54’), Maikel Mesa (69’), Sergio Lozano (69’).

Incidencias: Partido de la jornada 34 jornada de liga en Segunda División jugado en el estadio Ciudad de Valencia. Hubo 16.360 espectadores en una tarde agradable. Más de un millar de zaragocistas acompañaron en tierras valencianas a su equipo. Césped en perfecto estado. Tarde agradable, con 18 grados.

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