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Eugeni firmó el pase de más calidad de la temporada
En el gol de Bermejo que supuso la victoria ante el Ibiza por 2-1 en el minuto 91, la acción previa del centrocampista tarraconense fue providencial y cargada de categoría futbolística, algo inusual últimamente.

En la consecución de los goles suele haber siempre dos copartícipes ineludibles: el pasador y el rematador. Solo quedan fuera de esta ecuación los tantos que llegan de acciones individuales, cada vez más rara avis en el fútbol mecánico y cibernético que impera. La gloria es superior siempre para quien empuja la pelota a la red. Pero, desde hace un tiempo, por derivación e influencia de los conceptos del baloncesto, el asistente (denominación clonada de ese argot de la canasta), el autor del pase también tiene su foto, su premio moral, su reseña estadística, su epígrafe en los currículums que manejan los apoderados.
Pues bien, el sábado en La Romareda frente al Ibiza se vio el mejor pase de lo que va de temporada en las filas zaragocistas. Fue el que le dio Eugeni Valderrama al goleador del 2-1, Bermejo. Las letras de oro de esa acción las tendrá siempre este segundo, que fue el que empujó la pelota adentro del marco ibicenco. En las enciclopedias, solo quedará el nombre de Bermejo, con su parte alícuota de merecimiento, más allá de que en este caso su remate fuese en semifallo, cayéndose, impactando con la izquierda, mal, rebotándole en su propia bota derecha en tal escorzo, marro que ayudó a despistar al portero Fuzato y a colocar la pelota de manera inalcanzable para él.
Pero medio gol, si no más, llevó los genes futbolísticos de Eugeni. Corrió a recoger el rechace del portero balear tras un disparo de Gámez desde fuera del área. Controló dentro del área e hizo lo que en tiempos era moneda común en los grandes ‘Zaragozas’ de la historia y, ahora, es una anomalía que obliga a reseñas como esta: levantó la cabeza, pensó, no se puso ni una décima de segundo nervioso y dio el pase raso, cruzando toda el área entre piernas, al sitio preciso. Mirando. Con calidad. No al tuntún. No centrando a ver lo que sale, como es hábito hace demasiado tiempo.