Real Zaragoza-Espanyol: el turno de Víctor

Planchen el traje de gala, rocíense del frasco de su mejor perfume, abrillanten sus mocasines y afinen sus modales más galanes, porque Víctor Fernández regresa a La Romareda para jugar (18.30/Movistar Vamos). Es su turno. Su hora. El momento para el que se ha preparado en las últimas semanas. El Real Zaragoza se pone en las manos de su legendario entrenador para intentar salvar una temporada que, ahora mismo, huele a azufre. Regresa así a los mandos de su equipo del corazón en una cita a la que solo se le puede exigir lo mismo que se le venía exigiendo a sus predecesores: Víctor Fernández tiene que hacer que el Zaragoza gane partidos. El rival viene también recién mudado en el banquillo, con Manolo González como relevo de Luis Ramos, un Espanyol con problemas, pero no en problemas, cuyo potencial de recursos le dan al partido un relieve considerable.

Con las lágrimas de su presentación ya enjuagadas; después de una semana frenética, trepidante y vivida a flor de piel; con la frecuencia cardíaca ya normalizada y la tensión arterial estabilizada; Víctor Fernández se enfrenta a la verdadera realidad de las cosas: el fútbol. A la responsabilidad de entregarle al equipo las herramientas, instrucciones y fórmulas que le mejoren el juego, aquellas soluciones que él cree tener en su marmita de conocimiento, experiencia e identidad y por las que se ha embarcado en esta misión.

Lo primero, será devolverle la energía y la vitalidad a un vestuario abrasado por el desorden y el temperamento de Julio Velázquez. Darles a los jugadores el ecosistema emocional ideal para ello. Ayudará su irradiada presencia divina ante una parroquia al que la llegada de Víctor le ha despertado sus sentimientos más íntimos y apasionados. Algo clave en este momento de derrumbe deportivo. Lo segundo, será darle al equipo una forma competitiva solvente. Para ello, Víctor no se ha callado nada: jugadores en su sitio, un esquema adecuado a las posibilidades de la plantilla y una regeneración en la mentalidad colectiva, desterrando miedos, complejos y especulaciones. La línea de cuatro volverá a definir la defensa, en el medio se apostará por el control y el juego bien mezclado, y el ataque ganará piezas por delante de la línea de la pelota. Esa es la declaración de intenciones. Luego hay que saber hacerlo; poder hacerlo con el catálogo actual de jugadores; y también hacerlo mejor que el rival, que también tiene entrenador y también juega.

Con el descenso a siete puntos, al Zaragoza le conviene que las matemáticas no le tensen más la cuerda con una derrota. Hay que ganar al Espanyol por la situación del equipo, pero también para que Víctor arranque con un triunfo que le dibuje un escenario reposado, favorable y seguro. Aunque parezca una exageración, no lo es: ante lo que viene, necesita más ganar Víctor Fernández que el equipo.

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En cuanto a los nombres… Bakis vuelve y parece que lo hará como titular, como ariete de un posible 4-2-3-1 con Maikel Mesa de enlace, Mollejo (o Liso) más Valera como complementos ofensivos; y un doble pivote que apunta a Toni Moya y Francho. En la defensa, Francés y Jair se perfilan como centrales, y las principales dudas de Víctor han estado en los laterales: quizá Fran Gámez (o Zedadka) juegue a pierna cambiada en la izquierda. Y no debe descartarse que Mouriño sea la apuesta como lateral derecho para darle empaque, físico y cemento a esa zona.

Sea lo que sea, debe servirle al Zaragoza para cortar su caída y tomar una bocanada de aire.