REAL ZARAGOZA

El reto de Escribá desde el liderato: mezclar bien y rápido a los 7 fichajes de cariz ofensivo

Asumido estaba desde junio que la revolución masiva de las líneas de medio campo y delantera en el Real Zaragoza 23-24 necesita un tiempo para fraguar: Aguado, Moya, Mesa, Valera, Bakis, Enrich y Vallejo son el margen de mejora del bloque.

Sinan Bakis cabecea un balón en el entrenamiento de este lunes en la Ciudad Deportiva.
Sinan Bakis cabecea un balón en el entrenamiento de este lunes en la Ciudad Deportiva.
Toni Galán

El Real Zaragoza se entrenó suavemente este lunes en la Ciudad Deportiva, feliz todo el mundo tras el regreso de Tenerife con la escarapela de líder en solitario, el único equipo que ha logrado los 9 puntos en disputa en las tres primeras jornadas. Y, además, sin encajar un solo gol en su portería en esta tacada triple del mejor inicio de una campaña desde hace 42 años. 

Son momentos para disfrutar y sentirse orgullosos del buen trabajo del verano. Los primeros pasos están transcurriendo por el mejor de los caminos. Agosto, siempre tan traicionero con tres jornadas inmersas en el mercado abierto que tan mal se habían dado como norma en la última década, ha sido salvado por primera vez con sobresaliente. Un logro a subrayar que habla muy bien de todos los protagonistas: técnicos, futbolistas, ejecutivos...

Desde este liderato llamativo y que tanto impacta en los rivales de la categoría, porque el Real Zaragoza siempre es y será mucho Real Zaragoza en el fútbol español, mucho más en esta Segunda División tan inhóspita para un club de este perfil, Fran Escribá, el entrenador, afronta el cambio de paso de septiembre con un reto principal, una vez visto que su restaurada plantilla tiene un algo grado de solvencia y un potencial aún por desarrollar en muchas facetas del juego. Ese imperativo gira en torno a la siempre difícil tarea de mezclar bien, convenientemente, a un gran número de futbolistas nuevos que han llegado de golpe a la plantilla para cambiarle la faz a un equipo que viene de un trienio negro. 

Lo mejor de estas tres primeras jornadas no es que el Real Zaragoza sea el primer clasificado, escapado del resto por su rendimiento impecable en cuanto a puntos y defensa de su portería, aún imbatida. Es mucho más relevante colegir, viendo el nivel y el talante del juego que ofrece el equipo -tanto ante el Villarreal B, como frente al Valladolid y el Tenerife este sábado último-, que todo tiene un amplio margen de mejora. Que está ganando por peso específico más que por regularidad en su planteamiento. Que sale adelante cada día por positivizar los pequeños detalles más que por dominar a los adversarios en las cuestiones mayores. El arte de ganar, a veces orfebrería en ligas como la Segunda española, ha de contar también con ese 'oficio' que, según se adivina, el nuevo Real Zaragoza ha contratado por parte de Juan Carlos Cordero para ayudar a los veteranos que han quedado (pocos) de estos últimos tiempos de carencias. 

Siete futbolistas nuevos de medio campo hacia arriba

Asumido tenía Fran Escribá y su cuerpo técnico que la faena de mayor hondura de las primeras semanas de esta temporada iba a gravitar sobre el ensamblaje de todo el sistema de creación y consumación de los goles en las porterías contrarias. Hasta 7 futbolistas nuevos (a expensas de lo que pueda surgir en los últimos cinco días de mercado) hay entre el medio campo y la delantera blanquilla: Aguado, Moya, Maikel Mesa, Valera, Bakis, Sergi Enrich y Manu Vallejo. Casi media plantilla.

Y jugar al fútbol no es asunto mecánico. Esto no consiste en cambiar una polea, poner otra y esperar que funcione de inmediato, desde el primer segundo, igual o mejor que la sustituida. Y donde dice polea, póngase tuerca, rodamiento, interruptor, llave de paso o rueda neumática. Al fútbol juegan las personas. Y ello implica muchos elementos y matices de carácter anímico, particular, intelectual, formativo, familiar y humanístico que han de entremezclarse entre ellas, en su día a día y, lo más importante, en los partidos, en el campo. Es eso que siempre se llamó compenetración. 

Decía Germán Valera en Tenerife, entrevistado al final del partido en la zona de prensa del estadio canario, que el equipo está aún en proceso de fábrica: "Cada vez estamos entendiendo mejor el juego, vamos acumulando partidos todo el equipo, juntos. Vamos sabiendo en que fase está cada partido para intentar sacar los 3 puntos", dijo el extremo murciano con un tiempo verbal andante, en marcha. El grupo no está aún cohesionado, le faltan horas de cocción. 

"Son los primeros partidos y es normal que cueste un poco entenderse. Cuando pasen varias jornadas nos encontraremos más cómodos, mucho mejor como equipo", asumió y remarcó Valera. De los siete nuevos jugadores con talante ofensivo, uno aún no ha debutado, el recién llegado Manu Vallejo. De los otros seis, el propio Valera y Sergi Enrich han participado muy poco, además de no haber hecho la pretemporada completa. 

Es el grandísimo reto de Escribá desde el liderato: convertir esta profunda remodelación del Real Zaragoza de medio campo en adelante en una orquesta afinada, un orfeón armónico donde cada individualidad (hasta siete) se complemente en positivo con las demás. Eso solo lo da el tiempo, los partidos. Y ha de ser con la liga en marcha, con fútbol de verdad. Esta vez, además, con la seguridad que da ser quien gobierna la clasificación de la categoría en solitario. Se dan todos los condicionantes para el éxito. En breve tiempo, si todo va según lo previsto, empezarán a llegar los goles de los delanteros. Y no han de ser pocos. 

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