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Francho toma el mando del Real Zaragoza

El centrocampista aragonés es el único futbolista de la plantilla que ha jugado en todos los partidos de Fran Escribá. Su crecimiento en el doble pivote le ha convertido en una figura clave en el esquema de juego del equipo

Imágenes del derbi aragonés: Real Zaragoza-SD Huesca.
Imágenes del derbi aragonés: Real Zaragoza-SD Huesca.
Toni Galán

Apenas llevaba un par de minutos sobre el césped de El Plantío, ya en el zarandeo final del partido, y Francho Serrano arreó una de esas carreras profundas en la que la pelota se pone a toda velocidad entre sus pies, impulsando un contragolpe definitivo al que Gámez le dio el último pase y Atienza en propia puerta le metió el gol al Zaragoza. Un gol que pareció el de un triunfo que solo se esfumó otro par de minutos después cuando el Burgos empató.

Aquella carrera intrépida y fulminante de Francho en tierras castellanas en el segundo partido liguero de Fran Escribá en el Zaragoza terminó por abrirle los ojos al técnico, convencido de que ese jugador, suplente en sus primeros pasos como técnico del club aragonés, guardaba muchas de las cualidades que él admira y defiende en sus centrocampistas.

Desde entonces, Francho, de 21 años, ya no ha salido de los planes titulares de Escribá: suma diez jornadas consecutivas en el once –quien más de todo el equipo– y es el único futbolista de la plantilla que ha jugado en todos los partidos con el preparador valenciano al frente del equipo: 12 de liga y el copero contra el Diocesano.

Francho se ha afianzado como la clave de bóveda del modelo de Escribá. Su futbolista contextual. Aquel cuyas características marcan el estilo y la propuesta del fútbol del Zaragoza. Pero no fue así desde el principio. Francho arrancó de suplente con el valenciano en sus dos primeros encuentros, frente al Málaga y el mencionado de Burgos, donde salió a cinco minutos del final. Parecía seguir así la línea incierta y gris a la que le había conducido Juan Carlos Carcedo, quien nunca lo consolidó en sus planes como un futbolista preferente y quien incluso lo gestionó para funciones y posiciones que poco tienen que ver con la naturaleza de Francho.

Sin embargo, en esas primeras decisiones de Escribá, había una razón. El técnico ya las ha desvelado: era un chico, al contrario que otros como Francés, Azón o Bermejo, al que tenía fuera del radar. No lo conocía lo suficiente, hasta que el paso de los días, de los entrenamientos y de esas primeras apariciones en los partidos fueron descorriendo el velo y a Escribá comenzó a entrarle Francho por la vista y a llenarle el paladar. "Me ha ganado, tiene un esfuerzo tremendo, llegada y juego, es completísimo y mejorará. Donde lo pongas lo hará bien", elogió el entrenador al canterano tras el partido contra la SD Huesca en el que marcó un gol.

Ideal para Escribá

Con el paso de las semanas, la relevancia de Francho se ha expendido. Incluso el técnico le ha empleado abierto a banda, como extremo. Es inamovible en el centro del campo, zona a la que Escribá concede rasgos propios. En su Zaragoza, no es un sector de creación, sino más bien de paso. El técnico no quiere un doble pivote que aglutine juego, que condense altos índices de posesión o que tenga un elevado peso en la construcción ofensiva. Opta, más bien, por un mediocampo con futbolistas de perfiles semejantes, pero sincronizados, en el que uno vigile las pérdidas y el otro se suelte arriba.

Que sean jugadores completos, con esfuerzo y buenos recursos físicos, centrocampistas mixtos, de largos recorridos y mucho radio de acción, bien capacitados para la transición, y de fútbol sencillo y claro, pero sobre todo vertical y progresivo. Futbolistas que conduzcan la pelota más que la hagan circular. Ese papel de medio con libertades ofensivas lo cumple Francho, quien ha tomado el mando del equipo engranando las fases del juego y las líneas del equipo, como una correa de transmisión que va suministrando energía, ritmo y movimiento al juego. Ese dinamismo con y sin la pelota hace latir y respirar al Zaragoza, especialmente, en el sector derecho, donde el equipo procura concentrar su juego de ataque.

No siempre Francho fue este tipo de centrocampista poliédrico y territorial. En sus orígenes, su fútbol se anunciaba más posicional, como un mediocentro puro, de gestión de la pelota y de comportamiento más zonal. Pero, conforme fue ganando partidos profesionales y madurez, su perfil se ha ido ampliando, puliendo y definiendo hasta el futbolista que es hoy. Podemos ya hablar de un mediocentro completo de calidad, aseado y astuto con la pelota, pero también muy agresivo e inteligente sin ella, sobre todo, a la hora de detectar los espacios libres y correr a ellos. Porque Francho también es un jugador rápido, y rápido, además, conduciendo la pelota. Por eso es uno de los mejores lanzadores de contragolpes de la categoría. Se vio en Andorra como se vio en Burgos y en varios partidos de la pasada temporada. Francho corre y hace correr al equipo.

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