Satisfacción máxima en el Real Zaragoza por el evento ante el Millonarios de Bogotá

Éxito absoluto. Enorme satisfacción la que se vive en el seno del Real Zaragoza horas después de la visita del Millonarios de Bogotá para disputar el Trofeo Ciudad de Zaragoza-Memorial Carlos Lapetra en su 51ª edición. Este evento, el partido de presentación tradicional durante infinidad de años por parte del cuadro zaragocista en los prolegómenos de la liga, recuperó en este 3 de agosto de 2023 el sabor y la sustancia de la que gozó en las primeras décadas de su vida (nació en 1971). 

Por un lado, asunto crucial, se valora muy positivamente la imagen y las hechuras que mostró el equipo que maneja Fran Escribá desde principios de julio y que, todo el mundo sabe, está aún inacabado en su remodelación masiva de plantilla, pese a que solo restan 8 días para el primer partido de la liga. Nada importa la derrota final por 1-2 ante los sudamericanos, mera anécdota en cualquier fase de pretemporada.

Y, por otra parte, en la sala de máquinas de la SAD se evalúa como un acierto enorme la decisión de traer al Millonarios desde Colombia para dotar al duelo de una categoría y relevancia de la que carecía desde que en 2009 el rival fue el Lazio de Roma italiano: el carácter de internacional que siempre tuvo, durante casi medio siglo, este histórico trofeo veraniego zaragozano. 

La presencia de alrededor de 4.000 seguidores colombianos en las gradas de La Romareda es la prueba mayor de la oportunidad de la programación de este choque amistoso. Llegados desde diferentes ciudades españolas, más allá de los que tienen fijada su residencia habitual en Zaragoza y Aragón, los hinchas cafeteros dieron un color especial, durante todo el día, en las horas previas al torneo y durante el desarrollo del partido, a este Memorial Lapetra. Además, el impulso manifestado por la afición zaragocista este verano, con un índice de alistamiento a la lista de abonados del club (por encima de los 26.000 ya a estas prematuras alturas de agosto) y un grado de ilusión por pelear por la zona alta de la clasificación cuatro años después de la última vez que eso ocurrió en esta dura travesía de ya 11 años en Segunda División, también derivó en que la presencia de zaragocistas en las tribunas fuese muy superior a cualquiera de las vividas en el trofeo de verano en los últimos 13 o 14 años, con el asumido lastre que suponen estas fechas vacacionales, donde muchos de los habituales estuvieron ausentes por hallarse en la playa, la montaña o en el pueblo, como es costumbre familiar indeleble en muchas familias cuando llega el octavo mes del año. En total, la entrada rozó los 16.000 espectadores, medio aforo del estadio. 

Que el Millonarios de Bogotá estuviera en La Romareda este jueves 3 de agosto de 2023 ha supuesto un esfuerzo económico importante, tanto para el Real Zaragoza como para el propio rival, cuya junta directiva preside el también consejero zaragocista Gustavo Serpa, cargo que ostenta desde que hace 14 meses se produjera el cambio accionarial en la entidad blanquilla y llegase la actual propiedad de inversores internacionales y heterogéneos que están trabajando por cambiar el rumbo del Real Zaragoza para llevarlo a Primera División en un plazo lo menor posible. Pero, a ojos de todos, ha merecido la pena este movimiento de sinergias empresariales. 

La jornada reunió a buena parte de los inversores zaragocistas en la ciudad aragonesa, incluido Joseph Oughourlian, el más difícil de ver por Zaragoza desde la composición del nuevo consejo. Este hecho, que solo la presencia del Millonarios colombiano (equipo del grupo empresarial que rige la sociedad anónima zaragocista) era capaz de promover, hizo emerger con esperanza, entre cualquier analista zaragocista, los últimos movimientos de la SAD relativos al pago de buena parte de la deuda del concurso de acreedores de 2011, a las ampliaciones de capital, al aumento del techo salarial futuro del equipo, al proyecto en marcha de reconstrucción del estadio... en definitiva, ese proceso de expansión y reflotamiento de un histórico equipo, el Real Zaragoza, que viene malherido desde los últimos coletazos del agapitismo que lo llevó a las puertas de la muerte y la disolución en 2014. También en este aspecto societario, este evento frente al Millonarios de Bogotá generó vibraciones diferentes a las sentidas en el entorno del club en la última década y media.

Los cimientos de la temporada 23-24, por lo tanto, siguen fraguándose, en todos sus círculos concéntricos de la gestión, de la mejor manera que se pudiera plantear cuando acabó en mayo la pasada liga, la del estreno de los nuevos dueños del Real Zaragoza, que manejaron la herencia deportiva del pasado reciente como pudieron, que no fue con buena clasificación y sí con el sufrimiento propio de un equipo insuficiente para competir con decoro en la división de plata española. A falta del redondeo de la plantilla (al mercado le restan aún 27 días de ventanillas abiertas) y de observar cómo arranca el equipo las primeras tres jornadas que tendrán lugar en agosto, el día a día del verano genera optimismo generalizado. El eslabón del trofeo veraniego con la presencia del Millonarios fue otro brillo más en la cadena de decisiones e iniciativas que el nuevo Real Zaragoza está llevando a cabo desde el inicio de junio.