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El segundo milagro de Jim al frente del Real Zaragoza

Que un equipo que solo ha marcado 33 goles esté a salvo a tres jornadas para el final con 49 puntos es tan prodigioso como la salvación de la pasada liga.

Jim habla sobre el césped con sus jugadores, en presencia del cuerpo técnico.
Jim habla sobre el césped con sus jugadores, en presencia del cuerpo técnico.
José Miguel Marco

Bien mirado, con la mayor asepsia posible que se aleje de filias y fobias, que el Real Zaragoza actual llegue salvado matemáticamente a falta de tres jornadas es un prodigio. Entre otras, por una razón fundamental: este equipo solo ha marcado 33 goles en 39 jornadas, el que menos de los 22 de la categoría.

Que, con esa escasísima capacidad anotadora, Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ haya sido capaz de transformar esta escueta materia y manufacturar 49 puntos a estas alturas es digno de ser catalogado como su segundo milagro al frente del Real Zaragoza. Jim, si se marcha dentro de dos semanas de la entidad ante la llegada de la nueva propiedad, se ha ganado el apelativo eterno de ‘El Milagrero’ para la posteridad, costumbre que el pueblo español tuvo con sus reyes durante siglos en virtud de sus dotes, carencias, acciones o inacciones, que de todo hubo.

En cualquier vademecum futbolístico, el hecho de que un equipo lleve 33 goles en la jornada 39ª (hoy es el partido de la 40ª y antepenúltima) es sinónimo innegociable de pisar puestos de descenso, de estar muy abajo en la clasificación, tal vez hundido en la miseria más absoluta de la categoría que sea. Hay que tener salero para, con semejante producción ofensiva, indigna de un equipo como el Real Zaragoza, mantener vivo a ese grupo y eludir la catástrofe. Y, claro está, tener también ese punto de fortuna que el Zaragoza ha encontrado este año con un formato de liga en el que, muy tempranamente, hubo cuatro rivales (los que ocupan las plazas de descenso fuera del fútbol profesional, ahora no ya la Segunda B sino la denominada Primera RFEF) que se descolgaron e hicieron vivir como nunca –de cómodo y sin la presión habitual y natural– al quinto por la cola, al sexto, al séptimo (ese fue el hábital natural del Zaragoza durante siete meses y medio), circunstancia que prácticamente ha seguido activada hasta este esprint final del torneo, en el que la reacción final de la Real Sociedad B y el Amorebieta ya no pilla al equipo aragonés en terreno inundable y con riesgo de morir ahogado in extremis.

Jim lo sacó de ahí hace dos meses a base de aquilatar al máximo el valor de cada gol que anotaba su equipo. Un gol en este Zaragoza (y van ya dos años seguidos, algo digno de estudio incluso psicológico o humanístico) es rara avis. Consumar la suerte del gol en este equipo, desde 2020, es faena merecedora del Premio Nobel para su autor y colaboradores. Porque es algo cercano a la cuadratura del círculo, o a las labores de traslado de los bloques al Machu Picchu, o a la construcción completa de la Gran Muralla China.

El año y medio de Jim al frente del banquillo zaragocista va a ser para él un ejercicio de funambulismo con los ojos cerrados, cruzando las Cataratas del Niágara sobre el cable... a la carrera y sin caerse. Habrá dirigido al Real Zaragoza más romo, con menos pólvora y menos imaginación creativa en 90 años de historia. Y eso contando con que el primer tramo, el del año pasado, el componente humano del vestuario tenía la base en la anterior dirección deportiva (solo se añadió en ataque a Alegría, tras su llegada en diciembre); pero el segundo, el más largo, el de esta liga completa que ya acaba, fue construido por su mentor, Miguel Torrecilla, lo cual envuelve en mayor dolor personal el vía crucis que está padeciendo Jim como sujeto paciente de una verdadera faena. Esto no se le hace a un amigo.

Jim ha salvado a un equipo que, a la espera de lo que suceda en las tres últimas jornadas, acumula 14 duelos quedándose a cero, sin ver puerta. Que solo anotó una diana en otros 16 partidos (ya salen, así, en binario, 30 jornadas). Que tiene un pichichi particular, Azón, con apenas seis goles en su credencial, anotados todos en las últimas ocho semanas. Que solo ha marcado tres con la cabeza... Un sinfín de datos terribles alrededor de la carencia de gol.

Ojalá jamás nadie tenga que afrontar el hecho de igualar el reto de Jim este año con su delantera. Porque, con 33 goles a estas alturas, lo normal será entonces lo que ahora no ha sucedido. De milagro. Con reincidencia de Jim.

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