Más rival que el Oviedo

Fran Escribá, serio, observa a Jair y Azón en un ejercicio con balón.
Fran Escribá, serio, observa a Jair y Azón en un ejercicio con balón.
Oliver Duch

El Real Zaragoza tendrá delante de sí esta noche al menos dos rivales: el Oviedo y también su declinante rendimiento. Ninguno de los dos es menor. A los dos es preciso guardarles, por tanto, un debido respeto.

El conjunto ovetense llega a esta cita, en el estadio de La Romareda, en su, probablemente, mejor momento de la temporada. Arrancó dubitativo y confuso la campaña. Pero el cambio de entrenador, de Cervera por Luis Miguel Carrión, le ha probado francamente bien. Se ha hecho un equipo fuerte, sólido y con capacidad para vencer en cualquier estadio. No pierde desde finales del mes de septiembre. Ha sumado cuatro victorias y dos empates en las últimas seis jornadas. Borja Bastón, viejo conocido en este pago, es el ariete de referencia del bloque asturiano.

En cuanto a los demonios interiores, todos somos sabedores. El Real Zaragoza, de alguna manera, se somete esta noche a una prueba, a un examen, del que debe salir alguna idea concreta acerca de su capacidad para recuperarse. Por lo menos en términos de resultado, de puntos que frenen una caída prolongada, que dura ya ocho semanas, hecha la excepción de Andorra, cuando el conjunto de Fran Escribá se impuso ante una escuadra situada en inferioridad numérica desde un momento temprano del encuentro.

En el mundo del fútbol profesional está ahora extendida la idea de que el Real Zaragoza dispone de más plantilla que equipo, de mayores recursos y posibles argumentos que provecho efectivo. Cae de suyo. No es preciso haber cursado estudios en Salamanca para saberlo. 

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