Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

Empate y gracias

Real Zaragoza-Albacete, en imágenes.
Real Zaragoza-Albacete, en imágenes.
Guillermo Mestre

Un empate en casa no suele ser gran cosa; si es ante un recién ascendido, menos todavía. Sin embargo, el Real Zaragoza puede dar por buenas las tablas que ha rascado este domingo contra el Albacete. Empate y gracias. Cada equipo se llevó un punto, pero las sensaciones que dejaron uno y otro fueron bastante distintas. Muchos en La Romareda miraron al Albacete con cierta envidia. Se vio un equipo con una idea clara de juego. Alegre, rápido, directo y hasta ingenioso cuando pasaba el centro del campo. Tuvo las mejores ocasiones de gol y las mejores ideas con el balón en los pies. Su ritmo de balón subía revoluciones en el campo rival y sus centrocampistas pisaban el área con alegría.

El Real Zaragoza, mientras, jugó al tran-tran que nos tiene acostumbrados. Pape Gueye tuvo una nueva ocasión para demostrar los motivos por los que viste la camiseta del Real Zaragoza. Puso ganas, pero sus argumentos siguen sin ser convincentes. Es cierto que en el área no le llegaron balones en condiciones, y así es difícil que modifique ese enorme rosco que ocupa su casillero de goles marcados. Pero de él también se esperan otras cosas, como que aguante un balón (al menos uno) de espaldas a la portería y lo devuelva a un compañero para que el equipo se estire.

También es verdad que poner el foco permanentemente en el senegalés quizá no sea del todo justo. Que hay otros jugadores de los que se esperaba –y se espera– bastante más de lo que se está viendo esta temporada. De todo tiene que tomar nota Juan Carlos Cordero para diseñar el próximo Zaragoza. Mientras tanto, al actual solo le queda sumar lo antes posible los puntos necesarios para mantener la categoría.

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