Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

Bienvenido, Víctor

Un momento del partido entre el Real Zaragoza y el Espanyol en La Romareda
Un momento del partido entre el Real Zaragoza y el Espanyol en La Romareda
José Miguel Marco | Jose Miguel Marco

La Romareda dio la bienvenida a Víctor Fernández. El ambiente fue espectacular en el viejo campo. El de las grandes tardes. Hasta la primavera parecía recibir al ‘nuevo’ entrenador, así escrito, con comillas simples. Pero el equipo también le dio su propia bienvenida a Víctor Fernández. Seguramente ya lo sabría, pero el técnico conoció sobre el terreno algunos de los viejos defectos de esta plantilla. El principal, la falta de gol. Entrenador nuevo, problemas viejos.

Al Real Zaragoza de Víctor Fernández se le vio otro aire. No fue de inicio, pues el comienzo del partido fue desastroso, totalmente fuera de lugar tras el cálido recibimiento a Víctor, el homenaje a los héroes del ‘Galaticazo’ de 2004... El nuevo entrenador dijo que no iba a colocar jugadores fuera de su sitio natural, pero con el uruguayo Mouriño hizo una excepción y le salió mal: por ahí llegó el gol de Puado que decidió el partido.

Luego sí. El equipo se fue entonando conforme el partido fue avanzando y completó una buena segunda mitad. Mereció el empate, pero... El ‘pero’ siempre es el mismo: faltó el gol. Lo dicho, al Zaragoza de Víctor Fernández se le vio un aire nuevo. Tuvo mejores intenciones, algo más de soltura y desenfado, se liberó de los corsés que le ponía Julio Velázquez. Sin embargo, las carencias continúan ahí y no son fáciles de resolver. Se sigue echando en falta una creación más limpia en el centro del campo, una mayor verticalidad y mucha más contundencia arriba. Al menos se recuperó, sobre todo en la segunda parte, la intensidad que tanto se echaba en falta, ese punto de amor propio que La Romareda siempre agradece.

El partido contra el Espanyol, solo faltaba, no era un examen final para Víctor Fernández. La de este domingo ha sido la carta de presentación del técnico, en la que se vieron algunas de sus intenciones. La entidad del rival, con jugadores en el banquillo que ya querría cualquier equipo de Segunda División para su once inicial, tampoco lo puso fácil. Tras una semana cargada de emociones y con un contacto aún inicial con la plantilla, conviene dejar trabajar al técnico. Seguramente ya tendría su diagnóstico sobre el equipo, pero ayer lo confirmó.

Con el descenso a siete puntos, la visita a Miranda será una buena prueba de la evolución del trabajo de Víctor Fernández. Tras heredar una racha horrible, los resultados le empiezan a apretar a este equipo. No hay mucho margen para más.

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