Hubo un tiempo en el Real Zaragoza en el que el gol constituía un asunto y una responsabilidad, prácticamente, exclusiva de Giuliano Simeone. Aunque el delantero argentino no se ha construido una tarjeta anotadora de grandes cifras o propias de un goleador serial; sus tantos (9) durante la temporada ha servido de referencia más apreciable y reconocible en un equipo en el que no ha abundado la eficacia ofensiva, en buena parte por esa misma dependencia de los goles del ‘Cholito’ y su excesiva soledad en la materia.

Sin embargo, esto ha cambiado en los últimos meses. Al Zaragoza se le ha observado en ciertos tramos del año carencias en el suministro anotador de sus hombres de segunda línea. Una brigada de futbolistas que siempre debe complementar el aporte de los delanteros de referencia. Conforme el equipo ha crecido en fútbol, rendimiento y fiabilidad, esos hombres han aflorado. En este sentido, ha influido la propia dinámica del Real Zaragoza: su crecimiento en la producción atacante, su mejora de los engranajes ofensivos, ciertos principios tácticos instaurados por Fran Escribá… Pero también lo ha impulsado el impacto de algunos futbolistas. Son especiales los casos de Bebé y Sergio Bermejo. El fichaje del portugués y la evolución del madrileño han expandido el gol en el Real Zaragoza y han afilado la segunda línea del equipo, una zona que ahora sí opera con determinación, influencia, productividad y significación en el marco de juego del conjunto aragonés.

 CARLA CORTES - LOF

El gol marcado por Sergio Bermejo en Oviedo después de una secuencia de fútbol cristalino, talentoso y desequilibrante supone el tercero firmado en apenas un mes, el cuarto de una temporada en la que también ha repartido cuatro asistencias y se ha encontrado tres veces con la madera. Es el mejor curso en números del mediapunta madrileño, participando en 8 tantos. Bermejo, después de un periodo apagado debido a la lesión sufrida en Leganés el pasado diciembre y varios partidos con cierta atonía física y creativa, marcó un punto de inflexión con su gol al Levante el 30 de marzo. 

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Desde ahí, ha descrito un crecimiento constante y evidente, inyectando en su fútbol la concreción, precisión y continuidad que tanto se le ha cuestionado. Una asistencia a Gámez contra el Granada y un gol al Racing impulsaron su rendimiento, más afinado y resolutivo en este tramo final de la temporada, hasta llegar al gol al Oviedo tras notorios partidos también contra Eibar y Las Palmas.

Este despertar de Bermejo se ha completado con el impacto de Bebé en el caudal goleador del Zaragoza. Desde su llegada al club en las horas finales del mercado de enero; el equipo ha marcado 16 goles. Once de ellos se los has repartido él (4), Giuliano (4) y el mencionado Bermejo (3).

Con su fútbol autárquico y codicioso, Bebé se ha convertido en una palanca clave en la mejora del equipo. Su brújula siempre apunta a la portería rival, y esa confianza en sus recursos propios ha elevando la capacidad ofensiva del Zaragoza: cuatro goles y una asistencia (a Giuliano, contra Las Palmas) son los créditos de un jugador que ha multiplicado la amenaza y que condiciona el comportamiento defensivo rival. Bebé es un jugador muy particular, pero muy necesario en un Zaragoza de mínimos ofensivos hasta hace apenas tres meses.

Él y Bermejo le han abierto al equipo vías de gol inexistentes hasta entonces, más allá de aquello que Giuliano Simeone pudiera encontrar o fabricarse.