El Real Zaragoza le ha puesto en el escaparate del fútbol nacional como segundo entrenador de Víctor Fernández, pero David Navarro (Zaragoza, 1974) siempre ha estado en el candelero. De hecho, ya debutó como técnico en la máxima categoría del fútbol sala español con solo 23 años. Dos ascensos a Segunda B de fútbol con el Barbastro y el Tarazona abrillantan un currículo de primer nivel en Aragón, el propio de un hombre que vive para el fútbol desde hace décadas.

Como futbolista, jugó en los infantiles del Rayo Portillo de Alberto Ansodi y en el Ebro juvenil de Luis Cabeza. De tonto ni tiene ni un pelo, David. Ni ahora ni nunca: muy pronto entendió que lo suyo era el banquillo. Y no como jugador, sino como entrenador. Se introdujo en materias técnicas en el Sala 10, el actual Wanapix, entonces Medes y después Foticos, DKV y un largo etcétera. Entonces, el equipo barbi de fútbol sala en Zaragoza era el Pinturas Lepanto. De Zaragoza y de España: campeones de Copa primero y de Liga después con Chavi, Santi, Duda, Galo, Ledesma… En ese tiempo, David, con solo 21 años, ya dirigía al Sala 10 de la División de Plata. Veía bien el fútbol sala. Y ya tomaba decisiones sobre jugadores 10 años mayores que él. También entendió con 22 años que viene bien viajar para aprender. Por eso no dudó en marchar a Talavera con Raúl Izquierdo para ver trabajar a Adolfo Ruiz Díaz, a Jesús Velasco, a Tino Pérez en ese Talavera (antes Caja Toledo) maravilloso de Vicente Nieto con Santi Herrero como cerebro.

Ya rajaban de él en ese tiempo. Es normal que hablen de quien no es normal. Y David siempre, afortunadamente, tuvo poco de normal. Desde luego, nunca perteneció al rebaño. Es extraordinario tomar las riendas de un club de máxima categoría apenas superada la veintena. Sin patrocinador (Lepanto también se fue), dimitió Luis Ángel Corredera y asumió el cargo de primer entrenador del Zaragoza FS en la División de Honor. No terminaron la temporada por problemas económicos, pero David Navarro ya había dejado claro que quería ser entrenador. Lo era. Lo es.

Además de técnico de élite de fútbol sala, también comenzó a entrenar en los infantiles del Oliver en tiempos de Javier Lambán, acunando a Villacián, Luis Costa, Barrachina... Entonces, ya trabajaba también en Caja Inmaculada. Le daba tiempo para todo. De cajero en la CAI, entrenador de División de Honor, y después, a coger el coche y entrenar en La Camisera. Del Oliver pasó al Stadium Casablanca, primero en cadetes y después en juveniles. Fueron cuatro años allí, hasta que se cansó de lo que veía y en plena temporada saltó al Utebo de Tercera División. Estuvo cuatro años en Santa Ana. Seguía trabajando en la CAI, donde coincidió e hizo muy buenas migas con Ramón Lozano, actual director de la cantera zaragocista y persona muy afín tanto en lo personal como en lo futbolístico.

Heraldo

En ese tiempo, ya estaban esperándole a David. Lógico en quien no suele callarse, en quien va a competir mucho más que a hacer amigos, aunque amigos también los tenga. Pocos, pero de verdad. Muchos amigos y de verdad, es más complicado... Sus equipos, o sea, el reflejo de su trabajo, siempre han avalado a este hombre mucho más de resultados que de abrazos. Al Utebo ya lo hizo campeón de Tercera con equipos que multiplicaban su presupuesto, con Miguel Linares como referencia ofensiva. De allí se marchó al Barbastro con los Torres, donde no fue campeón pero sí logró ascenderlo a Segunda B (2007). Después llegó un año en Ejea, hasta saltar al Almudévar. Era 2012 y había que rescatar al filial del Huesca de un descenso seguro a Regional Preferente. Lo salvó, en la posiblemente mayor gesta de su carrera, pues un equipo desahuciado hizo puntos de ‘play off’ con él en el banquillo. De Almudévar, bendecido por Petón y Lasaosa, ascendió al banquillo del Huesca, entonces en Segunda B, en la temporada 13-14. Ya hacía tiempo que había dejado la CAI para centrarse en el fútbol.

José Miguel Marco

Desde entonces, un efímero paso por el Sariñena y siete temporadas en el Tarazona. Un club con las enormes posibilidades que luego demostró vagaba sin rumbo por Regional Preferente con entrenadores y más entrenadores. Ismael Arilla lo enderezó y ya jugó ‘play off’ de ascenso a Segunda B. Pero la explosión como club de referencia de Aragón llegó con David Navarro, en una magnífico trabajo después completado por Javi Moreno y ahora por Molo. Allí demostró la capacidad que siempre tuvo David Navarro, ese extraordinario talento precoz que emergió hace 30 años para quien tenga ojos para ver (una cosa es mirar y otra ver…) y que ahora es reconocido como segundo entrenador del Real Zaragoza.