Iván Azón fue este domingo el protagonista del suave entrenamiento pos partido de la plantilla del Real Zaragoza. El delantero centro aragonés, lesionado desde hace siete semanas (desde el 15 de octubre), ha vuelto a pisar el césped y a completar una parte -no toda la sesión- de los ejercicios programados por el cuerpo técnico con los jugadores que no jugaron minutos o lo hicieron brevemente el sábado frente al Ibiza. 

Por fin ha dejado de trabajar solo en el gimnasio a consecuencia de la rotura en el bíceps femoral del muslo derecho que sufrió al final del partido ante el Villarreal B en La Romareda al final de las fiestas del Pilar y que ha tenido una recuperación bastante más lenta de la prevista en un principio.

Azón no viajará a Albacete en la tarde de este lunes, obviamente (hay jornada intersemanal, con partido del Real Zaragoza en el Carlos Belmonte el martes a las 21.00). Y es dudoso que pueda llegar apto al duelo del sábado ante el Huesca en La Romareda. Pero, progresivamente, ya está encarando la recta final hacia su reaparición. Azón está inmerso en la segunda lesión importante de la temporada, un mal fario que lo ha dejado fuera del equipo la mayor parte del tiempo. Al principio, en agosto, tras un traumatismo en la rodilla derecha, el ariete canterano padeció un edema óseo en la articulación que le impidió jugar hasta mitad de septiembre. Por ello su aportación, que estaba diseñada como de primer orden en las labores anotadas y generadoras de goles, ha quedado casi diluida en esta primera vuelta. 

Después de estos dos partidos consecutivos ante Albacete y Huesca, solo restará uno más para acabar el año natural y, paralelamente, la primera vuelta de la liga: el lunes 19 de diciembre en Butarque, contra el Leganés. Ahí debería estar ya apto Azón, que contará con el parón navideño como aliado para terminar de recuperar la forma física.