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Un Víctor para la plantilla

El nuevo técnico del Real Zaragoza deberá amoldarse a una tipología de vestuario desmarcada de su esencia, identidad y fundamentos como entrenador. Esta vez, el grupo no está configurado a su imagen y semejanza. 

Primer entrenamiento de Víctor Fernández en su cuarta etapa al frente del Real Zaragoza.
Primer entrenamiento de Víctor Fernández en su cuarta etapa al frente del Real Zaragoza.
Francisco Jiménez

Un Víctor para la plantilla más que una plantilla para Víctor. Sobre este retruécano, gira la cinética y la fiabilidad de la recuperación del Real Zaragoza durante los dos meses que le quedan de temporada, tiempo en el que debe regatear una catástrofe deportiva, un descenso a Primera RFEF que ahora está grabado en la piel del equipo.

Víctor Fernández tiene por delante un desafío de sobresalientes proporciones. La magnitud de la crisis se levanta al nivel de otras situaciones similares a las que el legendario técnico aragonés ha debido enfrentar, como cuando a finales de 2018 asumió un grupo también en dificultades. O como cuando irrumpió en la vida del Real Zaragoza relevando a Ildo Maneiro en 1991. Sin embargo, el contexto, por mucho que ahora posea algunos vasos comunicantes, es distinto: la depresión del fútbol es mayúscula, la inercia de la caída en el último mes resulta abrumadora, queda menos tiempo para encontrar soluciones y, lo más importante, el material con el que Víctor Fernández debe levantar sus ideas está condicionado por las singularidades estructurales de la plantilla.

Víctor, en resumen, va a tener que amoldarse a una tipología de vestuario desmarcada de sus esencias, su identidad y sus fundamentos como entrenador. En parte, también, porque la visión de fútbol de Juan Carlos Cordero está en sus antípodas. Su capacidad para conseguirlo y entregarle a los jugadores un idioma reconocible, pero, sobre todo, competitivo, marcará la respuesta del Zaragoza de aquí a mayo.

No lo va a tener sencillo Víctor Fernández. Él es el primero que lo sabe. Que ha observado, en las semanas en las que ha venido gestándose este desembarco teledirigido a fuego lento, las limitaciones y condicionantes de una plantilla fabricada desde los rendimientos individuales y los buenos nombres más que desde la planificación, los perfiles y la coherencia técnico-táctica: no hay extremos dominantes, generadores de peligro, futbolistas autosuficientes, jugadores de desequilibrio, atacantes de velocidad, grandes pasadores...  Es una de las dudas que han estado ahí estos días. Pero Víctor ha dado el paso. Una decisión, así pues, valiente y resuelta, pues el entrenador aragonés -su carácter, sus inseguridades, su necesidad de rodearse de excelentes perfiles profesionales en diferentes áreas- siempre ha necesitado un suelo firme que pisar.

A lo largo de su carrera, especialmente en su casa, en Zaragoza, Víctor Fernández ha destacado por un exquisito modo de entender el juego y expresarlo de manera fiel a los gustos y estilos propios de los valores históricos del club. El fútbol como pasión, emoción y osadía. 

Su principal talento, eso sí, ha sido la intuición. Detectar a futbolistas capaces de crecer juntos y enriquecerse como equipo en base a rasgos de calidad técnica, buen pie, impulsos ofensivos, capacidad creativa… Pocos entrenadores han sabido generar sociedades, complementariedades y relaciones tan potentes dentro de un campo con jugadores de un mismo patrón. El equipo de la Recopa; la primera temporada de Agapito Iglesias con Aimar, los Milito o D’Alessandro; el Zaragoza fiable y competidor al que desactivó la pandemia (un año en el que los goles de Luis Suárez compensaron cosas y elevaron la determinación del equipo)… El sello Víctor siempre  estuvo ahí, porque las plantillas le facilitaron las cosas. Ahora el tablero de juego para él es otro. Su marco teórico no va a tener el mismo encaje. No tendrá un grupo concebido a su imagen y semejanza.

FUTBOL: ENTRENAMIENTO DEL REAL ZARAGOZA EN LA CIUDAD DEPORTIVA. Autor: DUCH, OLIVER Fecha: 24/09/2007 Propietario: Heraldo de Aragón Id: 2007-130972 [[[HA ARCHIVO]]]
Víctor dialoga con Aimar en 2007
Óliver Duch

La apuesta de la propiedad por Víctor Fernández, en este sentido, sí conserva una coherencia con aquellas debilidades troncales del equipo durante toda la temporada. El Zaragoza está donde está por su fútbol inofensivo, plano, previsible y denso. Le definen sus problemas de construcción y generación de situaciones de gol. Alcanzar y dominar el área rival. El Zaragoza no ha controlado esta faceta, en buena medida, porque su plantilla no le ha facilitado hacerlo. Ni Escribá ni Velázquez pudieron adaptarse a ella ni, al revés, adaptarla a ellos. Víctor Fernández se enfrenta al mismo laberinto. En teoría, el equipo, de acuerdo sus fragilidades principales, precisa un entrenador con su visión del fútbol: atrevido, especialista en principios ofensivos, en llenar el campo rival de juego… El desafío es conseguirlo con los actuales recursos de la plantilla: empaparlos de su filosofía, tocar ciertas teclas, jugar con las posibles sociedades…

Antes de todo, deberá rearmar un vestuario derruido en el ámbito emocional. Los jugadores hace días que desertaron de Velázquez, quien les condujo a una grave fatiga anímica y a un bloqueo competitivo severo. Víctor, en eso, no va tardar en inyectar energía y oxígeno renovador. Su aura es suficiente para ello. Luego, llegará lo difícil: construir una estructura; agregar herramientas tácticas; descifrar a los rivales; conocer las dinámicas de la categoría; preparar los partidos… El reto, ahora, está ahí: en levantar un equipo capaz de meter goles y ganar partidos.

Luis Suárez bromea con Víctor Fernández y Loreto en un entrenamiento de esta temporada en la Ciudad Deportiva.
El goleador Luis Suárez bromea con Víctor Fernández y Loreto en un entrenamiento de 2020
Toni Galán

Es pronto para saber cómo será ese nuevo Zaragoza. Pero algunas notas quizá se pueden presagiar: salir jugando, la defensa de cuatro, laterales largos, seguramente un rombo en el centro del campo, dos puntas... Varios nombres se van a potenciar solo con la inercia del cambio de técnico. Por ejemplo, Valera, a quien seguramente acerque Víctor al área; o Manu Vallejo, un jugador que nació del duende y tiene gol. También Lecoeuche puede estimularse. O Marc Aguado, un delineante al que Víctor debe darle una arquitectura colectiva. E incluso Bakis es el tipo de delantero, asociativo y rematador, que siempre le funcionó a Víctor.

Ahora, empieza el trabajo. La palabra troncal de toda esta historia. El Zaragoza de la desarraigada propiedad actual hace días que necesitaba una figura con liderazgo, carisma y un poder simbólico. También con conocimiento de los valores históricos del Real Zaragoza; de la sociología del lugar; y de la cultura del club. Víctor todo esto lo representa como pocos. Pero, sobre todo, el Zaragoza ahora lo que necesita es un buen entrenador. Al Víctor entrenador. 

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