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Real Zaragoza: primeros avisos al líder

La tendencia del juego del Real Zaragoza ha cambiado en las últimas jornadas. El equipo de Escribá ha dejado de producir más peligro que sus rivales para sufrirlo más

Entrenamiento del Real Zaragoza. Generelo y Fran Escribá.
Entrenamiento del Real Zaragoza. Generelo y Fran Escribá.
José Miguel Marco

Agarrado al liderato como si fuera un mástil mientras la falta de fútbol le pega los primeros zarandeos, el Real Zaragoza afronta los primeros días de reflexión interna sobre las capacidades potenciales del equipo y su rendimiento a nivel de juego. Racing de Santander y Racing de Ferrol le han cortado el vuelo a la escuadra de Escribá y le han desactivado su arrollador comienzo de temporada, con cinco victorias consecutivas, un pleno histórico en la apertura del curso.

También le han desnudado por completo algunas de las carencias que el equipo, en cierto modo, había enseñado en algunas fases de sus partidos victoriosos. Ha sido el Zaragoza de este inicio de liga un conjunto con más puntos ganados que juego convincente, y esa inapelable razón de los resultados ha sujetado y blindado todos los discursos y debates sobre las garantías a medio y largo plazo de su fútbol.

Dinámica de tiros con potencial de gol a favor y en contra del Real Zaragoza 23/24

Las dos últimas jornadas han destapado que ciertos modos de ganar tiene fecha de caducidad en una categoría tan competida, adusta y abierta que exige una constante evolución y variabilidad en algunos matices del juego. El Zaragoza ha dejado de ser un equipo que genere más peligro y produzca más situaciones de gol que sus rivales de turno. Su tendencia, en este sentido, se ha revertido. El punto de inflexión real lo marca el tramo intermedio del partido contra el Cartagena. Desde entonces, los adversarios suman más oportunidades de gol que las que el Zaragoza es capaz de fabricarse. Hay un claro punto de cruce que puede observarse en la gráfica que acompaña esta líneas.

Es conocida ya por su amplia implantación en el análisis estadístico del fútbol de hoy la métrica de los goles esperados (xG). Es la probabilidad de que un tiro sea gol en función de las características de ese remate y los eventos que lo precedieron. Entre esas variables, según modelos, están la ubicación del tirador (distancia a portería, ángulo del disparo…), la superficie de remate (pie, cabeza), el tipo de pase (centro, balón parado, profundo…), tipo de ataque (en posesión, en un rebote, después de un regate…), la posición del portero, la presión de un defensa… En resumen, los goles esperados no solo determinan la cantidad de remates (volumen de ataque de un equipo), sino también la peligrosidad de éstos (calidad de esos ataques). Mide de modo empírico la producción ofensiva y el nivel de amenaza de los ataques de un equipo. De igual manera, existe la métrica antagónica: los goles esperados recibidos (xGA). En este caso, calibra las probabilidades de gol del rival.

El Zaragoza arrancó el curso dominando a sus adversarios en estas facetas: fue un conjunto que generó más de lo que le generaron. Ante el Villarreal B (1,3 por 0,5), frente al Valladolid (0,51 por 0,48), contra el Tenerife (1,28 por 0,63) y frente al Eldense (0,68 por 0,43). Incluso cuando su efectividad fue muy alta (al Villarreal le marcó dos, uno a Valladolid y Tenerife, y dos al Eldense) superó a sus rivales porque su rendimiento defensivo fue muy elevado y apenas concedía ocasiones.

Esta dinámica comenzó a cambiar el día del Cartagena. Concretamente, a partir de mediada la primera mitad, cuando el Zaragoza vencía 0-1. Desde entonces, al equipo le Escribá le crean más situaciones de gol que las que produce. El Cartagena cerró aquel partido con 1,17 goles esperados por 0,71 del Zaragoza (y marcó 3). La tendencia prosiguió contra el Racing de Santander. Los cántabros tuvieron más opciones de gol y de mejor calidad: 1,03 por 0,52. Y contra el Racing de Ferrol se repitió, aunque de forma menos acusada, este escenario: 0,7 de los gallegos, por 0,6 de los aragoneses, en un partido maquillado al final en este aspectos por las ocasiones finales de Enrich y Mollejo.

El Zaragoza ya no es aquel equipo al que apenas le soplaban los adversarios en su área de comienzo de temporada, ni el imponente ejemplo de eficacia ofensiva que gobernó sus primeros partidos de liga. Al contrario. Su línea de tendencia es ahora otra. Y las tendencias siempre avisan de cuestiones que deben corregirse.

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