REAL ZARAGOZA

El punto de Tenerife tiene su renta para el Real Zaragoza

La derrota de la Ponferradina, sobrepasada por el Oviedo, deja la 6ª plaza a 7 puntos de los 44 que suma el Real Zaragoza. 

Jim, con sus ayudantes Javi Suárez y Juanma Guerrero, miran datos en un entrenamiento.
Jim, con sus ayudantes Javi Suárez y Juanma Guerrero, miran datos en un entrenamiento.
Oliver Duch

El punto obtenido por el Real Zaragoza este pasado sábado en Tenerife, dentro de la sensación general de que resultó escaso botín para los méritos de los jugadores de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’, tiene su renta positiva en el balance de esta 34ª jornada de liga que concluirá en la noche de este lunes con el Leganés-Fuenlabrada: la promoción de ascenso está un punto más cerca para los blanquillos. De ocho que distaba al inicio de esta estación liguera pasa a siete a consecuencia de la nueva derrota de la Ponferradina, que incluso pierde la sexta plaza y se la cede al Oviedo, la nueva referencia para los aspirantes a ese puesto.

Esta es la lectura más favorable de la 17ª igualada de los zaragocistas en lo que va de torneo. La adición lenta de los empates, si los demás interesados en algún objetivo o hito a seguir pierden, supone un leve impulso en las apreciaciones algebraicas de la clasificación. Y como desde que el Girona decidió ganarlo todo y auparse a lo más alto, hace ya tres semanas, la Ponferradina recogió su testigo como sexto y termómetro de situación respecto de los ‘play off’, que Las Palmas le venciese ayer 1-2 en El Toralín mejoró algo las coordenadas de navegación del Zaragoza en la zona media-baja de la tabla.

Porque los de Jim siguen en el puesto 13º con 44 puntos y, si en el cierre del lunes gana el Leganés, descenderán incluso al 14º. Esta paradoja no riñe con que se descuente un punto al sexto. Son dos hechos compatibles. Es la derivada de que se existe un pelotón numeroso de opositores a ese ansiado sexto puesto en el que los zaragocistas no parten de cara a las últimas ocho jornadas que restan para acabar la temporada en el mejor lugar.

No se trata, pues, de una pugna directa del Real Zaragoza con el Oviedo (hoy sexto con 51 puntos, rival a alcanzar) en una contrarreloj de ocho jornadas decisivas, con solo 24 puntos por lo tanto en disputa. Para ello, el equipo zaragozano debería ser ahora el séptimo y, por ende, depender de si mismo en ese mano a mano.

No es así. Para que el Zaragoza se pueda plantear –lo hace, según se conversó ayer por la mañana en el aeropuerto de Tenerife al regreso de Canarias tanto con el cuerpo técnico como con algún jugador– la opción de restarle siete puntos a los ovetenses de aquí al 30 de mayo han de desbancar a unos cuantos mas que caminan por delante y tienen más corto el tiro de la promoción.

Si perdió la Ponferradina y eso fue bueno, ese mismo resultado tuvo su revés simultáneo. El que ganó fue Las Palmas, que tiene 50 puntos y una pinta excelente entre sus sobresalientes individualidades ahora que llega la hora de la verdad. El Zaragoza tiene seis puntos que limar a los canarios. Y siete a la propia Ponferradina, que ahí sigue.

Dar caza al Oviedo, Las Palmas y Ponfe requiere de, al menos, tres partidos de margen respecto del punto de partida de los zaragocistas... y quedan ocho. Y, además, entremedias siguen estando el Burgos y el Cartagena, con 46 puntos (dos más que los de Jim), el Huesca (con uno más) y el Ibiza, en igualdad pero con mejor ‘golaverage’. El Leganés tiene hoy la oportunidad de sobrepasar también a los blanquillos en un punto. La desventaja es múltiple.

Es decir, lo del sexto puesto para el Real Zaragoza debería ser una carambola perfecta   a ocho bandas, como mínimo. Tendrían que bordarlo los de Jim y que fallasen, respecto del punto de partida de este momento concreto de la competición... hasta ocho rivales. Que estas cuentas matemáticas, a las que se aferraba Alberto Zapater, el capitán, a mitad de la semana pasada para dotar de sustancia este tramo final de la liga que tiene al Zaragoza varado en tierra de nadie, puedan tener algún sostén real pasaría, asimismo, porque de las muchas victorias que los de Jim requieren (se estima que al menos seis de los ocho duelos que restan), unas de ellas tuvieran lugar obligatoriamente ante el Oviedo en el Tartiere, en El Alcoraz de Huesca y ante el Burgos en La Romareda. Y, claro está, olvidarse ya de más empates. Si, observando el nivel de juego y regularidad en su solvencia del equipo blanquillo y, sobre todo, su déficit de gol aún se considera esto posible, el diagnóstico es digno de aplauso por meritorio, por fe ciega. Solo el devenir de los partidos irá dotando o no de razones estas elucubraciones sobre la realidad.

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