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Nueve mediocentros para solo dos puestos

El Real Zaragoza espera resolver durante el mercado invernal el superávit en la demarcación. Tras la incorporación de Alarcón, otros como Petrovic, Molina o Igbekeme están llamados a salir. 

Presentación de Alarcón como nuevo jugador del Real Zaragoza, junto a Raúl Sanllehí
Presentación de Alarcón como nuevo jugador del Real Zaragoza, junto a Raúl Sanllehí
Ruben Losada/FotografiArte

Si hay un puesto en el Real Zaragoza que acusa el exceso de futbolistas es el de mediocentro. Con las llegadas de Tomás Alarcón y James Igbekeme, a la espera de conocer si este último acaba entrando en los planes de Fran Escribá, la plantilla zaragocista cuenta con nueve jugadores específicos para este puesto. El club espera resolver la situación próximamente, dando salida a alguno de los nombres que considera prescindibles, pero todo hace indicar que este excedente en la demarcación se mantendrá en el regreso de la competición.

El plantel venía descompensado de serie. Mediocampistas como Radosav Petrovic permanecieron contra todo pronóstico en verano, pero es ahora cuando, por distintos motivos, se ha magnificado el superávit en el puesto.

Hasta comienzos de noviembre, antes del despido de Juan Carlos Carcedo, el Real Zaragoza jugaba con un sistema 4-2-3-1 (mutable en 4-3-3 en función de las circunstancias del partido y del rival) que acumulaba un mayor número de centrocampistas por los pasillos centrales; pero esto cambió con la llegada de Escribá y su esquema 4-4-2 con con doble pivote y falsos extremos.

Si antes se podían juntar en un mismo partido hasta cuatro hombres interiores, ahora la realidad es distinta. Aunque Escribá ha llegado a utilizar a Eugeni Valderrama o Francho Serrano por banda, es consciente de que va contra de sus condiciones.

Al igual que Manu Molina, Jaume Grau, Alberto Zapater y los recién llegados (Alarcón e Igbekeme), el hábitat idóneo para estos dos jugadores en un 4-4-2 está en el centro. E incluso Valentín Vada, a pesar de su capacidad para deslizarse hacia dentro desde la banda, podría actuar en el doble pivote, en la posición que el Real Zaragoza necesita despejar hacia la segunda vuelta.

Petrovic, cuya ficha es una de las más elevadas (supera los 500.000 euros) sigue estando en la rampa de salida, pero la entidad a día de hoy no cuenta con ofertas interesantes para un futbolista que apenas ha disputado 238 minutos de liga, repartidos en nueve compromisos, y que además quedó marcado para Escribá tras su ser sancionado ante el Burgos.

Otro que tiene muchas opciones de salir es Igbekeme. Tras finalizar su periodo de cesión en el Columbus Crew (Estados Unidos) sin haber tenido demasiado protagonismo, el nigeriano lleva tres días entrenando a las órdenes de Fran Escribá, pero siendo consciente de que tiene bastante complicado quedarse.

Ni siquiera Manu Molina tiene asegurada su continuidad. El onubense ha sido uno de los grandes perjudicados de la llegada de Escribá al banquillo, desapareciendo de las alineaciones titulares, y el club estaría dispuesto a atender propuestas por él.

Solo así, a través de la marcha de piezas accesorias, se podrán acometer durante este mercado de invierno los retoques que requiere la plantilla, esos retoques encaminados a mejorar la idea implantada por el preparador valenciano.

A los referidos centrocampistas que llevan colgado el cartel de prescindible, habría que sumar los nombres de Dani Lasure, Jairo Quinteros, Álvaro Ratón o Carlos Vigaray, todos ellos futbolistas de escasa relevancia durante la primera vuelta de competición y a los que les vendría bien sumar minutos lejos de La Romareda.

Gueye continúa en Senegal

Y no muy distinta es la situación de Pape Gueye, pero, considerando sus emolumentos y su rendimiento, parece más complicado que se pueda cortar el contrato de cesión que existe con el Oostende de Bélgica.

El delantero senegalés sigue en su país tratando de solventar las gestiones para que su Gobierno le prorrogue el contrato de trabajo, y este jueves se ausentó de la sesión de entrenamiento matinal dirigida por Escribá.

Tampoco se entrenaron al mismo ritmo que sus compañeros Lasure, Vada y Bermejo, quienes siguen recuperándose de sus distintas dolencias.

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